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EE.UU. lo dejó todo para el final

Nadie dijo que los equipos favoritos estaban obligados a ganar siempre por paliza. Basta con aprovechar los pocos errores que les regalen los rivales para sacar ventaja.

Eso fue lo que hizo la selección de Estados Unidos ante Venezuela, en el primer partido para ambos equipos en la segunda ronda del Clásico Mundial de Béisbol, que se disputa en San Diego.

Una vez más, el pitcheo abridor demostró ser uno de los puntos más sólidos del conjunto de las barras y las estrellas, a pesar de la ausencia de los renombrados Clayton Kershaw, Madison Bumgarner o Jake Arrieta.

El zurdo Drew Smyly trabajó cuatro innings y dos tercios en los que permitió una sola carrera sucia, gracias a un error propio en tiro, en tanto abanicaba a ocho venezolanos.

Hasta el momento, entre Smyly y Chris Archer, Marcus Stroman y Danny Duffy, abridores en la primera ronda, han trabajado 17.1 episodios con efectividad de 0.00 y 22 ponches propinados.

Como una fiera agazapada, con paciencia asiática, el trabuco norteamericano esperó el momento preciso para dar sus zarpazos ante un conjunto venezolano que lució mucho mejor que en la primera ronda en Guadalajara, donde sobrevivió a duras penas.

En un parque más favorable a los lanzadores que el estadio Charros de Jalisco, Smyly y el derecho Felix Hernández se trenzaron en un bonito duelo de serpentineros que llegó con marcador mínimo de 1-0 al séptimo inning.

Rougned Odor extendió la ventaja de los sudamericanos con bambinazo solitario ante Dave Robertson, pero luego cometió un error en el cierre de ese episodio que permitió a los estadounidenses anotar su primera carrera.

Pero el juego no se acaba hasta que se acaba y ya con el Rey Félix fuera del juego, los estadounidenses la emprendieron con el relevista Hector Rondon en el final del octavo.

He aquí la razón por la que los Cachorros de Chicago salieron a buscar al cubano Aroldis Chapman para que rescatara sus partidos en la segunda mitad de la pasada temporada, luego de que Rondón desperdiciara cinco ocasiones de salvamentos.

Adam Jones lo recibió con bambinazo que igualó las acciones, Christian Yelich lo siguió con sencillo al medio y tras un out sobre Nolan Arenado, Eric Hosmer se voló la barda para remolcar las dos carreras de la ventaja.

Con este triunfo, Estados Unidos da un paso importantísimo en sus aspiraciones de llegar a semifinales por segunda ocasión (ya lo consiguió en el 2009) y ahora enfrentará en su próximo partido a Puerto Rico, el otro equipo del grupo con un triunfo son derrota.

Ahora bien, cada vez la competencia se pone más cerrada y el manager Jim Leyland debería ir pensando en estabilizar una alineación, más allá del deseo de cada jugador de aportar su granito de arena.

El liderazgo y la ofensiva de Buster Posey detrás del plato y las excelsas manos de Brandon Crawford en el campocorto no pueden obviarse a esta altura del torneo, si es que de veras hay interés en ganar.

Por segundo día consecutivo se da un juegazo en el Petco Park, aunque lastimosamente, apenas 16,635 fanáticos acudieron a presenciar ese gran espectáculo, dos menos que el día anterior, en el juego de República Dominicana y Puerto Rico.

Es entendible que en San Diego, la gran fanaticada mexicana estaba esperando la presencia de Adrián González y compañía en la segunda ronda para acudir masivamente al estadio.

Pero la temprana y polémica eliminación de la novena azteca ha provocado una baja en la asistencia, que contrasta el multitudinario apoyo que se recibió en el Marlins Park de Miami, sede del grupo C en la primera fase.

Si en el primer Clásico en el 2006, el estadio Hiram Bithorn de San Juan fue doble sede de primera y segunda ronda y lo mismo ocurrió este año con el Tokyo Dome de Japón, los organizadores del evento deberían pensar para la edición del 2021 en darle a Miami la sede de primera y segunda fases, donde la asistencia abrumadora está garantizada.

Hasta el momento han entrado a todos los juegos en lo que va de certamen 746,153 fanáticos, por lo que podría romperse el récord de mayor asistencia, que es de 801,408, registrado en la segunda edición del Clásico Mundial, en el 2009.