La unión de Giancarlo Stanton y Aaron Judge representa sumar a los que posiblemente sean los jugadores de mayor estatura y fortaleza en la historia del Béisbol de Grandes Ligas dentro del mismo equipo. Es un elemento tan atractivo que los Yankees de Nueva York abrirán las puertas de su complejo de entrenamiento primaveral tres horas antes del inicio de los partidos, a fin de que los aficionados puedan apreciar a ambos, junto a otros peloteros, tomando prácticas de bateo. Estas prácticas, en ciertos días, seguramente serán más entretenidas que el partido en sí. Las velocidades de salida, ángulos de lanzamiento y distancias de cuadrangulares serán mucho más celebradas en 2018, especialmente dentro del Bronx.
La fortaleza siempre ha sido uno de los grandes y escondidos componentes del béisbol, al menos para algunos. La fuerza física de los peloteros, especialmente en sus manos, muñecas y antebrazos, ha sido muy poco apreciada: nunca he conocido a un pelotero de posición que no haya sido realmente fuerte en dichas zonas de su cuerpo, incluso en el caso de infielders medios de pequeña estatura y delgados. De hecho, luego que Michael Jordan jugara su única temporada dentro del béisbol en 1994, una de sus muchas reflexiones sobre este deporte fue que virtualmente cada jugador en su equipo de Doble-A era mucho más fuerte que él, desde la punta de los dedos hasta sus codos.
"Me di cuenta de lo realmente fuertes que son los peloteros, una vez me hice parte de la población en general tras mi retiro", expresó John Baker, quien fue cátcher de Grandes Ligas entre 2008 y 2014. "Comencé a practicar jiujitsu. Desde el primer día, cuando tomé la solapa, pude agarrarla mejor y más fuerte que el resto. Eso fue producto de miles y miles de swings violentos con un bate de béisbol. Hacer swing con un bate fortalece tus manos. Los jugadores de béisbol son sumamente fuertes".
El linaje e historial de la fortaleza dentro de la historia moderna del béisbol puede ser trazado a partir del mismo lugar en el cual se comienza a registrar la mayor parte de la pelota moderna: la era de Babe Ruth, quien jugaba con su estatura de 6 pies, 2 pulgadas (1.88m) y peso de 225 libras (102 kg) durante la cúspide de su carrera en los años 20, conectando cuadrangulares los cuales hoy en día aún serían considerados batazos explosivos de largo metraje. Pronto, fue seguido por Jimmie Foxx, apodado como "La Bestia". Les dieron paso a otros, incluyendo a Mickey Mantle, quien una vez llegó a conectar un estacazo de circuito completo que llegó a medir 565 pies en el Estadio Griffith de Washington. El ex inicialista de los Rojos de Cincinnati, Ted Kluszewski, vestía camisetas con mangas cortadas para así presumir sus musculosos brazos. El ex jardinero de los Medias Blancas de Chicago, Dave Nicholson, contaba con manos tan fuertes que una vez llegó a cerrar las duchas de tal manera que ninguno de sus compañeros pudo abrirlas nuevamente tras producirse una derrota.
"Nadie bateaba una pelota más fuerte que Jimmie Foxx", me dijo Ted Williams en una ocasión. "Hasta que vi a Frank Howard".
Howard estaba registrado con 6 pies, 7 pulgadas (2 metros) y 255 libras (116 kg), pero en realidad se acercaba a las 300 libras de peso (136 kg) cuando jugaba con los Senadores de Washington a mediados de la década de los 60.
"Frank Howard se acercó al plato (en un encuentro de entrenamientos primaverales en 1959), era la persona más corpulenta que había visto en mi vida", afirmó hace varios años el fallecido tercera base Ron Santo, miembro del Salón de la Fama. "Conectó un batazo que botó y me pegó en el estómago, tumbándome. Cuando me desperté en el hospital, allí estaba él, frente a mí. Me dije: '¿Estoy en el cielo?' '¿Quién es el gigantón?".
Las historias sobre Howard son dignas de Ruth y hasta apócrifas, sin embargo, esta es muy cierta: al exreceptor de los Senadores, Jim French, le encantaba molestar a Howard. Una noche, éste llegó a su límite, por lo cual colgó a su compañero de los tobillos en un balcón de hotel, a varios pisos de altura. Otra historia real: Ted Uhlaender, ex jardinero central con los Indios y Mellizos, dijo que Howard conectó una línea por encima de su cabeza, se volteó a ver dónde iba a parar la pelota. Cuando se viró, la pelota le golpeó en el pecho tras salir disparada de la barda del jardín central.
La leyenda de Howard dio paso, a mediados de los años 80, a Bo Jackson quien, en más de una ocasión, rompía bates con las rodillas en señal de frustración y, similarmente, pudo partir un bate en dos sobre su casco.
"Bo era un gran cazador con arco y flecha", expresó el receptor Mike Macfarlane, excompañero de equipo de Jackson. "Guardaba sus arcos en el vestidor. Nos mostraba cómo disparar. Sin embargo, para él, era casi como tocar un arpa. Usaba sólo dos dedos. Tomé el arco y, con ambas manos, traté de usarlo y no podía hacerlo. Nadie en nuestro equipo pudo. Estoy seguro de que nuestra gerencia no estaba muy contenta con ese hábito, todos nosotros temíamos fracturarnos el manguito rotador tratando de usar un arco. Bo sólo necesitaba dos dedos. Fue la cosa más loca que he visto en mi vida".
Otra historia sobre Bo: "Cuando firmó, lo enviaron al equipo de Memphis (en Triple-A), donde estaba yo", dijo Macfarlane. "Dio un batazo de foul y rompió su bate. No estaba partido en dos, pero quedó claramente fracturado. Bo, en su clásico estilo, dijo: 'Ah, ah, ah, ah, al diablo'. No buscó un bate nuevo y en el próximo pitcheo, la despachó sobre la barda del jardín central. Fue allí cuando todos dijimos: 'Muy bien. Eres una bestia'".
Muchos siguieron los pasos de Bo Jackson. Rob Deer, de los Cerveceros de Milwaukee, quien conectó 230 cuadrangulares en Grandes Ligas a pesar de tener dificultades con su contacto, "una vez me tomó, poniéndome por debajo de sus brazos, y me cargó", dijo su ex compañero Tom O'Malley, quien medía 6 pies (1.83m) y pesaba 180 libras (81.6 kg). "Yo parecía un niñito".
En la Serie Mundial de 1990, Glenn Braggs, de los Rojos de Cincinnati, quien contaba con la corpulencia de un fisicoculturista, rompió un bate sin chocar la bola: En el movimiento posterior a un swing fallido, su bate se dividió en dos al chocar con su hombro.
En lo personal, yo nunca había visto algo así.
"Oh, eso me ha pasado como una docena de veces esta temporada", me dijo después del partido.
En una ocasión, pude ver a Cal Ripken tomar una pelota, ponerla encima de un tee en el plato y, usando un bate tipo fungo, sobrepasar la cerca entre los jardines izquierdo y central, una explosión de al menos 380 pies de largo. Ripken contaba con increíble fortaleza en sus manos.
"Yo podía levantar más peso que él", expresó su excompañero Brady Anderson. "Sin embargo, una vez que te daba un abrazo de oso y te envolvía, no había manera de liberarse".
Prince Fielder, con 6 pies (1.83m) y 275 libras (124 kg) se convirtió en el hombre más fuerte del béisbol, convirtiéndose quizás en legítimo portador del legado de Mantle, Bo Jackson y otros. "Realmente creo que él podía entrar a la competencia del Hombre Más Fuerte del Mundo, saben, donde se cargan troncos en la espalda, y lo haría muy bien", dijo su excompañero Ryan Braun.
Phil Coke, excompañero de Fielder en su época con los Tigres, dijo con respecto a Fielder: "Nos mostró un video de él enfrentándose a un luchador profesional de sumo. Fue algo increíble. Prince lo machacó por todo el salón".
Los peloteros de hoy son especialmente grandes y fuertes. Nelson Cruz, de los Seattle Mariners "algún día, bateará el jonrón más largo de la historia del béisbol", dijo el mánager de los Orioles de Baltimore, Buck Showalter, hace una década. Cruz conectó una pelota tan fuerte durante los entrenamientos primaverales hace muchos años, causando que el entonces jardinero izquierdo de los Rockies de Colorado, Ryan Spilborghs, dijera: "Si la hubiese atrapado, el ímpetu de la pelota me hubiese llevado a chocar contra la cerca del jardín izquierdo, dejando marcada la silueta de mi cuerpo, tal como pasa en los dibujos animados".
También tenemos a Yasiel Puig, de Dodgers de Los Ángeles . En una ocasión, en un swing chequeado, no conectó la pelota y el bate se partió en dos en sus propias manos. "Fue algo increíble", indicó el exlanzador Orel Hershiser. "Sólo he visto eso en otra ocasión en mi vida. Le pasó a Bo Jackson".
Y ahora tenemos a Judge y a Stanton juntos.
Judge, de acuerdo con las estadísticas manejadas por el Elias Sports Bureau, el jugador de posición de mayor corpulencia (con 6 pies, 7 pulgadas o 2.00m y 282 libras o 128 kg) que haya participado alguna vez dentro del Béisbol de Grandes Ligas. El año pasado, era rutina verle llevar pelotas a lugares a los cuales nadie había podido despacharlas antes.
"Tomé práctica de bateo en (el nuevo) Yankee Stadium durante ocho años, y nunca pude llevar una pelota hasta el jardín central, algo que él puede hacer todo el tiempo", dijo Mark Teixeira, quien conectó 409 jonrones de por vida. Ken Singleton, quien ha estado ligado al béisbol como pelotero activo y comentarista desde 1969, dijo que Judge "batea la pelota más fuerte que cualquier otro jugador que haya visto en mi vida".
Stanton mide 6 pies, 6 pulgadas (1.98m) y pesa 245 libras. Cuando estuvo con los Marlins, Baker dijo: "Tenía una cintura pequeña. Y una increíble fortaleza en sus piernas. Su salto vertical era de 40 pulgadas. Era el mejor salto en la organización. Podía batear la pelota más lejos y más fuerte que nadie, y saltaba más alto que nadie".
Cuando Stanton tomó práctica de bateo en los entrenamientos primaverales a sus 19 años, Andre Dawson, miembro del Salón de la Fama (y un hombre sumamente fuerte) estaba presente. Luego de una ronda de práctica de bateo, Dawson dijo: "Esa es la conexión más fuerte que he visto de alguien chocando una pelota de béisbol".
Baker estaba allí ese día.
"Conectó un cuadrangular en un partido de exhibición que pasó sobre el clubhouse de los Cardenales entre el jardín dercho y el central", expresó Baker. "Fue algo ridículo. Nadie había visto una pelota viajar tan lejos. Parecía algo salido de la hechicería de Harry Potter, era un poder fuera de este mundo. Cuando Stanton pisó la segunda base, detuvo su carrera, vio al umpire y le preguntó: '¿Fue doble por reglas?'. No pensaba que la había llevado tan lejos. El árbitro le vio con manos abiertas, casi que diciéndole: '¿Qué estás haciendo?' Le instruyó a seguir corriendo. Cuando regresó al dugout, no tenía idea de lo que había ocurrido. Le dije: 'Viejo, ¡esa pelota viajó 200 pies más allá de la cerca!"
Cuanta fuerza. Acostúmbrense a ver muchos episodios similares este año por parte de los Yankees.