• Los escándalos de corrupción de Río 2016, las bajas ganancias de Londres 2012, el altísimo costo de Beijing 2008, los problemas económicos de Atenas 2004, el poco efecto turístico de Sidney 2000, han creado un caldo de cultivo para que tanto sociedades como empresas y gobiernos piensen más de dos veces en buscar ser sede.
El 13 de septiembre de 2017 se otorgaron de manera oficial las sedes de los Juegos Olímpicos de la tercera década del siglo XXI, que con anterioridad ya habían sido negociadas entre las dos candidatas a los Juegos de 2024.
Los Ángeles son elegidos con 11 años de antelación; mientras que París tendrá que esperar siete años para la justa; son sin duda periodos de tiempo muy largos. Esto tiene su explicación en que los Olímpicos, lamentablemente, no son demandados y anhelados como antes, han caído en una crisis no sólo económica, sino también política y social, una crisis de credibilidad, principalmente herencia de Río 2016 y Brasil 2014.
Los Olímpicos de 2016 fueron buscados por Tokio, Madrid, Chicago, Doha y la ganadora Río. Los juegos de 2020 tuvieron a Madrid, Estambul y la ganadora Tokio; lo que observamos es una disminución de las ciudades candidatas.
Para 2024, se preenlistaron Roma, Budapest y Hamburgo, que ya no fueron oficialmente candidatas, quedando sólo dos: París y Los Ángeles. La disminución progresiva de candidatas nos indica el descontento social, el faltante de patrocinadores (la marca de hamburguesas anunció su próximo retiro), la menor disposición de dirigir recursos públicos, los problemas de seguridad con un terrorismo creciente, los altos costos, el problema de qué hacer con las instalaciones (elefantes blancos), etcétera.
El Comité Olímpico Internacional (COI) reaccionó ante los temores de no tener candidatas, o que sólo Los Ángeles se presentará para 2028. Entonces, negoció y otorgó de un golpe ambas sedes.
Los escándalos de corrupción de Río 2016, las bajas ganancias de Londres 2012, el altísimo costo de Beijing 2008, los problemas económicos de Atenas 2004, el poco efecto turístico de Sidney 2000, han creado un caldo de cultivo para que tanto sociedades como empresas y gobiernos piensen más de dos veces en buscar ser sede de unos Juegos Olímpicos. Los alemanes son un ejemplo, en referéndum votaron en contra de los Juegos de Verano e Invierno, en Hamburgo y Múnich.
Los escándalos de corrupción dentro de la FIFA, sus confederaciones y los casos de (los Mundiales) Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Qatar 2022, pero principalmente el de Brasil 2014, también han afectado. Ambos eventos, Mundial y Olímpicos, se han contaminado de poca credibilidad, pasando de símbolos de pureza deportiva a sinónimo de corrupción, comercialización y dopaje.
Han pasado de megaeventos a gigaeventos. El crecimiento desmedido de ambos eventos deja a muchos países sin posibilidades económicas y organizativas para poder albergar las justas deportivas, y las naciones que pueden, se lo cuestionan.
Los Olímpicos estuvieron en crisis económica en los años de la Gran Depresión, además de los efectos de la Primera Guerra Mundial. Los Juegos de Los Ángeles 1932 vinieron al rescate, y a pesar de tantos problemas se pudieron realizar, pues los europeos estaban descartados. Fue hasta Berlín 1936 que la justa repuntaría.
La Guerra Fría dio un golpe casi de muerte a los Olímpicos, debido a la política. Nuevamente, la ciudad de Los Ángeles (1984) efectuaron los Juegos, después de ser candidatos únicos, bajo el argumento de reutilizar las instalaciones, disminuir costos, etcétera. Fue hasta Barcelona 1992 que la justa volvió a tener fuerza. Una vez más, Los Ángeles (2028) sale al rescate como candidata única.
Tanto París como Los Ángeles serán por tercera vez sedes olímpicas; con la encomienda de darle brillo nuevamente a la Carta Olímpica; reenamorar a la sociedad; ser honestos; ecológicos; comerciales, pero sin excesos; volver a los Olímpicos otra vez anhelados y que para 2032 sean nuevamente buscados por varias sedes y se efectúen unos juegos revolucionados.
Aunque todo parece indicar, hoy, que Asia se llevaría esos juegos y la principal candidata sería Beijing, seguida muy de cerca por Shanghái. China se mostraría aún más como potencia, que ya lo hizo en 2008, aunque no podemos descartar a India, que así mostraría su entrada a la élite de sedes deportivas que deben tener como base el crecimiento político, económico y diplomático.
Con información de Erasmo Zarazúa, académico e investigador de la Universidad Iberoamericana