LOS ÁNGELES -- El futbol mexicano se pavonea. Le toca una tajada, por cierto, desabrida, del pastel mundialista a hornearse para 2026. Mejor que morir corroído de los ácidos gástricos de antojo.
Habida cuenta que Marruecos es el rival de esa alianza en la que EEUU es el oligarca, y reparte mendrugos entre un indigente financiero como México y un indigente futbolístico como Canadá, queda claro, pues, que el Mundial 2026 se prepara para ser el primero con tres países sedes. Tres enanos futboleros procreando el gigantismo: 48 equipos.
Habida cuenta que la inauguración será en Canadá y la Final en EEUU, pero México ya sabe que su selección jugará cuatro partidos en el vecindario del Azteca, en Monterrey, en Guadalajara y otro coliseo más que llegue al precio de alquiler de la cortesana tricolor. Un dedo, el mayor, claro, pero bien embarradito de atole.
Como fiesta universal, como placer del escapismo de 90 minutos, y como exaltación de la bulla y el jolgorio que genera el futbol, para una nación que requiere de semejante teatro ilusionista, siempre debería ser bienvenidas ese rosario de partidos mundialistas en territorio mexicano, que además, inevitablemente, garantiza al Tri ser cabeza de serie. El Flautista llega desde Hamelín.
Con la esperanza poco esperanzadora de que las condiciones de salud económicas, sociales, de seguridad, de estabilidad, y de civismo mejoren en estos siete años de feria premundialista, no puede soslayarse la brutal realidad actual de México y, claro, de su futbol, controlado con trampas, mentiras, violaciones al reglamento de FIFA, y el coro irrefrenable del "Eeeeeeee...tcétera".
Con cierto tono segregacionista, este Mundial 2026 entregará a México sus propios capítulos y, después, si lo merece en la cancha, le arrebataría a su Tri, para que ayude a pulular y poblar los estadios estadounidenses. Y claro, eso implicaría que los mexicanos de México se queden en su vecindario. Cuando la fiesta genuina comience, cuando la guerra se vuelve más exquisita, ya sólo podrán seguirla por televisión.
Y claro, con los precios unificados para los tres países, la fiesta no será para todos, a menos, claro, que la renta, la despensa o los útiles escolares, en algunos casos, sean canjeados por boletos. Inicialmente, los cálculos implican que el costo de entradas en la primera ronda será entre 80 y 400 dólares.
Es como la ironía en esos rincones del mundo, donde los misioneros se emperran en enseñarles a usar los cubiertos a quienes no ven comida en su plato. Hambreado, pero con buenos modales.
Y los escenarios dramáticamente más importantes para México deberán haber mejorado notoriamente para esa cita. Hoy, el mexicano desafía retos cada día para atreverse salir de casa y bendecirse por regresar a ella. Y que nadie me diga que yo vivo en la serenidad en Los Ángeles, y poco sé de las tribulaciones de los paisanos.
Hoy se vive bajo el miedo. Y el crimen. Y la miseria. Escenario dantesco, en el que hasta la muerte acude por transfusiones de sangre.
Entre el desempleo, la incapacidad para combatir la delincuencia, y la carestía, que sólo para los que viven al amparo generoso y hedonista de Los Pinos, no existe, la realidad es que hasta los pobres compadecen a los que creen vivir en la clase media.
Pero, cuando hemos vivido, in situ, en coberturas puntuales, la realidad de mundiales como Sudáfrica y Brasil, la resaca mundialista puede ser extremadamente peligrosa para una sociedad que ya no está en condiciones de naufragar por sufragar el circo, por encima del pan.
No olvidemos un dramático ejemplo sintetizado en cifras finales: antes de organizar su Mundial, Alemania era el país con el más poderoso Producto Interno Bruto del mundo. Después del Mundial, a pesar del peregrinaje turístico que vivió, tardó dos años en recuperar esa posición de liderazgo.
Lo de Brasil ya no es necesario ni reseñarlo. Aún hay abiertas heridas de auditorías sangrando y monumentales construcciones silenciosas derruyéndose tras el Mundial y los JJOO.
Esta FIFA y estas tres federaciones de futbol de tres países, me recuerdan un fragmento de José Luis Alvite: "buscan amamantarse arrimados como reptiles al cadáver de una mujer con las pupilas de cuarzo y la leche de leña".
Sí, así.