La primavera pasada, Kyle Hendricks fue un Cachorro de Chicago que no recibió mucha atención.
Venía de una sólida primera temporada completa en las mayores, con 32 aperturas y efectividad de 3.95, y aunque fue señalado como el quinto abridor del equipo, esa posición no estaba garantizada. Los Cachorros habían adquirido a Adam Warren de los Yankees, y Trevor Cahill, Travis Wood y Clayton Richard estaban siendo considerados como posibles abridores.
Hendricks ha hablado sobre cómo pasó la temporada baja y las primeras semanas de los entrenamientos trabajando en cambiar el ángulo y la velocidad de sus pitcheos mientras se enfocaba en la secuencia de los lanzamientos. Hendricks trabajó tan bien como cualquier otro en la Liga del Cactus, liderando el béisbol con 30 ponches en 29 2/3 entradas en la primavera mientras otorgaba apenas cuatro boletos. Abrió la temporada como el quinto abridor del equipo, pero nadie esperaba lo que llegó luego: líder de efectividad en la liga con 2.13 y un tercer lugar en la votación del Cy Young.
Jean Segura no estuvo en el ojo de los noticieros tampoco en la pasada primavera. Los Diamondbacks de Arizona lo habáin adquirido de los Cerveceros, pero las expectativas eran mínimas a pesar de contar con 26 años. Viniendo de temporadas malas consecutivas, cambió su forma de pararse en los entrenamientos primaverales, bajando sus manos con la idea de que podría llegarle más rápido a la pelota. Bateó .469 con tres jonrones en la primavera y pasó a liderar la Liga Nacional con 203 hits y promedio de .319.
En el mismo complejo de Salt River Fields que los Rockies comparten con los Diamondbacks, Trevor Story estaba logrando voltear algunas cabezas. Con el cambio de la cara de la franquicia Troy Tulowitzki a los Azulejos, los Rockies necesitaban un torpedero, y Story capitalizó la oportunidad de quedarse con el puesto a pesar de tener una alta tasa de ponches en las menores que lo llevaron a salir de la lista de los 100 mejores prospectos. Story bateó .340 en la primavera con seis jonrones y slugging de .792 y entonces tuvo esa histórica primera semana al comenzar la temporada regular. Conectó 27 jonrones en 97 partidos antes de ser inactivado por una lesión de pulgar.
El calendario oficial de partidos primaverales arrancará el viernes con cinco partidos -cuatro en Florida y uno en Arizona - luego de algunos partidos preliminares entre escuadras de Grandes Ligas y equipos universitarios. Prestaremos algo de atención a los mismos, porque después de todo, habrán pizarrones y jugadas destacadas. Y tenemos que ver si Matt Kemp realmente ha perdido 30 libras, si Matt Harvey está saludable y con su recta intacta, y si Yoan Moncada se sigue ponchando con tanta frecuencia.
Pero la pregunta sigue latente: ¿Debemos prestar atención, más allá del espectáculo de un béisbol de exhibición con buen clima y venta de camisetas a $45?
Después de todo, pude haber dicho fácilmente que Maikel Franco lideró la primavera pasada con nueve jonrones, o que Michael Taylor bateó .453 con cinco jonrones, o que el lanzador de los Piratas Juan Nicasio lució tan impresionante que fue catalogado como otro exitoso proyecto de reclamación de los Piratas antes que comenzara la temporada regular.
Durante gran parte de la historia del béisbol, el entrenamiento primaveral sí importó de forma real - y no solo por el hecho de que los jugadores se ponían en condición luego de una temporada baja de fungir como granjeros, vender seguros, vender autos, o simplemente bebiendo y comiendo. Los jugadores podían ganarse sus puestos con una primavera fuerte.
Sin embargo, eso cambió cuando las oficinas centrales comenzaron a aprender a no reaccionar de forma anticipada a lo que ocurre en una muestra pequeña - especialmente en Arizona, donde la pelota sale brincando de esos estadios de la Liga del Cactus, y los jugadores regularmente logran estadísticas de bateo monstruosas con más o menos 50 apariciones en el plato. Los equipos usualmente entran a la primavera con sus rosters de 25 jugadores del Día Inaugural casi establecidos. Por supuesto, no puedes salir a decir eso. Uno tiene que por lo menos crear la ilusión de que jugar bien importa; uno no quiere ver a los jugadores holgazaneando en los entrenamientos pensando que tienen su puesto seguro. Uno tiene que decirle a los fanáticos que vienen desde Buffalo Grove y que pagan $60 por boleto para ver a Jon Jay y otros siete jugadores de liga menor que los partidos tienen algún significado.
De todos modos, el pensamiento convencional eventualmente cambió a: Las estadísticas de los juegos primaverales no importan.
Sin embargo, en el 2015 Dan Rosenheck, editor de The Economist, presentó un ensayo en la Conferencia de Analíticas de MIT Sloan argumentando que algunas de las estadísticas de la primavera sí importaban - al menos un poquito. Escribió que a pesar de la limitada cantidad de juegos y la calidad no probada de los rivales enfrentados, "el argumento de que los números de los entrenamientos primaverales son inútiles es equivocado. No solo un poco equivocado, no equivocado pero sujeto a discusión - sino equivocado de forma concluyente. Para estar seguros, los números tienen algo de ruido. Pero de todos modos contienen una señal".
La clave es saber cuáles estadísticas son las que hay que mirar. El estudio de Rosenheck demostró que los números periféricos como los boletos y la tasa de ponches se estabilizan mucho más rápido en los entrenamientos primaverales que las estadísticas más importantes como el promedio de bateo o la efectividad (esto también es cierto en la temporada regular) - y por lo tanto eran más predictivos de lo que sucederá en la temporada regular. Esto es especialmente cierto para los jugadores jóvenes. El poder aislado es otra estadística con algo de valor predictivo. Tomemos el ejemplo de Story. En Doble-A y Triple-A en 2015, tuvo una tasa de ponches a boletos de 2.76. En los entrenamientos primaverales mejoró a 2.17, con poder junto a esos números. Esa tasa no se sostuvo en las mayores (3.71), pero fue quizás una señal que estaba mejorando su forma de batea. De igual forma, los fuertes números periféricos de Hendricks en la primavera fueron una señal positiva en camino a la temporada regular. Mientras tanto, Franco tuvo 12 ponches contra apenas tres boletos. - el mismo enfoque demasiado agresivo que lo afectó una vez comenzaron los partidos que cuentan.
Esto no es para sobreestimar la importancia de las estadísticas de los entrenamientos primaverales. En su mayoría, no se debe reaccionar de más a buenas o malas actuaciones; el historial previo del jugador sigue siendo más importante. De todos modos, algunas veces nunca se sabe. En el 2010, cuando José Bautista tuvo su espectacular temporada de 54 jonrones para los Azulejos, él bateó .439 y tuvo slugging de .895 en la primavera - con apenas un ponche en 57 turnos. Además me recordó el haber visto a Félix Hernández comenzar tarde la primavera pasada, cuando tuvo problemas para llegar a las 90 mph en el radar. Yo estaba sentado junto a uno de los estadísticos de los Marineros en el palco de prensa y le pregunté si estaba preocupado. Y me dijo que no, que usualmente Hernández no luce bien en los entrenamientos primaverales.
Bueno, pues adivinen qué: Nunca pudo lucir bien tampoco en la temporada regular.
La conclusión: Sigue siendo béisbol, y eso es mejor que no tener béisbol. Pero de todos modos es béisbol de exhibición. Échenle un ojo a los jugadores que llegan a los entrenamientos en la mejor condición de su vida; échenle un ojo a los lanzadores que vienen de lesiones; disfruten ver a los chicos que vienen subiendo por el sistema de fincas. Y si alguien batea .400 con una gran cantidad de cuadrangulares - guarden su nombre en la parte trasera de su cerebro. Por si acaso.