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¿Marlins en venta? No descorchen la champaña tan rápido

La respuesta de los fans en Miami a las tácticas del dueño Jeffrey Loria ha sido un estadio vacío, al extremo de ser el equipo con más baja asistencia en la Liga Nacional, con un promedio de 21,405 fanáticos por juego. Mike Ehrmann/Getty Images

La revista Forbes, citando a fuentes confiables, publicó que el presidente de los Marlins de Miami, David Sampson, habría asegurado que existe un acuerdo verbal para la venta del equipo por 1,600 millones de dólares, y otra fuente le dijo al reportero de ESPN Darren Rovell que existe una oferta de compraventa.

El potencial comprador sería un promotor de bienes raíces con sede en la ciudad de Nueva York.

La noticia se corrió como pólvora y la gente empezó a hacer fiesta en el sur de la Florida.

Hace unos años, cuando el dictador cubano Fidel Castro aún vivía, se hizo una encuesta para conocer quiénes eran las personas más odiadas por la comunidad miamense.

Y detrás de Castro, en esa lista negra quedó nada menos que Jeffrey Loria, el dueño de los Marlins.

Pero no vayamos tan rápido. No pongan todavía a enfriar la cerveza, pues el proceso de compraventa apenas estaría empezando y las cosas no serían tan simples.

Según el artículo de Forbes, que firma Mike Ozanian, el problema es que el comprador potencial no tendría la suficiente liquidez financiera para pagar de un golpe el precio mencionado, pues su patrimonio neto está basado en propiedades.

Y 1,600 millones es una cifra demasiado incómoda de asumir como deuda para las Grandes Ligas.

No es imposible, pero es complicado. Cuando la compañía Guggenheim Baseball Management compró a los Dodgers de Los Angeles por dos mil millones en el 2012, una gran porción de ese dinero se asumió como deuda a largo plazo.

Pero el acuerdo de televisión por seis mil millones que tenían los Dodgers ayudó sobremanera a concretar el pacto de compraventa.

Por el contrario, los Marlins reciben una miseria de Fox Sports Florida en un acuerdo que se extiende hasta el 2020.

Sin embargo, tan sólo la posibilidad de que la novena de Miami cambie de dueño despierta esperanzas en la fanaticada.

La gente sueña con que un nuevo propietario traiga consigo un compromiso permanente, algo que Loria mostró sólo en dos ocasiones: en el 2003, cuando los Marlins ganaron la Serie Mundial, y en el 2012, cuando se inauguró el nuevo estadio.

Pero en ambas oportunidades, al año siguiente el dueño desmanteló el equipo hasta niveles de miseria, lo que la gente asumió como una puñalada en la espalda.

La respuesta del público fue un estadio vacío, al extremo de ser el equipo con más baja asistencia en la Liga Nacional, con un promedio de 21,405 fanáticos por juego.

Si logra concretar la venta, Loria habría conseguido uno de los mejores negocios de la historia, no sólo en la industria de los deportes, sino de cualquier esfera, pues se hizo del equipo por 158 millones, aportó sólo una mínima porción de los 639 millones que costó la construcción del Marlins Park y se iría con los bolsillos desbordantes de plata.

Entretanto, el nuevo dueño, sea quien sea, no podría mudar la franquicia a ningún lado, pues existe un acuerdo para mantener al equipo en Miami al menos hasta el 2032.