Bob Arum es un viejo zorro. Como dirían los mayores: "más sabe el Diablo por viejo que por Diablo", enseñanza que bien se adhiere a la filosofía del añejo promotor.
Arum volvió a mencionar a Guillermo Rigondeaux, y esta vez no fue para mofarse o soltar la bilis contra el cubano. El mandamás de Top Rank, en un giro inesperado, a lo Quentin Tarantino, considera seriamente al doble campeón olímpico como posible rival de su nueva gran baza en el boxeo rentado: el ucraniano Vasyl Lomachenko.
De hecho, ambos campamentos están negociando y en cualquier momento podría anunciarse oficialmente la pelea, que según fuentes sería en el Madison Square Garden de Nueva York, el 9 de diciembre en una cartelera que será transmitida por ESPN.
Con Manny Pacquiao cercano a la puerta de salida, los cinco sentidos de Arum están en buscar su reemplazo, y para ello necesita hacer rentable al pugilista europeo, verdadero súper dotado en el Arte de Fistiana.
Pero ¿por qué escoger a Rigondeaux? Si ya una vez Arum dijo que Lomachenko versus Rigondeaux sería "una pelea de m...".
¿Qué le hizo cambiar de opinión?
Después de "inflar globos" ante Jason Sosa y Miguel Marriaga, a los cuales derrotó por la vía del cloroformo, Arum necesita dar un golpe sobre la mesa. Presentar un verdadero reto que legitime a Lomachenko como la próxima gran estrella del boxeo.
El octogenario promotor entiende que Canelo Álvarez es un peleador con talento, pero que está ocupando la cima del deporte por la orfandad de grandes figuras y los tejemanejes de sus némesis, Oscar de La Hoya, para encontrarle rivales a modo.
Arum está apostando a una derrota del mexicano ante Gennady Golovkin y a una victoria de Lomachenko para que su púgil escale al indiscutido número 1.
La ecuación sería imposible ubicando en la esquina contraria a Orlando 'Siri' Salido. El azteca es un veterano curtido -que le infligió su única derrota profesional- pero que no está siquiera cercano al top 10 de mejores peleadores en el ranking libra por libra.
Ganarle a Rigo representa una mayor proeza deportiva que ganarle a Siri o que 'GGG' le gane a Canelo.
Medios, fans y promotores podrán llamar correlón y aburrido al 'Chacal', pero dentro del mundo del boxeo, los que saben reconocen la excelsa calidad del cubano.
Rigondeaux es alta cultura, no reguetón, y Arum lo sabe.
Floyd Mayweather, Andre Ward, Mikey García y Freddie Roach lo ubican entre lo mejor de los últimos años, y tantas estrellas no pueden estar equivocadas.
Pero colocar a Lomachenko en el número 1 no luce como único objetivo del promotor. Arum quiere tomar revancha del hombre que puso en ridículo -un día después de recibir el premio de Mejor Boxeador del Año 2012- a Nonito Donaire, una inversión de años y que preveía fuera el sustituto natural de Pacquiao.
Arum no le perdona esa a Rigondeaux. Y sabe que si alguien puede vencerle, ese es Lomachenko. Ambos son dos veces campeones olímpicos, monarcas mundiales en el profesionalismo y técnicamente pudieran ocupar el top 3 mundial junto con Andre Ward.
Poniendo cada una de sus cualidades sobre una balanza, existe paridad, la gran diferencia radica en el peso. Y trascendió que la pelea estaría pactada en 130 libras. En ese peso el ucraniano tendrá una enorme ventaja.
Hace algunos años Rigondeaux me confesó en una visita a su entrenamiento que en tiempos de descanso, cuando no tiene pelea programada, su peso asciende hasta las 125-126 libras de peso. No más.
A los 36 años y apenas sin pelear, Rigondeaux aceptará cualquier condicionante. Y no es lo mismo la pegada de un súper gallo (122 libras) a la de un súper pluma (130). Ahí está el arma secreta de Arum para jugar al seguro.