ORLANDO, Florida -- Rob Manfred quiere ser recordado como el hombre que aceleró el béisbol, pero en el proceso ha llevado a muchos a pensar que, de cumplirse sus planes, el actual comisionado de Grandes Ligas más bien podría perpetuarse como el villano que mató el juego.
O al menos, el béisbol que conocemos desde 1845, cuando Alexander Joy Cartwright creó una serie de reglas para modernizarlo e, irónicamente, acelerarlo y desligarlo de otros deportes parecidos.
Más que cualquier otra institución norteamericana, el béisbol ha sido lento en cambiar cosas a lo largo de sus cerca de 180 años de historia. Es normal que los fanáticos más antiguos se opongan a transformaciones que puedan alterar la esencia del deporte. Después de todo, los seres humanos son criaturas de hábitos que se resisten a los cambios.
Con la apertura de los entrenamientos primaverales de las Grandes Ligas (MLB), Manfred anunció una serie de medidas para acelerar los partidos en la próxima temporada, incluyendo la reducción de las visitas que pueden hacer los coaches y jugadores al montículo, aunque desistió de poner un reloj de 20 segundos como había amenazado durante meses.
Además, el comisionado informó en un comunicado que se estableció una regla diseñada para reducir el tiempo requerido en las interrupciones entre entrada y cambios de lanzadores.
El #1 de la MLB postergó el debut de un reloj de 20 segundos que regule el tiempo exacto que tendrá un pitcher para hacer sus lanzamientos y el tiempo entre cada bateador, con el fin de proporcionar a los jugadores la oportunidad de acelerar el juego sin el uso de ese elemento.
Manfred, el décimo comisionado que ha tenido Grandes Ligas en su historia, tiene un punto válido.
En una era en la que se hace más difícil mantener la atención de los nuevos aficionados en actividades muy extensas, Manfred está prepocupado por la duración de los partidos. En el 2017, los juegos de nueve entradas promediaron 3 horas y 05 minutos en la temporada regular y 3:29 en la postemporada. Bajar de los partidos a tres horas de duración es la meta más inmediata de las autoridades de Grandes Ligas.
Pero Manfred, cuyo contrato de cinco años como comisionado expira después de la próxima temporada, debe recordar que la industria de $10 mil millones de dólares que maneja, siempre ha sido lenta para asimilar cambios y aunque eso parezca pecaminoso, es una de las razones que hacen del béisbol una de las instituciones más emblemáticas, románticas y sólidas de norteamérica.
La Liga Nacional tuvo su primera temporada en 1876 y todavía en 1885 se acreditaban como outs las bolas que los jardineros atrapaban después de un rebote y hasta 1887 no existía el "strike" y los bateadores llamaban el lanzamiento que querían de los pitchers. No fue hasta 1919 que se cambió el material con que se fabricaba la ''bola muerta'' y se prohibió a los lanzadores el adulterar la pelota con saliva y sustancias.
Hasta el debut de Jackie Robinson con los Dodgers de Brooklyn en 1947, los hombres negros y latinos de piel morena no podían pisar en uno de los diamantes de Grandes Ligas ¡siete décadas después del nacimiento del viejo circuito!
Moses Fleetwood Walker jugó 42 partidos en la temporada de 1884 con Toledo de la Asociación Nacional, que entre 1882 y 1891 fue considerada una liga mayor.
Los cambios significativos siempre han sido lentos en las Ligas Mayores. Los peloteros no tuvieron un sindicato formal hasta 1965 y no firmaron su primer pacto colectivo con los dueños hasta 1968. En 1976, cuando se celebró el primer centenario de la Liga Nacional, fue también cuando murió la cláusula de reserva eterna de los clubes sobre los jugadores y nació la agencia libre.
El bateador designado, un bateador por el turno del lanzador, fue introducido en la Liga Americana en 1973 y todavía hoy sigue siendo tema de discusiones en los foros de fanáticos. Peor aún, en una época en que los grandes mejores lanzadores abridores valen entre $20 y $35 millones de dólares a sus equipos, la Liga Nacional no ha adoptado el Bateador Designado para reducir las oportunidades de lesiones a sus ''Ases''.
El béisbol ha sido considerado ''el pasatiempo nacional'' por más un siglo en Estados Unidos, sin embargo hasta que los Dodgers y los Gigantes se mudaron de Nueva York a California antes de la temporada de 1958, no había equipos en el oeste de la nación.
En el último lustro, MLB ha implementado la mayoría de cambios de las últimas cinco décadas. Repetición de televisión, colisiones en la receptoría y las bases, limitaciones en las conversaciones entre los jugadores, reloj para medir las pausas entre entradas y hasta un control para las visitas de managers y coaches al montículo, entre otros.
Son muchos cambios en poco tiempo para una industria que históricamente ha sido lenta para variar cosas.