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'Ave, Columbus, morituri te salutant'

LOS ÁNGELES -- ¿Patíbulo o gloria? ¿Paredón o hazaña? ¿Crisis o resurrección? Los extremos los aguardan. Y ya Juan Carlos Osorio eligió a su legión de kamikazes. "Ave, Columbus, morituri te salutant".

Una travesía de alto riesgo. Primero, Fuerte Columbus, como le llaman los estadounidenses, o el Waterloo mexicano, como la historia certifica al cementerio premundialista del Tri.

Y después Panamá, donde hay ansias no contenidas, por abrir en canal, nuevamente, al equipo mexicano. Ya en el amistoso de hace un mes, el 'Bolillo' Gómez se puso a juguetear con amenazas y elogios de doble filo sobre este encuentro.

De los enlistados, 16 tienen recorrido europeo, algunos muy exitoso, otros de altibajos y otros más, esperando tiempos mejores todavía, como Diego Reyes y Raúl Jiménez.

Cierto, la base titular de México es lo mejor que tiene. O, ¿es, acaso, lo único que tiene? Ambas cosas son ciertas. Aunque la primera es un desplante de soberbia. La segunda es regurgitar la angustiosa realidad.

Aquello que dijo Ricardo Peláez que había, fácilmente, sólo en la Liga MX 90 futbolistas seleccionables, se convierte en uno de los mayores disparates de su parodia como dirigente. Un monumento a la farsa. Quiso dar atole putrefacto con dedo de leproso. Y muchos se lo tragaron.

Fort Columbus, o el cementerio del Tri, tiene un doble impacto. Para los estadounidenses, en horas menguantes, representa la fortaleza donde cuelgan, donde ostentan, cada cuatro años, la zalea humeante y humillada de México. Para el Tri implica el retortijón espiritual cuando llega de siete pésimas exhibiciones de futbol, incluyendo, claro, el 7-0 ante Chile.

Uno, EEUU llega al útero de sanación a tratar de restañar las heridas. Otro, el Tri llega al reiterado infierno donde se gestan, además, las burlas permanentes para cerca de 30 millones de mexicanos avecindados en Estados Unidos.

Irónico que en su visita más reciente, México tuvo su mejor actuación, pero la desgracia lo arrastró con ese 2-0 trepidatorio que fue debut y despedida para Luis Fernando Tena. Una noche brillante de Giovani dos Santos, pero la pelota se confabuló con el infortunio mexicano, y erró las oportunidades que generó en el primer tiempo.

México ha reagrupado fuerzas. La convocatoria de Juan Carlos Osorio no fue unilateral. No fue el apetito exclusivo del cuerpo técnico colombiano. Esta vez se inmiscuyeron a detalle dos personajes urgidos de resultados y de mejoría: Guillermo Cantú, secretario general de la FMF, y Santiago Baños, presidente de selecciones nacionales.

Evidentemente sin llegar a situaciones álgidas, esta vez, la convocatoria de Osorio fue consensuada, no un parto sietemesino estrictamente originado en famosa, pero no legendaria aún, Libreta de Osorio.

Tras el filtro competitivo, deportivo y futbolístico, en lo que debe ser una sana valoración institucional, hasta llegar a los 25 citados, se agrega un Flautista de Hamelín, encantador, supuestamente, de voluntades dubitativas.

A este proceso desesperado por sumar puntos en Fort Columbus y en el Canal de Panamá se agrega el hombre de los soliloquios con las bellotas: Imanol Ibarrondo.

Ex futbolista, experto en pretender extraer los frondosos robles que se esconden dentro de simples bellotas (el ser humano), se compromete a estremecer los espíritus fogosos, si los hay, en los jugadores mexicanos.

La decisión es también colectiva. Baños y Cantú acercaron a Imanol con Osorio, que al parecer encontraron aleaciones motivacionales para una alianza. Osorio le ha dado la bienvenida. Que es un acto de concesión, que no de rendición, en sus intentos por soliviantar al guerrero mexicano ante Estados Unidos, en el comienzo de la batalla campal del Hexagonal Final de la Concacaf.

Por lo pronto, los que saltan a la cancha, los verdaderos responsables en convertir Fort Columbus en su Zócalo y no en su cementerio, son, algunos, responsables de ese férreo yugo de EEUU sobre México, aunque al final, todos, los 25, son los herederos en turno de ese patrimonio perverso y maldito, ese epitafio reincidentemente cuatrienal del 2-0. El féretro tiene 25 nombres.

Sin ser plenamente cierto, los gladiadores saludaban al César: "Ave, Imperator, morituri te salutant (Salve, Emperador, los que van a morir te saludan)". Osorio tiene ya a sus gladiadores, listos para otro "Ave, Columbus, morituri te salutant".

Aunque, en cambio, bien podría citarles Osorio al Dante: "Dios no elige a los preparados... Dios prepara a los elegidos".