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Decio y Bonilla, consortes de Kuri y Chiapas

LOS ÁNGELES -- Con descaro y cinismo, en el autoengaño de su falacia, Enrique Bonilla y Decio de María aseguran que la Liga MX está entre las cinco mejores del mundo. Una farsa, como ver a la mujer barbuda depilarse las cejas.

En este 2017, semana a semana, se han perpetrado barbaries que desmienten la ufana y temeraria aseveración de los socios del caos semanal. Cierto, ninguno de ellos incita directamente la violencia, pero ambos, por su carencia de autoridad, personalidad y astucia, la prohíjan. No matan la vaca, pero le levantan la pata.

Anarquía es el sello del futbol mexicano. El hombre de rostro duro, es de muñeca blanda. El hombre que fue impuesto en el trono ha sido incapaz de imponer autoridad, y ni siquiera el sello de autoritarismo que caracterizaba a la FMF. Hoy es una piltrafa de su miedo e inseguridad.

1.- Se rebelan los árbitros y el revela su incompetencia haciendo el ridículo. Pierde la batalla ante el sector más frágil, más errático, más falible del futbol mexicano. El todopoderoso reculó ante la perfecta imperfección de los silbantes.

2.- El viernes pasado Fidel Kuri irrumpió en el Luis Pirata Fuente. Besó la cancha porque el Tiburón vive. Dijo que era agradecimiento puro a Dios, y al escucharlo, Dios, decidió volverse ateo.

Fidel Kuri ha desnudado la incapacidad dirigencial de Decio. Se ha burlado de sus sanciones, desde que a mansalva y traición el político de hipócritas convicciones partidistas, despeinó violentamente al siempre envaselinado Edgardo Codesal, y le sorrajó un zape que habría envidiado Ron Damón sobre la mollera del Chavo del Ocho.

3.- Y además de aquel zafarrancho macabro entre Veracruz y Tigres, el sábado, los jefes vándalos de porras y porros chiapanecos, se meten a la cancha, intimidan a jugadores, y confiesan que sólo deseaban la suspensión del juego.

Los propietarios de Chiapas, de la misma caterva de Kuri, saltan hablando de un complot, porque su equipo parece empinarse al precipicio de la Liga de Ascenso.

4.- Los mismos López Chargoy se han burlado de los jugadores, y desafiado o desoído las advertencias, tibias, timoratas de la FMF. No pagan salarios y encima en un fraude evidente, giran cheques sin fondos o postfechados, prohibido esto, para pago de salarios.

Asegurando que el Gobierno de Chiapas rompió su promesa de subsidiarlo, Jaguares denuncia además, en una paranoia persecutoria, que son azuzados y acosados fiscalmente, y que están en la ruina financiera.

5.- En el descaro de manipular cédulas arbitrales, el último reducto de dignidad de cualquier árbitro, Decio y Bonilla estercolan los casos de Pablo Aguilar, Rubens Sambueza y Enrique Triverio, primero con sanciones blandengues, el estilo de la casa, para después verse obligados a bajarse los pantalones y apegarse a reglamento.

El político español Antonio Cánovas, cita que "la libertad sin una autoridad fuerte e incólume, no es libertad al cabo de poco tiempo, sino anarquía".

Eso ha ocurrido en el manejo de la Liga MX, y de esa manera, Bonilla y Decio, queriendo ser tolerantes con sus favoritos, consolidan abusos puntuales.

Ambos han fallado en el momento clave para imponer sanciones ejemplares. Y quien no sabe hacer uso de la autoridad, apegada a reglamento, termina siendo extorsionado por su propia pusilanimidad.

De repente, en un escenario farandulero, carnavalesco, han saltado lidercillos del cambio. Charlatanes, al final, de ocasión, que filosofan lo que se debe hacer, pero que nunca se atreven a hacerlo.

Los Martínez y los Fassi despotrican en las tertulias mediáticas, pero en las reuniones de dueños traicionan su discursos advenedizos. El que estén amparados por uno de los tres más poderosos millonarios del mundo, como Carlos Slim, les permite seguir con el teatro guiñol del engaño.

¿El resto? Igual de sometidos. Jorge Vergara ya entró al redil del conformismo. Billy Álvarez vive bajo la esclavitud de 20 años de bochorno, y los representantes de Toluca, Tigres y Monterrey, eligen la inercia marchita y pacifista de encogerse de hombros.

¿El resto? Más de los mismos. O peor que los otros. Con el temor de pervivir en la quietud servil de las sombras.

Con la cantidad de torpezas de Decio, el último año futbolístico parecía ideal para que los trovadores de la revolución, pasaran de sus cantaletas de "generar un cambio" al ejercicio puntual de consumarlo. Pero ninguno se ha atrevido.

Camaleónicos, adaptándose por la mutación de sus miedos y escalofríos ante las amenazas, los dueños de equipos del futbol mexicano eligen vivir con el yugo, lujos sin duda, pero yugo, en sus ateridos pescuezos.

Por eso, más allá de las sanciones a Kuri y a Chiapas por el desplante divino de uno, o por el desplante de amedrentar de los otros, lo cierto es que esta Liga MX, una de las cinco mejores del mundo, según Bonilla y Decio, seguirá siendo un vodevil con 17 eunucos que ya claudicaron.