JUPITER, Florida -- Cuando la temporada de Grandes Ligas arranque el 29 de marzo pocos equipos estarán compitiendo por el Trofeo del Comisionado y muchos por el primer turno en el sorteo colegial del 2019. Esa no es una buena noticia.
Las Grandes Ligas de Estados Unidos, una empresa que produjo $10 mil millones de dólares el año pasado y que tiene un sistema de repartición de beneficios que castiga a los que más dinero generan en favor de los mercados menos favorecidos, tiene un problema que se agudizó este invierno.
Cada día es más normal que algunos equipos, descaradamente, no intenten competir.
"Se podría argumentar que hay más competencia para obtener la selección #1 en el draft que para ganar la Serie Mundial", dijo cándidamente en los entrenamientos primaverales el gerente general de los Marineros de Seattle, Jerry Dipoto.
Pareció un chiste, pero no lo es. Pese a que ahora existen más puestos a playoffs que nunca, para el 2018, más de la mitad de los 30 clubes de las ligas mayores comenzarán la temporada con pocas probabilidades de jugar más allá de la serie regular.
Apenas un puñado de clubes (con Astros de Houston, Dodgers de Los Angeles, Cachorros de Chicago, Yankees de Nueva York, Indios de Cleveland, Nacionales de Washington y Medias Rojas de Boston a la cabeza) tienen genuinas oportunidades de ganar la Serie Mundial.
Salvo una invasión extraterrestre, que Moisés vuelva a partir en dos el Mar Rojo o alguno de esos milagros que ocasionalmente ocurren en el béisbol, es alto probable que Bravos de Atlanta, Medias Blancas de Chicago, Rojos de Cincinnati, Tigres de Detroit, Reales de Kansas City, Atléticos de Oakland, Filis de Filadelfia, Piratas de Pittsburgh, Marlins de Miami, Padres de San Diego y Rays de Tampa Bay terminen de la mitad hacia abajo en el standing general de la próxima temporada.
Peor aún, equipos que estaban compitiendo o cerca de mejorar sus probabilidades de conseguir un puesto en la postemporada el año pasado, en lugar de ir tras piezas complementarias en la agencia libre de este invierno, desarmaron sus entramados para resetear el estado de la organización y embarcarse en nuevas reconstrucciones. Esos fueron los casos de los Miami, Pittsburgh y Tampa Bay.
De acuerdo a las principales casas de apuestas de Las Vegas, los Astros y los Dodgers, los rivales del clásico de otoño del año pasado, son los favoritos para ganar este año. Un apostador necesitaría invertir $1,100 dólares para ganar $100 en caso de que uno de esos dos equipos conquiste el Trofeo del Comisionado.
En el otro lado de la tabla, los Marlins pagarían $4,000 dólares por cada $100 apostado al arriesgado que los escoja para conquistar la Serie Mundial.
Una semana antes de que abrieran los campamentos de entrenamientos primaverales en Arizona y Florida, Tony Clark, el director ejecutivo de la Asociación de Pleoteros (MLBPA) emitió un comunicado que reflejaba el sentimiento de la mayoría de jugadores por la asombrosa cantidad de buenos agentes libres que no habían firmado nuevos contratos y la llamativa pasividad de los clubes.
Clark dijo que los equipos de Grandes Ligas están involucrados en una "carrera hacia abajo" que "amenaza la integridad del juego". La MLB respondió diciendo que la gran cantidad de agentes libres de élite que no habían firmado en ese momento, refleja el fracaso de sus representantes en evaluar adecuadamente el estado del mercado de este invierno.
Posteriormente, el sindicato pasó de las palabras a los hechos, sometiendo una queja formal contra cuatro equipos, argumentando que no han cumplido con las reglas que dictan como se debe gastar el dinero de los ingresos compartidos del béisbol. La querella es contra Atléticos de Oakland, Marlins, Piratas y Rays, que tienen garantizado terminar con números positivos en el banco, incluso si no ganaran un solo partido entre el 29 de marzo y el 30 de septiembre.
En la mayoría de ligas profesionales de fútbol tienen un sistema que castiga a los equipos con peores desempeños en una temporada con bajar a divisiones secundarias al año siguiente, pero el modelo no se usa en ninguno de los circuitos profesionales de Estados Unidos, donde, además de tener sus puestos garantizados, los peores conjuntos tienen el honor de escoger primero en las reparticiones de nuevos jugadores.
Agreguen a esos privilegios el hecho de que en MLB, además de lo anterior, se le paga a los equipos por ser "pobres y perdedores", lo que se combina para producir la fórmula perfecta de incentivar la mediocridad.
Es por eso que en el 2018, abiertamente, habrá más equipos compitiendo por los primeros puestos el draft del próximo junio que por la corona de campeón, lo que es sencillamente ¡Inaceptable!