MÉXICO -- A ver... Déjenme intentar, desde esta trinchera, ‘disparar’, no con un balón, sino con ‘tinta’ para atinarle a lo que hizo ayer el jugador colombiano, naturalizado mexicano, Carlos Darwin Quintero. ¿Jugó como ‘Niñote’ o puso en peligro la integridad física de nuestro compañero Marcelino Fernández?
No se trata de agarrarse del tema del momento. Vamos a desmenuzar, cómo los jugadores hacen un ‘jueguito’ la falta de respeto hacia los profesionales de la noticia.
Este aspecto debería ser un respeto mutuo, entre ambos entes, que con el paso de los años se ha diluido entre jugadores y reporteros de la fuente futbolística.
¿Un botón? En un entrenamiento del América, el otrora jugador, Cuauhtémoc Blanco, aseguró que los reporteros que estábamos presentes en la práctica éramos unos ‘muertos de hambre’.
¿Le aplaudimos? No, fue insultante y desagradable. El ejemplo claro de cómo algunos futbolistas e incluso directivas (no todos por fortuna), ven el trabajo periodístico como algo bajo, deleznable, justo el espejo de lo sucedido ayer en los campos de Coapa, un juego, un entretenimiento donde el reportero es el tiro al blanco, el punto a golpear.
Lamentable ver las justificaciones de usuarios en redes sociales a lo hecho por Quintero. No se equivoquen. Lo ayer no fue un juego, al menos no para los que hemos pisado campos de entrenamiento, y por momentos recibimos humillaciones de jugadores ignorantes que creen que en su calidad de ‘intocables’ pueden pisar la dignidad de las personas, que sirven como vehículo de comunicación para los aficionados y buscan cotidianamente hacer su trabajo, servir a su empresa y a la gente primordialmente.
¡El objetivo es... @marcelinofc!🎯
— ESPN.com.mx (@ESPNmx) 24 de enero de 2018
Jugador del América intentó pegarle de larga distancia a nuestro reportero en vivo 😮#Revívelo 👇https://t.co/u3eQye2Thx pic.twitter.com/Lv5sKMrl4x
Sr. Quintero ¿no le basta con ser una de las contrataciones que más han dejado que desear en su paso por uno de los equipos más grandes del futbol mexicano? ¿No le avergüenza que los 14 millones de dólares (es lo que se asegura que América pagó por usted) hasta el momento no sean ‘devengados’ con sus pírricas actuaciones dentro del campo de juego?
No fue usted quien se ofendió por las expresiones (reprobables a todas luces) que le hizo en su momento, Darío Verón y que provocó todo un movimiento en derredor suyo para defenderlo y frenar con el estúpido racismo. Usted señaló y ahora es señalado. ¿No le indigna?
¿No se conforma con que la prensa lo ponga cada temporada fuera del equipo por bajo rendimiento? ¿Por qué no mejor aprovecha las oportunidades que le ha dado el equipo para demostrar su gran talento que derrochó en Santos y que ha dado a cuenta gotas en el América?
Preguntas sobran.
Déjeme recordar que en ese insensato juego de pégale al reportero donde se ve cómo lamenta no haber dado con el ‘blanco’, pues el balón pasó a unos centímetros de Fernández. Personalmente yo lamento que usted sea uno más de los cientos de jugadores que llegan a México, muestran algunas luces y después hacen corte de caja cada mes sin mostrar absolutamente nada.
Los reporteros, esos con lo que se le ocurre jugar con el baloncito, fueron lo que estuvieron pendientes de su problema de salud (gracias a Dios salió bien) y reportaron su convalecencia que al final fue satisfactoria, afortunadamente.
Sr. Quintero no sea de memoria corta. ¡Hombre! No me haga pensar que usted está de paso por México para llevarse el dinero y regresar a su país de nacimiento al final de su carrera, vamos, por favor.
Espero haber fallado (como usted lo hizo) en mis apreciaciones, pero lo dudo. Creo que desde mi computadora ‘disparé’ certero a lo que usted ha demostrado en México. En verdad espero que recapacite, ofrezca disculpas y respete esta hermosa profesión, porque de lo contrario, al paso del tiempo cuando alguien pregunte si Darwin Quintero, uno los mejores pagados en la historia del América, triunfó como azulcrema, entonces todos pensaremos si la pregunta es en serio o con Darwin Quintero, en Coapa... El chiste se cuenta solo...