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Azul profundo...

Y se metió hasta el fondo de un mar infestado de "tiburones" --uno de ellos incluso se llama así-- , donde las reglas y el estilo de competir no le corresponden a un club de las dimensiones mediáticas e históricas de Cruz Azul. Ni hablar. Llego hasta ahí porque lo buscó afanosamente en las últimas temporadas. Cruz Azul tiene un problema: pensando en recuperar la gloria y los trofeos de antaño, se ha encontrado ahora en una lucha por la sobrevivencia. La única forma de salir de ella es pensando como lo que es: "Un grande". Cruz Azul no puede ponerse al nivel de sus rivales de hoy --Morelia, Veracruz, Chiapas o Puebla--. Debe ir más allá. Es la única forma de "salvarse"...

LOS ANGELES, CA.-- Los equipos "grandes" no parecen estar listos para el "hábitat" de una lucha por no descender. Eso le corresponde a clubes de una dimensión distinta, donde no hay estabilidad, no hay economía, no hay --por lo general-- un proyecto sustentable ni una historia o un abolengo que defender. Los equipos "grandes" fueron hechos para jugar en otra zona muy distinta del campeonato.

Irónicamente, el tema del porcentaje fue creado para proteger del descenso a clubes "grandes" e "históricos". Con lo que no contaba ese, aparentemente infalible método, es con la inconsistencia y la mediocridad total de Cruz Azul. Buscando la gloria y los trofeos de antaño, Cruz Azul se encontró con una lucha donde la desesperación y la angustia prometen ser aún peores.

Hace sólo un par de campañas, atestiguábamos algo parecido con las Chivas. El domingo, por algunos minutos, el Guadalajara, ese Chivas que tenía problemas de porcentual, era el líder el campeonato y jugaba el mejor futbol de la Liga. Eso tiene que ocurrir en Cruz Azul. Los "grandes" abandonan sus problemas pensando y soñando a lo "grande". No hay de otra.

La cosecha de las últimas cinco temporadas, incluyendo seis miserables puntos en ocho fechas del actual campeonato, han sido suficientes para involucrar de lleno a Cruz Azul en el escabroso tema del descenso. Hoy, es más un equipo que lucha por mantener la categoría a uno que intenta resarcir sus nexos con la grandeza y la gloria de su camiseta celeste.

No bastan las explicaciones de Paco Jémez, la generosa entrega que aparentemente tienen los futbolistas en la cancha ni tampoco el hecho --sí-- de que hayan sido mejores que el América el sábado a pesar de lo que el marcador indicaba al final en el Azteca. Cruz Azul es capaz de generar futbol, de conducir el balón, de aproximarse al área con cierta audacia e inteligencia, pero se ha vuelto errático en los metros decisivos. El paraguayo Jorge Benítez tiene 0 goles y 0 asistencias en 8 partidos de la Liga. Por el mismo rumbo anda el uruguayo Martín Cauteruccio. El ecuatoriano Mena, quien dio buena impresión de inicio, se ha perdido. El chileno Rodríguez corre, corre y no pasa nada. Y no basta con la entrega absoluta del 'Chaco' Giménez.

Para competir en esta nueva "zona" del campeonato, Cruz Azul requiere, aunque usted no lo crea, tranquilidad y decisiones inteligentes. Una de ellas, sería mantener al español en el puesto de entrenador. Jémez no puede ser el único culpable de lo que está sucediendo y si la apuesta fue por él, tiene que seguir siéndolo, hasta que realmente su proyecto no muestre dirección ni ideas. Cruz Azul debe entender que de ahora en adelante cada punto cuenta, pero tampoco puede transformar su "ADN", su condición de equipo "poderoso" y "popular" para jugar como algunos de sus rivales de hoy --Morelia, Veracruz, Chiapas o Puebla--. Cruz Azul no es un equipo de esas dimensiones. Si se pone al nivel de ellos, perderá. Si piensa como "grande", terminará en el sitio que le corresponde a un "grande".

@Faitelson_ESPN