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Preguntas y respuestas: Lo que está en juego al acercarse la fecha límite del convenio laboral

Han pasado 21 años desde que el béisbol se encontró a sí mismo en un problema como este. Pero aquí estamos.

¿Será posible que las dos décadas de paz laboral en el béisbol estén a horas de acabarse? No queremos reportar esto como una posibilidad, a medida que el deporte se acerca a la fecha límite de la medianoche de este miércoles, cuando expire el actual convenio laboral colectivo.

Varias fuentes reportan que hubo progresos en la mesa de negociaciones el martes, pero ¿qué sucedería si llega y pasa la medianoche, y no hay un nuevo acuerdo concretado? Vamos a hacer nuestro mejor esfuerzo para responder esa pregunta - y todas esas preguntas adicionales que no quisieramos que ustedes tuvieran que hacer sobre el más reciente problema laboral en el béisbol:

Si no hay un nuevo acuerdo para la medianoche, ¿qué ocurrirá?

Es demasiado pronto para saberlo. Depende de cuánto ambas partes hayan tenido progresos el martes. Si están encaminados a un nuevo acuerdo, podrían extender el actual acuerdo por un día, una semana o el tiempo que sea necesario. Pero (aquí suena la sección de trompetas) si no hay un nuevo acuerdo en el horizonte, los dueños se han preparado para imponer un cierre patronal, efectivo de inmediato. Hasta el martes en la tarde, no se había pautado un voto por parte de los dueños para autorizar un cierre. Pero esa es la única buena noticia. Fuentes indican que todavía tienen mucho terreno que cubrir en las negociaciones. Así que esto podría llegar hasta el mero final.

Si los dueños imponen un cierre a los jugadores cuatro meses antes del Día Inaugural, ¿por qué eso supone un problema?

No es un gran problema cuando se compara con los cierres anteriores en el béisbol, donde se llegaron a cancelar partidos de temporada regular. Pero un cierre, incluso en diciembre, implica muchas consecuencias, y ninguna de ellas es buena.

Un cierre implica un congelamiento total de la actividad de temporada baja en el béisbol. Cero cambios. Cero firmas. Cero jugadores puestos en asignación. Cero sorteo de Regla 5. Más allá de eso, significa que los equipos dejarán de aportar todos los beneficios a los jugadores, incluyendo su plan médico. Y los jugadores no podrían ir a entrenar en facilidades de MLB. Así que, ¿quién sabe cuáles fuerzas negativas podrían desencadenarse en un cierre?

Pero lo que quizás sea lo peor de todo, es que un cierre envía un mensaje horrible a los fanáticos. Si una industria que genera más de $10 mil millones en ganancias no puede resolver sus problemas básicos sin un cierre de operaciones, en un momento en el que el deporte está en su momento más popular en los últimos años, ¿por qué los fanáticos deberían confiar en lo que se perfilaba como un futuro brillante?

¿Se llevarían a cabo las reuniones invernales la semana que viene si se impone un cierre?

La porción de liga menor de las reuniones invernales se llevarían a cabo tal y como están pautadas. Pero no esperen que asistan los equipos de Grandes Ligas. Y como les mencionamos antes, las firmas y los cambios no se podrían llevar a cabo durante un cierre. Así que a menos que sean grandes fanáticos de la feria de empleos anual del béisbol, no tendrían muchas razones para prestarle atención.

¿Cuáles son los obstáculos que impiden que se llegue a un nuevo acuerdo?

Los jugadores han estado presionando para que se termine el sistema que fuerza a los equipos que ceder un turno de primera ronda del draft si firman un agente libre que ha rechazado una oferta calificada. Fuentes dicen que los dueños están dispuestos a ceder en ese punto, pero naturalmente, quieren algo importante a cambio de eso.

Por varias semanas, los dueños han flotado la idea de establecer un draft internacional como método para controlar los bonos a los jugadores extranjeros. Pero varias fuentes dicen que ellos han echado hacia atrás esa exigencia en las últimas 48 horas, y que están dispuestos a sustituir un sistema revisado que involucre cantidades globales de bonos que a los equipos no se les permitiría que sobrepasen.

Y hay rumores crecientes que apuntan a que los mayores obstáculos para un nuevo acuerdo son los posibles cambios al sistema de impuesto de lujo. Se cree que las partes están distanciadas en cuánto y cuán rápido se debe aumentar el actual límite del impuesto que es $189 millones - y en cuánta sería la nueva tasa del impuesto para los equipos que la sobrepasen.

El diario USA Today reportó el martes que los dueños no quieren aumentar el límite en el primer año del acuerdo, para luego irlo aumentando de forma gradual en los años siguientes. Los jugadores quieren un aumento inmediato que refleje el gran aumento de las ganancias del deporte en los últimos años. Así que sería difícil creer que, habiendo tantas cosas en juego, las partes no puedan encontrar un terreno común. Pero hay otros asuntos en juego, así que cualquier cosa es posible.

Asi que ¿hay razones para sentir optimismo de que se pueda evitar un cierre?

Si nos dejamos llevar por la cantidad de tiempo que ha llevado el ver alguna señal de progreso en la mesa de negociaciones, no hay razón para sentirse optimista sobre esto. Aun así varias personas dentro del deporte encontraron razones para sentir esperanza el martes, al preguntarse a sí mismos la pregunta de los $10 mil millones:

¿Acaso estos son problemas por los que vale la pena cerrar un deporte?

Y esa respuesta, básicamente es: Rayos, no.

No estamos en 1994, cuando los dueños querían imponer a la fuerza un tope salarial a los jugadores. Estas son cuestiones fundamentalmente de negocios que giran en torno a cómo correr una de las industrias más lucrativas en los deportes. Así que en todas las esquinas del deporte esta semana, la mayoría de las personas han expresado optimismo que eventualmente, el sentido común, el sentido de compromiso, y el siempre importante instinto de auto preservación rescatarán al deporte de meterse en un problema de su propia autoría.

Pero aunque ese optimismo iba en aumento el martes en la noche, estaba muy lejos de ser un sentimiento unánime. Así que mientras el reloj sigue su marcha, las conversaciones continúan y los 21 años de paz laboral siguen en la balanza, no existe una mejor palabra para describir el ambiente alrededor del béisbol que esta:

Nerviosismo.