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¿El triste y obligado retiro de Rafa Márquez?

LOS ÁNGELES -- En México, todo el mundo es culpable... aunque demuestre lo contrario. En Estados Unidos, todo el mundo es inocente hasta que...

Hoy Rafa Márquez, para el Departamento del Tesoro de EE.UU., es culpable de vínculos diversos con narcotraficantes. Tan impactante el anuncio que hasta la Oficina de la Presidencia de México quitó de las redes sociales la cariñosa fotografía de Peña Nieto con Julión Álvarez.

Ojo: ésta debe ser apenas la punta de la madeja. Seguramente la justicia mexicana reaccionará bajo la presión estadounidense de dar seguimiento a sus averiguaciones.

Y ciertamente debe ser culpable. Por obra u omisión. La ignorancia no exonera a nadie, y en el caso de un hombre con el recorrido del Káiser, menos aún.

Cabe la posibilidad de que fue engañado. Cabe la posibilidad de que fue entrampado por sus socios y representantes. Cabe la posibilidad de que entregó la administración absoluta de sus bienes a gente con prioridades mezquinas.

Rafa Márquez puede incluso argumentar amenazas y ampararse jurídicamente en que "actus me invito pactus, non es meus actus (lo que hice contra mi voluntad, no es obra mía)", pero difícilmente procederá ante los años de relación comprobados por las autoridades de Estados Unidos.

La fortuna multimillonaria de Márquez tiene un origen identificable: el futbol. Su paso estelar por Mónaco y Barcelona le bastó para blindar la seguridad económica de sus descendientes directos por generaciones. En la MLS recibió un salario sin precedentes, mientras que con León y Atlas sus ingresos eran de diez dígitos.

Seguramente Rafa Márquez, en la comodidad de una vida compartida entre sus equipos y la capitanía de la selección, además de actos sociales de una Fundación, hoy bajo querella, poco tiempo e interés tenía en convivir con los facinerosos del Cártel de Los Flores, lo que no significa que como socio e inversor no debiera preocuparse por saber un poco más por la filiación moral de sus asociados.

Seamos claros: en México, hoy, la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de la Defensa Nacional saben perfectamente dónde viven y qué hacen y dónde lo hacen y con quién lo hacen, desde cada cabeza de cartel de narcotraficantes, hasta el más infame e infeliz de sus camellos. Que no quieran encarcelarlos es otra historia.

Más allá del daño moral evidente contra el jugador y sus empresas, de cualquier tipo, se despertarán suspicacias y se avivarán otras, como el hecho de que los socios del Atlas nunca lo consideraron a Márquez como un legítimo aspirante a comprador del equipo, sin definir las causas, lo cual es hilar con un cinismo impresentable.

Deportivamente este escándalo trae consecuencias severas. Comienzan en una selección nacional que aún lo considera su caudillo, y siguen en un Atlas que deberá proceder contra el jugador, aunque seguramente la pusilanimidad de Decio de María en la FMF dejará que las cosas pasen.

Con una carrera respetable, notable, y un prestigio como futbolista innegable, con los trofeos más importantes de UEFA y Concacaf en sus aparadores, seguramente Rafa Márquez encontrará solidaridad en el aficionado mexicano y seguramente precipitará su partido de despedida del Tri, porque, insisto, esta es apenas la punta de la madeja.

Obviamente, más allá de las rebeldes y constantes afecciones en la espalda, para el capitán de la Selección de México será difícil concentrarse en el futbol, cuando gran parte de sus bienes y hasta su propia libertad, pudieran estar en riesgo.

Sería sin duda un triste final para una carrera brillantísima como jugador, y seguramente por la mezquina avaricia de quienes le rodean y se creyeron, por estar bajo la égida de Rafa Márquez, impunes a cualquier repercusión por asociación delictiva.

Y las tribulaciones continúan para Juan Carlos Osorio. Márquez seguramente será baja ante Panamá y en Costa Rica. Mientras Marco Fabián está descartado, con Andrés Guardado y Miguel Layún en duda, en tanto que Giovani dos Santos y Carlos Vela podrían declinar su convocatoria.