CHICAGO - Fue algo así como Anatoly Karpov contra Magnus Carlsen, excepto con 42.000 genios del ajedrez expectantes a cada movimiento. Esto es lo que en realidad pasó en el Wrigley Field en una alocada noche de sábado:
Fue el veterano Joe Maddon, Gran Maestro de octubre, contra Dave Roberts, el nuevo estratega en el bloque de postemporada, durante el Juego 1 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Ellos movieron cada pieza alrededor del tablero de ajedrez de Wrigley.
Y puesto que el marcador concluyó con la ventaja de los Cachorros de ocho carreras por cuatro sobre los Dodgers, los dioses del béisbol, sin duda, anularon a los dioses del ajedrez y declararon a Maddon el "ganador" del febril duelo. Pero, ¿el manager ganador realmente superó tácticamente al manager derrotado? Incluso Maddon no estuvo muy seguro.
"Ahora qué", dijo sonriendo Maddon al salir de la sala de entrevistas después del partido, "fue algo loco".
Pero antes de entrar en lo loco -el sorprendente reemplazo de un as abridor, dos bases por bolas intencionales, los 10 relevistas que se presentaron en el montículo y mucho, mucho más- necesitamos interponer este importante anuncio:
Esto, señoras y caballeros, fue sólo el comienzo. Lo que tenemos aquí, en esta serie de campeonato, es a dos managers que ya han demostrado que ellos no creen que existe tal cosa como la gestión "normal". Especialmente en esta época del año.
Así que si siempre has querido ver hasta qué punto puede invertirse un partido de béisbol cuando dos audaces, creativos, directores no cejan en su empeño de ganar, entonces vas a encontrar la próxima semana bastante impresionante.
Y si no lo haces así, no puedes decir que no te lo advertimos.
Pero ahora de nuevo a la andanada de movimientos estratégicos que dejó este juego. Si ellos hicieron que tu cabeza doliera, puedes tomar consuelo en esto: no estuvieron solos. El receptor de los Cachorros, David Ross, admitió que su cabeza le latía, también, mientras las maniobras de las últimas entradas seguían llegando. "Yo no sabía si era porque yo estaba pensando, junto con Joe", bromeó Ross, "o por un par de pelotazos de foul a la máscara".
Al final, los Cachorros ganaron este juego porque Miguel Montero salió de la banca y tuvo un momento a lo Matt Stairs, conectando para la victoria, en la octava entrada, un grand slam. En un conteo de 0-2, naturalmente. El lanzamiento fue tirado por el relevista Joe Blanton, un tipo que no había permitido un grand slam en más de seis años.
Pero hasta el momento en que Montero giró su bate y todo cambió, los aficionados al ajedrez en el Wrigley estaban empezando claramente a preguntarse si esta vez, por una vez, Maddon se había equivocado e iba camino a una derrota después de tener una ventaja importante.
Así que vayamos a través de los movimientos de Maddon que enviaron este juego en espiral a una dirección no deseada. Todo comenzó con su decisión de sustituir con un emergente a su abridor, Jon Lester, con dos outs en la sexta entrada y un corredor en segunda.
Lester tenía una ventaja de 3-1 en ese momento, había lanzado sólo 77 lanzamientos y había permitido solamente un cuadrangular, ayudado por el viento, del bateador emergente Andre Ethier en la parte superior de la sexta. Incluso Lester hizo obvio, tanto en el momento y después de esto, que no era un gran fan de salir del juego. Pero Maddon defendió su decisión a "gritos".
Explicó que tuvo la oportunidad de agregar una ventaja de dos carreras. Sabía que podía manipular a su bullpen para obligar a los Dodgers a quemar su banco. Y, sobre todo, que no creía que Lester estaba lanzando tan bien como aparentaba.
"Si Jon estuviera en la cima de su juego, puede que no lo hubiera hecho", remarcó Maddon. "Pero no creo que tuvo su mejor noche".
Ahora si sólo el emergente Jorge Soler hubiera producido aunque sea una carrera y si el bullpen de los Cachorros hubiera cerrado tan limpiamente como Maddon previó, no estaríamos escarbando en lo que sucedió después. Pero esa no fue la forma en que funcionó en la vida real, naturalmente.
En su lugar, Maddon encontró un desfile del bullpen, con cinco relevistas diferentes en dirección a la lomita en la séptima y octava entradas. Eso era, fundamentalmente, lo que tenía en mente hasta que Mike Montgomery y Pedro Strop fueron y llenaron las bases en la octava entrada. Sin outs.
Así que eso forzó a Maddon a un movimiento que no quería hacer -llamar a su cerrador, Aroldis Chapman para tratar de con su recta de tres dígitos salir del lío- pero "no tuve otra opción", subrayó el manager. Y eso fue especialmente cierto, dijo, porque Corey Seager estaba entrando a batear. Y "no quiero que nadie se enfrente a él, excepto Aroldis", remarcó Maddon. "Eso se estableció desde el principio".
Todo estaba funcionando bien cuando Chapman ponchó a Seager para el primer out, y a continuación lanzó una bola de humo a 103 millas por hora para ponchar a Yasiel Puig para el segundo out. Pero cuando Chapman intentó lanzar su oncena bola rápida consecutiva en la entrada ante Adrián González, el mexicano le conectó sencillo remolcando las dos carreras que decretaron el empate -fue el primer sencillo sobre una recta de o superior a las 100mph que conecta como jugador de Dodgers.
Fue la segunda vez en esta postemporada que Maddon ha tratado de traer a Chapman en la octava entrada - y todo lo que él ha conseguido es desperdiciar dos salvamentos. Sin embargo, el gerente dijo que va a hacerlo de nuevo si tiene que hacerlo. Y recordó que debido a que Chapman está muy bien podría tener que hacerlo.
"Porque no funcionó no significa que estuvo mal", indicó Maddon.
Es posible que desees leer esas palabras otra vez. ¿Por qué? Porque casi todos los managers de la historia han tenido que pronunciarlas -si no es para los medios de comunicación, entonces son para ellos mismos- en algún momento de su vida. Es el único camino a la cordura en su gestión.
Pero en este caso, era difícil no dar vuelta de nuevo a la decisión de extraer a Lester, debido a que la movida dio lugar a otros cinco movimientos, lo que llevó a un empate y provocó mucho nerviosismo en Wrigley.
Excepto a continuación, fue el turno del otro manager para empezar a girar la rueda de la ruleta. Así que ahora vamos a entrenar este microscopio sobre Dave Roberts.
Un doblete de Ben Zobrist en la parte baja de la octava consiguió alborotar las ondas cerebrales de Roberts. Y la oportunidad de anticiparse surgió de nuevo.
En primer lugar, con Zobrist en segunda y un out, Roberts optó por darle boleto intencional a Jason Heyward, él ha promediado .230 la temporada, .224 con hombres en posición de anotar y .133 de porcentaje en la postemporada -para hacer frente al incombustible Javier Báez (de 19-8 en la postemporada en ese punto).
"Obviamente, en esa situación", Roberts señaló después, "tienes que caminar a Heyward, con la base desocupada".
¿Obviamente? Digamos que no pareció tan obvio para las masas. Pero lo que sea. Funcionó, cuando Blanton dominó a Báez con elevado a lo corto del jardín derecho para el segundo out.
Pero Maddon luego fue a su banco de nuevo y envió el zurdo Chris Coghlan a batear por Ross. Y con Chapman en el círculo de espera, Roberts hizo algo que sólo otros tres managers han hecho en cualquier juego de postemporada en los últimos 60 años. Pasó intencionalmente a Coghlan -CON PRIMERA Y SEGUNDA BASE OCUPADAS- para llenar las bases.
De acuerdo con el Elias Sports Bureau, eso había pasado sólo otras tres veces desde que las bases intencionales fueron registradas oficialmente en 1955: Los Filis caminaron a Buster Posey en esa situación en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional en 2010. Tony La Russa y los Cardenales hicieron lo mismo con Damian Miller en la serie divisional de 2001. Y, el más famoso, Bobby Cox tuvo a Steve Avery boleando a Bernie Williams en la 10ª entrada del Juego 4 de la Serie Mundial de 1996, justo antes de que Avery transfiriera involuntariamente a Wade Boggs para que entrara de manera forzada la carrera de la victoria.
Cuando le preguntaron si podía ver este boleto intencional a Coghlan viniendo de su excelente visión en la segunda base, Zobrist respondió con franqueza: "No, y no creo que ellos (los Dodgers) hicieron bien".
Pero Roberts fue firme en que valió la pena, porque sabía que significaría que los Cachorros iban a tener que sacar a Chapman fuera del juego. Teniendo en cuenta los bateadores zurdos que entraban en turno en la novena entrada, Roberts dijo que él "no quería esos enfrentamientos".
"A medida que el partido estaba igualado, estás tratando de encontrar una manera de ganar", dijo Roberts. "¿Y cuál es la mejor manera de ganar ese juego? Es sacarlo del juego. Sentí que si hacíamos eso, entonces el juego era nuestro".
Excepto, tal como lo conocemos ahora, este juego no fue de ellos. El pitcher zurdo Grant Dayton estaba listo. Pero Roberts dejó al lanzador derecho, Blanton, en el juego para hacer frente al zurdo Montero. Y, bueno
Montero agarró una slider que se quedó colgada, para pegar el primer grand slam como emergente en un partido de béisbol de octubre desde que Ricky Ledee pegó uno para los Yankees en 1999. Y ¿no es curioso cómo un swing del bate puede echar a volar en pedazos toda la lógica de dirección? "Ese es el béisbol", dijo Roberts. "Puedes hacer las cosas bien, pero no siempre funcionan".
"Pero creo en el proceso, para mí, me sentí muy bien al respecto. Y haría lo mismo otra vez. Diez de cada 10 veces, me gustaría tener a Joe Blanton contra Montero".
Mientras tanto, el director ganador tarareaba una melodía similar. Y citando a uno de sus grandes mentores, Gene Mauch.
"Juega el juego tres veces --antes, durante y después. Gene me dijo eso hace muchos, muchos años", señaló Maddon. "Lo haré mañana con mi taza de café. Voy a sentarme y repasar todo esto de nuevo y rehacerlo".
Pero él apuntó que tiene cero remordimientos. Pensaría en todo antes de que el juego comenzara. Había visto estos movimientos en la cabeza antes de que los hiciera. Así que ¿pasaría toda la noche viéndolos retornar a la vida en sus pesadillas? Maddon no tenía intención de revivir las pesadillas.
Defendió cada decisión. Una vez. Dos veces. Cada vez que preguntamos. Así entonces la conversación giró en torno a las decisiones tomadas por el rey del ajedrez en el otro lado del tablero. ¿Estaba sorprendido de que Roberts ordenó el boleto intencional que llenó las bases para Montero? Maddon sonrió una vez más.
"Probablemente habría hecho lo mismo que hizo", concluyó.