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En los días del Imperio blanco

Había quienes juraban y perjuraban que seguíamos inmersos en la época del futbol dominado por el Barcelona o al menos por el estilo del Barcelona, pero el Real Madrid se las ha ingeniado para, aún en días donde propuso cambios y planes emergentes a su dirección, mantenerse sano y ganador como lo marcan sus escrituras más sagradas. El domingo, el equipo de Cristiano Ronaldo o el de Zidane levantará el trofeo de Campeón Mundial de Clubes avalado por la FIFA, hecho que sin duda lo confirmará como el mejor equipo de este deporte en el planeta. La pregunta es: ¿Seguimos viviendo en la época del Barcelona de Messi?

LOS ANGELES, CA.- En esencia y en forma, el futbol vivía cabal y convenidamente en los tiempos del gran Barcelona de Messi. Se desvivía no sólo por lo efectivo que era, sino por la cuota de estética que invariablemente agregaba a su juego. Pero les tengo malas noticias a aquellos adorados y aduladores del futbol del Barça: el Real Madrid es el mejor club de futbol del mundo.

No hay que ser un genio para tal conjetura. El domingo, el equipo de Cristiano Ronaldo cerrará un año fantástico, donde tuvo tiempo de ganar el evento más prestigioso a nivel de clubes, la Champions y de paso pondrá en sus vitrinas el trofeo de monarca del Mundial de Clubes de la FIFA. Nada mal para aquellos que insisten que vivimos y que otros, incluso, sobreviven en la época del mejor Barcelona de todos los tiempos.

El Madrid, que además se dará el lujo de concluir el 2016 con una seguidilla de casi 40 partidos invicto, se les ha arreglado para subsistir y responder a lo que su historia dicta: un equipo ganador, contra viento y marea y aún en días donde su futbol no termina de convencer a lo más puristas, ellos aparecen en la foto del consagrado.

¿El equipo de Cristiano, o el equipo de Zidane? ¿Qué más da? El Real Madrid. El portugués está rubricando un año maravilloso que incluso su cuarto Balón de Oro, debe ganar enero el premio 'The Best' que otorga la FIFA además de aparecer en la fotografía del campeón de Europa por clubes, del campeón de Europa por selecciones y del campeón Mundial de Clubes (si no ocurre nada extraordinario el domingo en Yokohama). Increíble, incluso para aquellos que suponían que los días 'en bajada' de su carrera comenzarían invariablemente con el pasar de los años. Cristiano esta fuerte, más fuerte que nunca, y el Madrid sigue dependiendo primero, de sus habilidades futbolísticas, y segundo, de su poderoso carácter y de su amplia personalidad.

La mención honorífica de este Real Madrid debe ser para Zinedine Zidane. Aquel fantástico jugador francés se ha convertido en un entrenador ganador de la noche a la mañana. No era sencillo. Sentarse en un banquillo como un 'plan emergente' --tras el cese de Rafael Benítez-- suponía ser demasiado apresurado. Florentino Pérez, el presidente blanco, se la jugó y le ha salido de forma espectacular. Zidane no sólo ha manejado al Madrid con maestría, ha mostrado el mismo temple que tenía en sus días de futbolista ahora desde un vestidor y desde una banca que suponen siempre una presión extra. Contra todos los pronósticos, a veces quizá sin el estilo que más le convenga y le quede a la camiseta madridista, Zidane se las ha arreglado para superar y dejar atrás los momentos de crisis. El Madrid ha cumplido en este 2016 con su precepto más sagrado: ganar la Champions.

Todos caminos señalaban hacia Barcelona. Parecía que vivimos inmersos en la época de un club, de un jugador como Messi, de sus acompañantes de gran valía y del estilo de juego ofensivo, abierto y espectacular que prevalecía y se imponía por todos los medios, pero el histórico Real Madrid nos ha dado una muestra de que es capaz de competir y subsistir ante lo que sea.

Hoy nos confunde, sobre si seguimos en los días del Barcelona o vivimos en la época de siempre: la de un equipo blanco sagrado legendario, poderoso y ganador.

@Faitelson_ESPN