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Otra derrota de los eunucos ante Azcárraga

LOS ÁNGELES -- Contrastes: Televisa se apropia los derechos de transmisión de los dos próximos ciclos mundialistas del Tri pagando 200 millones de dólares. Y la FMF dona 7 millones de pesos (360 mil dólares) de los 650 millones de dólares que ha recolectado en este ciclo mundialista.

Mezquindad es donar el hueso, después de chuparse la chuleta entera. Pero es Decio de María, quien en cualquier otro oficio que el de ser zalamero, se moriría de hambre.

Contrastes: Televisa retiene con 200 mdd el botín del Tri. Por sólo una parte de ese botín, Carlos Slim ofrecía 260 mdd, es decir un 30% más. Alguien debe ser el epítome, el prototipo de la imbecilidad, para negarse a recibir 60 millones de dólares.

Parecer imbécil o comportarse como imbécil, es la mejor forma de servilismo y ocultar además, la vileza del amo, dueño de su yunta. La decisión fue tomada por Alejandro Irarragorri (Santos), Ares de Parga (Pumas) y Jorgealberto Hank (Xolos), por lo tanto...

Ojo: ninguno es una blanca palomita. Televisa revenderá los derechos a TV Azteca y a Univisión. A cada uno le cobrará 100 millones de dólares por los dos ciclos mundialistas. Es decir, a Televisa no le costarán un centavo los derechos de transmisión del Tri...

Por su parte, Carlos Slim pretendía revender a la televisoras de paga en México y EEUU, ya a plataformas digitales los derechos de transmisión. Es decir, esos 260 millones de dólares que ofreció iba a recuperarlos y a generar una ganancia exorbitante.

¿Porqué la FMF no vendió a la vaca en pedazos y en cambio la entregó entera y abaratada a una sola empresa?

Sí, Usted ya lo sabe: Emilio Azcárraga Jean es dueño de la vaca, del establo, del granjero y del... buey.

Ojo: la selección mexicana, en teoría les pertenece a los clubes. Si los equipos se niegan a prestar jugadores, como por ejemplo, que se lesionen todos súbita, casual, coincidentemente, pues el Tri deberá limitarse a los "europeos", quienes, ya se vio, no sacan al buey de la barranca.

Pero, la votación dejó en evidencia la cobardía de los propietarios de equipos: 10 a favor y 4 en contra de que los derechos de transmisión se abarataran para Televisa. Y los que se abstuvieron fueron aún más patéticos: se acobardan hasta de ser cobardes.

Y deja también en evidencia a los que, cuando no los ve Emilio, gallardamente se plantan y engolan la voz, fruncen el ceño, hacen ademanes, y gesticulan con señorío: "Ni Televisa ni Azcárraga Jean son dueños del futbol mexicano".

Ha quedado en claro que sí. Una vez más, ha quedado en evidencia que en el momento de actuar mienten todos esos: Jorge Vergara, Jesús Martínez, González Ornelas, El Inge Rodríguez, Hank, Irarragorri, Álvarez Cuevas y los que Usted quiera.

Porque no importa si votaron a favor o en contra, al final han sido, son y serán sometidos por las decisiones que se tomen en el Salón Oval de Televisa, donde ocurren pasajes similares a los de otro Salón Oval, incluido el "affaire Lewinsky".

El aficionado poco puede hacer. Sólo le preocupa el espectáculo y su equipo. Debería tener, sin embargo, el derecho de elegir a quien escuchar en la narración y el análisis de los juegos de su selección.

Pero la FMF y la Liga MX sólo se acuerdan del aficionado cuando lo manipulan para llenar estadios de partidos moleros. Entonces sí, pasa de ser Juan de los Palotes, a "Nuestro Jugador Número Doce".

La lección ahí queda. La mamá de los pollitos aplacó el gallinero cuando a los gallitos de pelea les cortó los espolones y los envió de nuevo, a comer el maicito que les tira cada cuatro años.

Porque, ojo, de entrada simplemente, a los clubes, les sacaron de las manos esos 60 millones de dólares de diferencia entre lo que pagó Televisa y lo que ofrecía Carlos Slim.

Por eso, a todos esos revolucionarios, futuristas, orquestadores del cambio, progresistas, arquitectos de la evolución, que quedaron expuestos como revoltosos ridículos, la próxima vez que pretendan armar una revolución, que primero, ellos mismos, midan el tamaño de sus gónadas para medir el tamaño de sus osadías.

Hoy, todos, pero todos ellos, quedaron como eunucos, en otra lucha contra el poder que ellos mismos veneran y al que ellos mismos se someten.

Lo define bien Joaquín Sabina: "Qué pequeña es la luz de los faros de quien sueña con la libertad ...".