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Con el protagonismo de Aaron Judge, quizás los Yankees no necesitan a Bryce Harper

El jugador de 6 pues 7 pulgadas y 282 libras de peso conocido como Aaron Judge es una fuerza tal de la naturaleza, que podría ser lo suficientemente poderoso como para cambiar la historia de los Yankees y cambiar el panorama de varias carreras legendarias. Con cada poderoso swing, Judge se acerca más a convertirse en el nombre más grande en todo el béisbol de Grandes Ligas.

Incluso antes de su jonrón de casi 500 pies de distancia el domingo en el Yankee Stadium, Judge ya era el que más votos había recibido para el Juego de Estrellas en la Liga Americana.

Judge está despedazando pelotas hoy en día. En el futuro, podría poner un detente a la idea de que Bryce Harper, pautado para convertirse en agente libre luego de la temporada 2018, esté destinado a ponerse el uniforme a rayas.

La premisa del matrimonio Harper-Yankees hace mucho sentido desde el arranque. Pero la misma está basada en algunos supuestos:

1. Se suponía que los Yankees estarían en modo de reconstrucción, con un declive en su popularidad, hasta la temporada 2019. Ellos iban a necesitar un nombre grande para atraer fanáticos. Harper sería un candidato natural.

2. Los Yankees, habiendo limpiado su nómina, estarían dispuestos a gastar los $400 millones más o menos que se necesitarían para firmar a Harper porque él acabaría de cumplir 26 años en octubre de 2018.

3. En ese punto, se supone que los jugadores jóvenes de los Yankees estarían llegando a la madurez, convirtiendo a Harper en el ingrediente principal en otra posible dinastía.

Pero Judge podría deshacer esos supuestos como rectas de 92 mph. Por lo menos, si Judge sigue bateando cercano al ritmo que lleva - ahora mismo, es líder en las tres categorías de la Triple Corona - será el jugar más mercadeable en el deporte. Su impacto detendrá la tendencia a la baja de las asistencias a los partidos de los Yankees. Podría eliminar cualquier razón auxiliar - más allá del ganar - para firmar a Harper.

Para los Yankees, Judge es una amenaza financiera doble. Su salario es una bagatela y su producción podría servirle de apalancaje potencial para el futuro.

Aunque el reloj de la agencia libre de Harper comenzó cuando era joven - va a ser agente libre en sus medianos 20 años - Judge ya tiene 25 años, por lo que no será agente libre hasta que tenga 31 años. Judge solo se gana el salario mínimo en la liga esta temporada con $535,000 y para el año que viene solo le tocaría un aumento mínimo pre arbitraje, mientras que Harper recibirá casi $14 millones este año y casi $22 millones la temporada que viene.

Harper podría terminar en el Bronx en dos años, pero si Judge es de verdad, entonces los Yankees se sentirán un poco menos desesperados - y una mejor posición de negociación cuando se sienten frente al agente de Harper, Scott Boras.

Quizás algún día cercano los Yankees (lease: en el siguiente par de años) intenten firmar a Judge con un acuerdo a largo plazo, utilizando la ventaja del hecho que la agencia libre está tan lejos de él para firmarlo a precio de descuento. Eso le permitiría a ellos retener los recursos para firmar a Harper, lo que hace salivar a los fanáticos con la posibilidad de tener una combinación del 2 al 5 en su alineación de Gary Sánchez, Harper, Judge y si se endereza, Greg Bird.

Para el invierno del 2018, es posible que siga siendo muy atractivo, pero los Yankees podrían necesitar encontrar pitcheo en vez de otro jardinero. Su sistema tiene profundidad con Clint Frazier y Dustin Fowler en Triple-A y algunos buenos prospectos en los niveles inferiores. Y no solo sobre los jardineros.

Gleyber Torres, uno de los mejores prospectos en el béisbol, podría ser un Yankee el mes que viene, y otra estrella que bloquea una potencial firma de agente libre como Manny Machado. Con Starlin Castro en la segunda base y Didi Gregorius en el campocorto, Torres podría moverse del medio del cuadro interior a la tercera base en el Bronx.

Pero Torres sigue siendo prospecto, que aún no ha hecho nada a nivel de Grandes Ligas. Sin embargo, Judge lo está haciendo todo.

Es el hombre más fascinante en el béisbol con sus hábitos peculiares y sus valores estadounidenses de poner al equipo por encima de todo. Cuando se le hace una pregunta sobre sí mismo, Judge casi siempre convierte el tema en una alabanza a sus compañeros.

Cuando comienza un partido, se echa dos pedazos de goma de mascar a la boca, y como cuestión de buena suerte, no cambia esas piezas hasta que hace un out. Cuando corre desde el jardín derecho hacia el dugout para cerrar una entrada, siempre espera en las escaleras para dejar que sus compañeros jardineros entren primero.

Todo eso forma parte de la leyenda de Aaron Judge. Todavía es demasiado temprano en su carrera. Quizás de algún modo todo esto sea un espejismo, pero de seguro que ahora mismo no se siente como eso. Judge está haciendo historia en los Yankees - y posiblemente, cambiarla también.