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¿Podrá Menotti donde no pudo Cruyff?

LOS ÁNGELES -- Matriz más generosa de la sabiduría es el fracaso que el éxito. Sin embargo, lo más desafiante para la sabiduría es saber capitalizarla, entendiendo, además, que no todos los viejos son sabios.

Chivas cree haber encontrado un padrino. Y espera que en la autopista de sus 79 años, César Luis Menotti no sólo acumule sabiduría de un gran triunfo y de una prole numerosa de fracasos, sino que además sea capaz de saber salpicar con su hisopo bautismal a la congregación del Guadalajara. "Vade retro".

Jorge Vergara, en realidad, está escéptico. Y Matías Almeyda está inquieto. Excéntrico, el personaje al que rencorosa, malvada y maliciosamente Ricardo Peláez ha estigmatizado como el "Pelagatos de Vergara", intenta patentar y patentizar el agua tibia. Menotti el redentor.

José Luis Higuera espera que Menotti se trepe al Monte Sinaí y sea el Moisés de la dirección deportiva de Chivas. Y si alcanza que convierta en mercaderes infalibles a la soldadera de OmniLife.

Eso desea el hombre bautizado de manera impropia por Peláez. Y ya le dio un enganche, como un anticipo zalamero de su fe: hablan en Guadalajara de 40 mil dólares, hasta libres de impuestos, para que "El Flaco" se siente a comentar Chivas contra Boca Juniors por Chivas TV, y una encerrona para crear el plan maestro que jamás en su vida creo Menotti para alguna entidad en -su-- Argentina.

Decíamos que Vergara está escéptico. Él cruzó el océano en su propia carabela. Al final fue a que le vendieran espejitos. Contrató un instituto completo, una infraestructura sólida, un organigrama de lujosa logística, con un mesías holandés. Pero, el proyecto Johan Cruyff fracasó. La Malinche apuñaló a Cortez.

Pero, Cruyff construyó una escuela, que hoy aún embelesa al mundo -sin ser ya la perfección de Pep Guardiola-- cuando el Barcelona, sale a la cancha y confirma que el futbol también merece un ala especial en los museos.

Cruyff dejó huellas, simientes, raíces, devotos, esquemas, sistemas. Menotti es una remembranza bohemia, con su cigarro en agonía escarlata, y su encorvada estructura ósea, de un momento maravillosamente quijotesco del futbol, al coronarse en el Mundial de 1978, más allá, claro, de la mitología en torno al pasaje de "El Ajedrecista" Rodríguez Mondragón entregando un cuerno de la abundancia, en forma de maletín a algunos miembros de la selección de Perú, en aquel 6-0 de la incredulidad oportuna.

¿Podrán triunfar Menotti y su bagaje exitoso de aquel Huracán inmortal y de la Argentina con fastuosos talentos y portentosa testosterona en esas Chivas en las que se abortó el dogmático, sesudo, organizado y catedráticamente probado método de Cruyff, tras una noche calenturientamente explosiva de Jorge Vergara?

Cierto que el absolutismo floreciente del que goza Almeyda ha mejorado a Chivas, pero tampoco es saludable que El Pelado se convierta en juez y parte de sus propios errores y virtudes. Goza, así, de la impunidad del autoengaño.

A casi 40 años de la epopeya mundialista, con esa pléyade de talentosos espartanos, ¿podrán Menotti y su sabiduría encontrar la paciencia, la devoción, el interés y la motivación para desgastarse entre las inesperadas reacciones de Jorge Vergara, la incomodidad de Almeyda, las extravagancia del malévolamente descrito por Peláez, como "Pelagatos de Vergara", y, lo más importante, las urgencias de Chivas?

Algo es innegable: el Guadalajara es un equipo que avala semana a semana el espectáculo. Más allá de que el estoico, franciscano Almeyda tenga que "pensar tres veces más para trabajar con mexicanos", su producto final es un equipo de Chivas que retribuye el tiempo y el dinero por verlo.

Pero, más allá de que El Rebaño ya debe empezar a ganar títulos de Liga y no una Copa vacía de valor, en la cancha hay un hecho que a veces se minimiza: ocho de sus titulares son engendros de la cartera prodigiosa de Vergara, y no, aún, engendros de la laboriosa doctrina de Almeyda, más allá de que se ha despedido a 12 personas que trabajaban en cancha o en administración.

Erróneamente, se pensó que el futbolista mexicano se había transfigurado con la llegada de Menotti al Tri. Muchos afirman que el futbolista mexicano fue uno antes y otro después de que dirigió cinco partidos, más allá de que insanamente lo echaron por telegrama y cuando dirigía una gira por Europa.

Antes de y después del paso de César Luis por el Tri, la realidad es que México no ha llegado al quinto partido. Es decir, aún su sabiduría no garantiza nada en Chivas, donde fracasó el Proyecto Cruyff. Han pasado decenas de artesanos y, bueno, la realidad es que el barro, el jugador mexicano, sigue siendo el mismo.