Cuando debutó con los Florida Marlins por la puerta grande en el 2003, al venezolano Miguel Cabrera comenzaron a apodarlo Baby Pujols, por su similitud con el toletero dominicano Albert Pujols, que dos años antes había irrumpido en las Mayores con la fuerza de un huracán de categoría cinco con los Cardenales de San Luis.
Pero no pasó mucho tiempo para que el mote de Baby Pujols pasara al olvido y Cabrera, a fuerza de batazos, comenzara a forjarse su propio nombre.
Con características similares, capaces de batear para altos promedios y fuerza bestial, ambos pasaron por los jardines y la tercera base, para terminar en la inicial como antesala a una eventual función de bateadores designados, cuando lo mande el Padre Tiempo.
El dominicano en su temporada 17 y el venezolano en su decimoquinta ya tienen méritos sobrados para ser considerados los dos mejores bateadores latinos que han pasado por las Mayores.
La pregunta es ¿cuál ha sido mejor?
En sus primeras diez campañas, Pujols lo ganó todo. Novato del Año de la Liga Nacional (2001), dos anillos de Series Mundiales (2006 y 2011), tres premios de Jugador Más Valioso del viejo circuito (2005, 2008 y 2009), una corona de bateo (2003), dos de máximo jonronero (2009 y 2010), una de campeón impulsador (2010).
En ese lapso logró mantener establemente registros superiores a los .300 de average, 30 cuadrangulares y las 100 remolcadas y la primera vez que falló en conseguir el doblete, en el 2011, se quedó a una empujada del centenar y su promedio fue de .299.
Con 32 años de edad, en el 2012 firmó un contrato de 240 millones con Los Angeles Angels y aunque comenzó un declive gradual de sus números, en gran medida por la aparición de lesiones y molestias, mantuvo una contundencia que ya quisieran para sí la mayoría de los mortales.
Sin contar las cifras de este año, en 2,426 juegos, el quisqueyano tuvo 9,132 turnos al bate, en los que conectó 2,825 hits, para un average de .309. Como extrabases acumuló en sus primeras 16 temporadas 602 dobletes, 16 triples y 591 cuadrangulares. Anotó 1,670 carreras y remolcó 1,817. Se ponchó 1,053 veces y negoció 1,214 bases por bolas. Se robó 107 almohadillas y fue capturado en el intento 41 veces.
Está cada vez más cerca de los exclusivos clubes de los 600 bambinazos, los 3,000 imparables y las dos mil impulsadas y cuando se retire, sólo será cuestión de esperar los cinco años reglamentarios para caminar orgulloso sobre la alfombra roja al entrar al Salón de la Fama de Cooperstown.
Por su parte, Cabrera también debutó a lo grande y en su primer juego en las Mayores, en partido interligas ante los Devil Rays de Tampa Bay, decidió con jonrón en el undécimo episodio para dejar al campo a los rivales.
Ese año 2003 fue pieza clave en el triunfo de los Marlins en la Serie Mundial ante los Yankees de Nueva York y por las siguientes cuatro temporadas que pasó en Miami estaría presente siempre en los Juegos de las Estrellas, aunque sus resultados más extraordinarios llegarían al cambiar de aires en el 2008, cuando fue canjeado a los Tigres de Detroit.
Fue en la Ciudad Motor donde el venezolano alcanzaría su mayor dimensión: cuatro títulos de bateo (2011, 2012, 2013 y 2015), dos como máximo jonronero de la Liga Americana (2008 y 2012), dos como campeón impulsador (2010 y 2012), siete visitas más a Juegos de Estrellas, dos veces Jugador Más Valioso (2012 y 2013) y cinco Bates de Plata, premio que ya había obtenido en dos oportunidades con los Marlins.
Fue también en Detroit donde firmó un contrato de 240 millones de dólares, al igual que Pujols, aunque por dos años menos, lo cual obviamente le reporta más dinero por campaña.
El pacto expira en el 2023, aunque el equipo tiene opción de extenderlo hasta dos años más, al 2025.
Antes de arrancar la presente campaña, el poderoso venezolano sumaba 2,096 partidos, en los que había pegado 2,519 hits en 7,853 turnos, para un average de por vida de .321.
Entre sus imparables hay 523 dobletes, 17 triples y 446 cuadragulares, había pisado el plato en 1,321 ocasiones y remolcado 1,553 carreras.
Acumulaba 1,011 boletos y 1,516 ponches, con 38 bases robadas en 58 intentos.
Ocho veces ha logrado combinarse para average superior a .300, con 30 o más jonrones y más de un centenar de impulsadas.
Su momento de mayor lustre fue en el 2012, al convertirse en el primer bateador en conseguir la Triple Corona desde que lo hiciera Carl Yaztrzemski 45 años antes, en 1967.
Con 34 años de edad, a Cabrera le restan al menos seis campañas más para seguir engordando sus números rumbo a Cooperstown.
¿Pujols o Cabrera? ¿A quién elegir si uno fuera gerente general de un equipo y tuviera que escoger entre ellos dos en el draft?
"¿A quién escogería si fuera gerente general? Por suerte no lo soy y así no tengo que elegir. No podría", opinó por su parte el venezolano José Altuve, segunda base de los Astros de Houston.
"Uuyyyyy, qué pregunta esa tan difícil, hombre", dijo el segunda base de los Bravos de Atlanta, Brandon Phillips, rascándose la cabeza.
"Estamos hablando de dos de los mejores que han pasado por este juego, muy similares, que van a ir ambos al Salón de la Fama. No sé...¿tengo que escoger uno? ¿No puedo tenerlos a los dos?... Creo que Albert, me llevaría a Albert", escogió Phillips.
"Pujols, definitivamente. Las cosas que hizo en San Luis esos 11 años no creo que las haya hecho mucha gente. Cuando yo llegué a las Grandes Ligas en el 2008 con los Cardenales él estaba allí y lo vi de cerca. Miguel ha sido otro gigante, pero me quedo con Pujols", opinó por su parte el lanzador zurdo mexicano Jaime García, ahora con los Bravos.
También coincidiendo con García, el colombiano Julio Teherán se decantó por el dominicano. "Sin restarle méritos a Cabrera, Pujols no sólo ha sido el mejor latino, sino uno de los más grandes bateadores en la historia de las Mayores".
"¿Por qué me haces eso? ¿Por qué me pones a escoger?", se preguntó Nick Markakis, jardinero de Atlanta. "Estuve nueve años con Baltimore y pude verlos mucho en la Liga Americana. Ambos son extraordinarios, aunque me quedaría con Cabrera.
"A los dos. Me los llevaría a los dos. O quizás lanzaría una moneda al aire y lo dejaría a la suerte. Cualquiera que escogiera saldría ganando", consideró Brian McCann, receptor de Houston.
"Miggy. Me voy con Miggy", dijo su compatriota Marwin González, de los Astros.
Y usted, ¿a quién escogería? Se lo dejo de tarea.