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¡Están vivos!

No por gusto los Cachorros de Chicago dieron varios de sus mejores prospectos a cambio del lanzador más intimidante de todo el béisbol, aunque fuera como alquiler por tres meses.

Aroldis Chapman sacó ocho outs a ritmo de cuatro ponches en dos episodios y dos tercios y los Cachorros se despidieron de su afición hasta el próximo año con un triunfo que los mantiene con vida en la Serie Mundial ante los Indios de Cleveland.

Jon Lester volvió a ser el mismo lanzador de los grandes momentos y con la ayuda de Chapman, le dio a los Cachorros su primer triunfo en casa en una Serie Mundial desde el 8 de octubre de 1945, cuando vencieron en 12 innings a los Tigres de Detroit.

Esta vez los Indios no pudieron correrle libremente en las bases a Lester, sencillamente, porque el zurdo de Chicago no permitió apenas hombres en las almohadas.

En seis episodios permitió un jonrón del dominicano José Ramírez en el segundo, un doble del también quisqueyano Carlos Santana en el quinto y dos sencillos de Rajai Davis y el boricua Francisco Lindor en el sexto.

Pero solamente Davis pudo aprovechar su incapacidad para cuidar corredores y robó segunda, desde donde anotó impulsado por Lindor.

Pero cuando el puertorriqueño intentó hacer lo mismo, el veterano David Ross lo enfrió en la intermedia.

En el séptimo, con la pizarra 3-2 y el empate en segunda base, el manager Joe Maddon llamó a Chapman en busca de un salvamento de ocho outs y el lanzallamas cubano respondió.

Con 42 pitcheos, su máxima cifra en el 2016, se convirtió en el primer lanzador en conseguir un rescate tan largo en un juego de eliminación de su equipo desde que lo hiciera Madison Bumgarner en el 2014.

Sabia decisión de Maddon, una al menos entre tantos desaciertos.

A diferencia de lo que hizo con el cubano Jorge Soler, a quien envió a la banca después de batear dos hits en viernes, el director de Chicago le dio una nueva oportunidad a Jason Heyward, quien ''respondió'' con tres ponches en cuatro turnos y dejó a tres corredores en circulación.

Pero no fue el único en tomarse tres chocolates. El boricua Javier Béez se ha enfriado de mala manera y lleva en 21 turnos en el clásico de otoño 11 abanicados, haciéndole swing a cualquier envío.

Es como si hubieran quitado al Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional y puesto a otro pelotero totalmente diferente, descoordinado en su swing y en extremo ansioso, al punto de sucumbir a la presión.

Esperanzador fue el despertar de Kris Bryant, con su jonrón que empató las acciones, y de Addison Russell, quien además de pegar par de cohetes, está dándole en la cara a la pelota incluso cuando falla.

Los Cachorros se salvaron de la humillación de ser derrotados ante su propio público en el Wrigley Field, como ocurrió hace 71 ante Detroit.

Ahora les toca ver si pueden arrancarle la corona que acarician los Indios allá en el Progressive Field de Cleveland.