<
>

Se acaba el pacto laboral entre MLB y jugadores

El comisionado de MLB Rob Manfred y el director ejecutivo de la Asociación de Jugadores Tony Clark no tienen interés en revivir los días crueles de la última huelga en 1994 y 1995. Getty Images

ORLANDO, Florida -- Junto con noviembre, terminará el actual Acuerdo Laboral Colectivo (CBA, por sus siglas en inglés), que regula las relaciones entre la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas (MLBPA) y el gobierno de las ligas mayores del béisbol de Estados Unidos (MLB), y aunque las partes están mandando mensajes de paz y tranquilidad, en realidad no sabemos que esperar si entramos a diciembre sin el valioso documento mediador.

Vamos a estar claros en una cosa: Ninguna de las partes quiere revivir los crueles días que se vivieron entre agosto de 1994 y abril de 1995, cuando un paro laboral canceló los últimos dos meses de la temporada regular y los playoffs -- incluyendo la Serie Mundial -- de 1994 y recortó el calendario de 1995.

El octavo paro laboral, que tuvo una duración de 232 días y canceló 920 partidos, provocó daños a la industria que apenas ahora, dos décadas después, se están superando. Ni los dueños ni los jugadores ni los intermediarios ni los aficionados quisieran ver la palabra "huelga", ni aún en una simple referencia histórica, en los próximos días. Nadie quiere un conflicto importante y mientras más rápido se anuncie el próximo CBA, será mejor para todos los involucrados.

Entre los pocos detalles de las negociaciones que se han publicado, se sabe que los dueños quieren establecer de una vez y por toda un sorteo internacional para regular la firma de jugadores fuera de Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico, y que podrían sufrir variaciones el sistema de oferta calificada para agentes libres y el plan de repartición de beneficios entre los equipos de mercados menores. Sin embargo, esas no son las principales preocupaciones de los jugadores.

Desde 1968, cuando se firmó el primero de los 12 CBA que han firmado jugadores y propietarios, las cuestiones principales alrededor de los mismos han variado, siendo las más importantes el salario mínimo establecido en el primero, la agencia libre (1976), un fondo de pensiones, el tiempo de servicio, el tope salarial, la creación de la figura del árbitro independiente como mediador de conflictos, el programa antidopaje, etc, etc.

Pero ahora, como en todos los casos anteriores, las mayores diferencias entre las partes son económicas y ahora que la industria es más grande económicamente -- hablamos de alrededor de 10 mil millones de dólares anuales -- entonces lo lógico es que las diferencias también sean más grandes.

Básicamente, entre otras cosas, los jugadores están tratando de recuperar el terreno perdido en las últimas dos décadas en el porcentaje de repartición de los beneficios que deja el béisbol.

Los jugadores de Grandes Ligas tuvieron un salario promedio de $4,4 millones de dólares en el 2016, cuando una cifra récord de 127 peloteros ganaron al menos $10 millones, liderados por los lanzadores Clayton Kershaw ($33,0 millones), Zack Greinke ($31,7) y David Price ($30,0). También disfrutan de un fabuloso plan de pensiones que paga $200 mil dólares anuales, de los 62 años en adelante, a todos aquellos elementos que juegan al menos 10 temporadas en una industria cuyo salario mínimo es de $507,500 dólares.

Esos números son fabulosos para el resto de los seres humanos, pero no los son tanto, cuando se chequean los porcentajes del negocio. Actualmente, los jugadores de las ligas mayores están recibiendo cerca de un 20% menos de los ingresos de la industria a lo que recibían hace 15 años y en varios aspectos, algunos muy importantes, otros no tanto, se han quedado rezagados frente a sus patronos en relación a las otras ligas profesionales.

Por ejemlo, el plan de pensiones de la liga profesional de golf (PGA) está diseñado de tal forma que los jugadores abonan dinero por cada evento en que participan en sus carreras y con los intereses que ese dinero produce, un jugador puede contar hasta con $10 millones de dólares en su fondo de retiro cuando cumple los 62 años.

Mientras Alex Rodríguez, el pelotero que más dinero ha recibido en salario en la historia de MLB, tendrá una pensión cercana a los $200 mil dólares anuales, un golfista no llamado Tiger Woods puede contar con una fortuna millonaria en su fondo de pensión para la vejez.

Por otro lado, un jugador de Grandes Ligas recibe $100 dólares de dieta cuando juega fuera de casa, el per diem más bajo de todas las ligas profesionales de Estados Unidos. En la liga de baloncesto (NBA), por ejemplo, la dieta es de $127 dólares.

Parecería una frivolidad preocuparse de que Giancarlo Stanton, quien tiene un contrato de $320 millones por 13 años, tenga que sacar dinero de su bolsillo para completar el pago de sus comidas cuando los Marlins de Miami juegan en la carretera, pero no lo es para el novato José Ureña, quien está obligado a comer en los mismos restaurantes (después de todo, es un "grandesligas") mientras lidia con el problema de pagar todas sus facturas.

Y ni mencionar el hecho de que muchos jugadores de ligas menores ganan salarios por debajo del salario mínimo legal en los sitios en que juegan sus equipos. Recuerden que el sindicato de peloteros de Grandes Ligas solamente se preopcupa por los jugadores que están en rosters de 40 de los clubes y no por sus futuros afiliados. Por eso, es poco probable que la MLBPA alargue una discusión por otros factores, como el sorteo internacional o el salario de los ligas menores, que no sean los beneficios directos de los ligamayoristas.