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Tierra sin ley...

Ni en las tribunas -la justicia común- ni en la cancha -la justicia del futbol-. México volvió a dar la imagen de un país donde impera la impunidad y donde las autoridades -gubernamentales y privadas- tienen poca credibilidad. El futbol tuvo una maravillosa ocasión para transformar esa historia. Lamentablemente, la ha desperdiciado, con una irrisoria respuesta en cuanto a los castigos por los sucesos en el Luis de la Fuente de Veracruz... ¿Qué están esperando? ¿Una gran tragedia? ¿Qué corra la sangre por las butacas de los estadios?

LOS ANGELES, CA.- No hubo ley en la tribuna, no hubo ley en el futbol. Una autoridad como la otra dejó mucho que desear tras los violentos sucesos que se originaron en Veracruz. El mensaje volvió a ser el de una "tierra de impunidad", sin ley, donde en cualquier momento puede suscitarse una gran tragedia.

El poder gubernamental -el Municipio de Boca del Río- vio la violencia y no actuó. Seguimos esperanto algún detenido como producto del acontecimiento. Nada, ni el cierre del estadio ni una investigación. Nada. Se "lavaron las manos". La Federación Mexicana de Futbol fue testigo de la violencia y decidió actuar tenuemente -de manera irrisoria- con un el veto de un juego para el estadio, una suspensión de dos partidos para el entrenador visitante y multas para todas las partes involucradas. Ninguna ley funcionó en medio de una batalla sangrienta en las tribunas de Luis "Pirata" de la Fuente.

Pero cuando parecía que habíamos visto lo peor -la resolución de la FMF y la indolencia del gobierno local- aparecen otros "actores" que redondean el escenario: los presidentes de los clubes.

El de Veracruz, Fidel Kuri, quien desde un inicio apareció más preocupado y ocupado por defender sus propios intereses que por meterse de lleno a investigar qué había sucedido en las tribunas de su propio estadio y de Tigres, Alejandro Rodríguez, quien enseguida amenazó con apelar el dictamen de la Comisión Disciplinaria. Sigo esperando -y tendré que hacerlo sentado- que los jerarcas de ambos clubes anuncien una campaña de concientización o un sistema para tratar de prevenir y combatir la violencia en los estadios de futbol. Nada, los dos estuvieron siempre enfocados en salvaguardar sus propios intereses y negocios.

El futbol tiene que entender que las gradas de los estadios no tienen espacio para la violencia. Los delincuentes, malhechores y "malnacidos" deben desaparecer del futbol. Es tiempo de acabar con "las barras", esos grupos -aparentemente- de apoyo que lo único que han logrado es llevar el terror a los escenarios del futbol mexicano. Los clubes tienen obligaciones, entre ellas, la de volver a transformar las tribunas en escenarios de pasión y de familias, no en un espacio de guerra como el que se vivió hacer un par de semanas en Veracruz.

México tiene fama de ser un país donde las leyes pesan poco. El futbol tuvo una magnífica ocasión de demostrar lo contrario. No lo hizo. Escondió el asunto por sus terribles intereses y solapó la idea de que vivimos en una tierra impune, sin autoridades, sin leyes...

@Faitelson_ESPN