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¿Hasta dónde puede llegar José Altuve?

En su arrogancia y ego obeso, Barry Bonds no era muy dado a elogiar a nadie más que a sí mismo.

Sin embargo, no escondía su admiración y respeto por el campocorto David Eckstein, por el empeño y la energía que ponía en el juego, a pesar de su corta estatura de cinco pies y seis pulgadas.

Habría que preguntarle entonces al rey de los jonrones su opinión sobre el venezolano José Altuve, tan pequeño como Eckstein, pero con cifras muy superiores al antiguo torpedero de Angelinos de Los Ángeles.

Lo de Altuve ya pasa de lo extraordinario. El segunda base de los Astros de Houston es una máquina de batear casi perfecta, que pone a soñar a los amantes de ver romperse récords aparentemente inalcanzables.

Con apenas 27 años recién cumplidos, el venezolano podría no haber llegado aún al pico de su carrera, a pesar de que ya ha plasmado números de asombro desde su debut en el 2011.

No fue fácil para él abrirse camino en un mundo dominado por hombres de más de seis pies de estatura y musculaturas hercúleas.

Pero lo que la naturaleza no le dio, Altuve lo ha compensado con trabajo incansable, tanto en el gimnasio, como en el terreno, hasta conseguir la excelencia.

En los primeros 933 juegos de su carrera ya acumula 1,194 imparables y a ese paso, si la salud lo acompaña, la emblemática marca de tres mil imparables parece estar al alcance de su mano, con lo que pavimentaría su camino hacia el Salón de la Fama de Cooperstown.

Altuve tiene hasta ahora un promedio de 1.3 hits por partido, el cual es superior a los 1.2 cohetes por encuentro que consiguió Pete Rose, el líder histórico en hits en las Mayores (4.256).

Lleva tres campañas seguidas con 200 o más inatrapables y se encamina a su cuarta temporada con esa cantidad, al acumular 148 a falta de 55 juegos en el calendario regular.

También va en paso hacia su tercer liderazgo de bateo, tras los conseguidos en el 2014 (.341) y el 2016 (.338).

En el mes de julio se calentó para convertirse en una pesadilla para los lanzadores rivales, al sumar 48 cohetes en 23 encuentros y batear para average de .485.

Si la mayoría de los peloteros alcanzan el punto máximo de su rendimiento entre los 27 y los 32 años, entonces lo mejor de Altuve está por llegar.

Debieron pasar 84 años para que el japonés Ichiro Suzuki quebrara la marca de más hits en una campaña, impuesta por George Sisler en 1920.

Ese año Sisler dejó en los libros de récords 257 imparables, que Ichiro elevó hasta 262 en el 2004.

Aunque se trata de una cifra excepcional, es el venezolano el único que parece capaz de alcanzarla y superarla, de acuerdo con su progresión.

Para ello, necesitaría subir su frecuencia de hits a 1.6 por partido y jugar los 162 encuentros del cronograma.

Cuando el japonés rompió el récord de Sisler, tuvo ese mismo promedio de 1.6 y sólo dejó de participar en un desafío.

¿Y qué tal soñar con promediar sobre .400, algo que no ocurre desde que lo hizo el gran Ted Williams en 1941?

Si le preguntan a cada jugador de Grandes Ligas a quién creen capaz de hacerlo, la gran mayoría mencionará al pequeño venezolano como principal candidato.

Es cierto que nadie puede ver el futuro y todo entra en el campo de la especulación, pero me robo la frase de A.J. Hinch, su manager en los Astros, en ocasión de que el venezolano consiguiera la rareza de batear dos dobles y dos triples en un mismo juego ante los Marlins en Miami.

''¿Altuve? De él nada me extraña''.