LOS ÁNGELES -- No basta un comunicado, por más repercusión que tenga en redes sociales. No basta la solidaridad inútil de los "me gusta" en Twitter o en FaceBook.
No basta dejar constancia por escrito. Es necesario dejar constancia con hechos. La palabra construye la idea, los actos generan los cambios.
Las palabras son tan poderosas o tan frágiles como las acciones que le siguen. La mejor arenga, el mejor sermón estimulan los cambios, pero sólo los procederes los consuman.
Sin duda, que la Asociación de Futbolistas y Rafa Márquez saltaran en defensa de Oswaldo Alanís es un reflejo puntual de una revolución gremial, al menos en actitud. El panfleto se convirtió en mensaje, pero de mensaje debe consumarse en una proclama.
Qué bueno que ambos, asociación y Márquez lanzaron la piedra viral y virtual, pero hoy deben mostrar la mano. Los responsables deben responder a alguien. Y hay que saltar de detrás del celular o la computadora para confrontar, cierto, pacíficamente, mesuradamente, coherentemente.
Alanís fue enviado a la filial de Chivas de Segunda División. No aceptó un contrato semestral porque exige un compromiso multianual con un aumento salarial. Pero, José Luis Higuera considera que nadie en el equipo puede pedir privilegios, tras "el nefasto torneo que tuvimos".
Alanís y su representante no aceptaron. Matías Almeyda coaliciona con Higuera y acepta que a su defensa central, quien tuvo un desatinado Apertura 2017, se le coacciona, se le amenace, bajo el riesgo de que quede fuera del Mundial de Rusia, para que acepte las condiciones.
Carlos Salcido, Jair Pereyra, Rodolfo Cota y otros más, fueron presionados y aceptaron firmar por seis meses. El remordimiento del desastroso torneo de Chivas, los hizo sentir culpables y cedieron. Alanís, no.
Hay un impasse entre ambas partes. El defensa hace pretemporada en Tlaquepaque y sus compañeros en Cancún.
Una lucha de egos. Carencia genuina de negociación por ambas partes. Las hormonas les matan las neuronas. Alanís necesita de Chivas y Chivas de Alanís. No razonan, reaccionan.
Como efecto, saltan la AMF y Márquez a la cabeza de un movimiento en redes sociales, que seguramente debe conseguir más adeptos, especialmente entre los europeos, quienes están más allá del bien y del mal, de las entrampadas y amañadas formas de asfixiar por parte de directivos.
¿Tiene Márquez ya la potestad de representar a la AMF? Estatutariamente sí.
Pero ¿tiene la autoridad reconocida ante la FMF para citar a charlar, negociar o interceder ante Chivas por Alanís? No. Puede pedir una audiencia con el Guadalajara o concretamente con quien Ricardo Peláez ha inmortalizado como "El Pelagatos de Vergara", pero éste no tiene ni obligación ni educación para atenderlo.
Es decir, no hay aún un mecanismo institucional, oficialmente reconocido para que Márquez abogue por Alanís ante Chivas.
Públicamente, ante los ojos de la afición, podrán hacerlo la Asociación y Rafa, pero no hay herramienta tangible para llevar a una mesa de negociaciones a ambas partes, y menos ante un cabildeo laboral.
La AMF, ojo, aún no ha conseguido emanciparse de la FMF. No ha conseguido cortar el cordón umbilical en la mesa de partos. Decio de María y sus fariseos aún pueden abortar el proyecto.
Y cuidado: el resto de los clubes, por más amor u odio que tengan a Jorge Vergara y a ese personaje torvo a quien llama Peláez "El Pelagatos de Vergara", son poco simpáticos y poco agradables a la mayoría de los 17 clubes restantes, estos, sus directivos, saben que solapar esta sublevación, aparentemente en gestación, sería contraproducente.
Si esta reacción hecha raíces, si es una generosa y fértil semilla, ellos, los otros 17, saben que están expuestos a una reacción similar.,
Hacen bien, la Asociación y Márquez en no confrontar como un frente beligerante, como un grupo de choque. Aunque, de hecho, ya la primera piedra fue lanzada con ese boletín cibernético.
Por eso, insisto, lo único que la AMF y Rafa Márquez, y quienes cerraron filas en torno a él, lo único que no pueden hacer es estancarse, quedarse quietos, recular.
No dar un segundo paso al frente sería perder credibilidad, de sus agremiados y posibles agremiados y de esa afición que anhela ver en los futbolistas esa poderosa sublevación de cambio, esa misma que como ciudadanos, no se atreven a consumar.
Que recule Chivas, pero no la AMF.
Si recula el Guadalajara será una victoria absoluta.
Si recula la AMF será su derrota absoluta.