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Estados Unidos va por la corona en el Clásico Mundial

Estados Unidos ha quedado a deber en las primeras tres ediciones del Clásico Mundial, ya que solo ha llegado a semifinales en una ocasión (2009). Tom DiPace/WBCI/MLB Photos via Getty Images

El Clásico Mundial de Béisbol tendrá en el 2017 su cuarta edición y como nunca antes, Estados Unidos parece decidido a prestarle todo el interés que merece.

Aunque el Clásico es un evento de las Grandes Ligas, hasta ahora los diferentes equipos se habían mostrado un poco reticentes a permitir que sus estrellas participaran en representación de sus países.

El nombramiento de Joe Torre como gerente general de la selección estadounidense fue la primera señal de que esta vez los creadores del béisbol quieren ir más allá que de gira turística.

El propio comisionado Rob Manfred instó a las 30 franquicias a apoyar el certamen y a facilitar la presencia de los mejores peloteros.

El Clásico Mundial, nacido en el 2006, es un torneo muy mejorable aún, que recibió un impulso muy especial con la victoria de República Dominicana en su tercera edición, luego de que Japón se impusiera en las dos primeras.

Desde el punto de vista de mercadeo, los triunfos de los japoneses ante Cuba y Sudcorea en las finales del 2006 y 2009 no resultaba muy redituable, en parte, por tratarse de mercados demasiado distantes al epicentro del evento y en el caso de los antillanos, por no estar insertados en el concierto del béisbol profesional mundial.

Por eso fue tan importante la corona de los dominicanos sobre Puerto Rico en la final del 2013, más allá de que no hay un país en el planeta donde se viva el béisbol con más pasión que en Quisqueya La Bella.

Ahora es el turno de Estados Unidos, por la buena salud y el futuro del torneo, en medio de rumores de que esta podría ser la cuarta y última edición.

Torre se ha dado a la tarea de reunir al mejor equipo posible y sobre todo, comprometer a los jugadores con la responsabilidad que implica colocarse el uniforme con las letras USA.

Hasta ahora, a los peloteros norteamericanos se les había criticado por la apatía mostrada a la hora de conformar la selección de su país y muchos de los que lo hacían, el desinterés con que salían al terreno, salvo contadas excepciones.

Es cierto que la fecha en que se celebra el Clásico es justo antes del inicio de los campos de entrenamientos primaverales y que la mayoría está lejos de la forma deportiva óptima.

Pero en igualdad de condiciones llegan los dominicanos, boricuas o venezolanos, por sólo citar tres ejemplos, y sin embargo, le ponen mucho más corazón.

Y no puede decirse que la diferencia esté en que los jugadores latinos mantienen su forma por participar en las ligas invernales de sus países, mientras los estadounidenses usan el tiempo para descansar.

Falso. Casi ninguna de las estrellas latinas de las Grandes Ligas, que estarán en sus respectivas selecciones nacionales, van a jugar en los torneos domésticos de sus países.

Todo está en el corazón, en el interés que se le ponga, en el nivel de compromiso de cada cual.

Mirándolo fríamente, sin apasionamientos nacionalistas, el Clásico necesita de un buen papel de Estados Unidos para ayudar de cimentar un evento que puede llegar a convertirse en el clímax del béisbol internacional, como también requiere de una actuación meritoria de los actuales campeones dominicanos, de los puertorriqueños y de los venezolanos, estos últimos hasta ahora con deudas, como los norteamericanos.

Y es que esas cuatro naciones, junto con Japón, representan la élite del béisbol mundial. Es muy bonito ver naciones de menos tradición compitiendo, como Italia, la nunca descartable Holanda y hasta Colombia.

Pero las posibilidades reales de coronarse están entre Estados Unidos, República Dominicana, Japón, Puerto Rico y Venezuela. Lo demás es relleno.