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Cuba en la Serie del Caribe: ¿espejismo o inspiración para el WBC?

Aun cuando quedó eliminado en semifinales, el equipo de los Alazanes de Granma que jugó en Culiacán ha sido la mejor versión de Cuba en una Serie del Caribe desde su regreso al certamen en el 2014.

Sí, incluso mejor que la del 2015, cuando los cubanos se llevaron la corona.

Con un director de vasta experiencia como Carlos Martí y un pitcheo casi hermético, los Alazanes de Granma permitieron una o menos carreras en cuatro de los cinco partidos que disputaron.

El derecho Lázaro Blanco fue una revelación en este torneo, luego de haber sido subestimado por años por la jerarquía beisbolera de la isla y Vladimir García, con un mundo de talento, parece haber aprendido a dominar su corazón en los juegos importantes.

Ellos dos y el también diestro Vladimir Baños cumplieron faenas de lujo que dejaron boquiabiertos a quienes han seguido el paso de los equipos cubanos por los cuatro clásicos caribeños en que han participado en calidad de invitados.

Si el título en San Juan 2015 dejó dudas, la eliminación en Culiacán 2017 le devuelve esperanzas a los fanáticos del béisbol en la isla, pero...

Este equipo, con algunas variaciones, será el mismo que representa a Cuba en el IV Clásico Mundial de Béisbol, a disputarse el mes próximo.

El buen papel realizado en tierras mexicanas puede causar un espejismo de cara a lo que se viene en Japón, donde Cuba jugará junto a los anfitriones, Australia y China en el grupo B del Clásico.

El nivel que enfrentarán los antillanos el mes próximo es superior a lo que vieron en Culiacán, sobre todo en el caso de japoneses y australianos, estos últimos con al menos 11 jugadores que juegan o han jugado profesionalmente en los diferentes niveles en Estados Unidos, incluidas las Grandes Ligas.

De hecho, el juego clave para las aspiraciones de Cuba de avanzar a la segunda ronda del certamen será ese ante Australia, pues la lógica indica que Japón es el gallo de ese gallinero, mientras que China se antoja la novena más débil del grupo.

Si consiguen pasar a la fase siguiente, allí debería terminarse su camino, si sus acompañantes son los nipones y coreanos y taiwaneses, estos dos últimos salidos de la llave A.

A esa altura, el nivel superaría demasiado a lo que mostraron Tigres del Licey, Criollos de Caguas, Aguilas de Mexicali y Aguilas de Zulia en la Serie del Caribe y el espejismo se esfumaría de golpe, para un regreso abrupto a la realidad del béisbol en la isla.

¿O quién sabe si esta actuación en Culiacán inspire a los muchachos y los ayude a dar más de una sorpresa?

A México llegaron sin muchas aspiraciones reales y con el paso de la competencia se convirtieron en un equipo a temer.

Dadas las características del torneo, la diferencia entre la gloria y el fracaso se define por pulgadas y la mejor prueba de ello la dio Puerto Rico en el III Clásico, cuando llegó a disputar la corona en el partido final ante República Dominicana, con una nómina inferior a la que mostrarán los boricuas en esta edición.

El propio Carlos Martí será el manager de la selección cubana al WBC y no sería una sorpresa que sus lanzadores abridores ante Japón, China y Australia, en ese orden, sean Blanco, García y Baños.

Sólo queda esperar para ver si lo ocurrido en Culiacán es espejismo o inspiración para Cuba, cuyas autoridades, por cierto, siguen negadas a convocar a sus mejores peloteros que juegan en las Mayores.