Messi y Cristiano alcanzan en la Champions un nivel que difícilmente se verá el próximo verano en el Mundial. Son ellos, pero también es la camiseta que visten, el equipo que les acompaña y el torneo que les exige. Semana a semana, hace de esta su época, se reinventan como futbolistas, crean, generan, imponen números y marcas impresionantes. Provocan murmullos de asombro en las tribunas y mensajes en las redes sociales. Difícilmente serán los mismos en Rusia. Hoy están en el mejor de sus niveles.
Por David Faitelson
LOS ANGELES, CALIFORNIA -- Muchos no lo saben o pretenden no querer saberlo, pero el nivel de futbol y de futbolistas que veremos a partir de la ronda de los cuartos de final de la Liga de Campeones de Europa estará por encima de los valores que alcanzará la Copa del Mundo el próximo verano en Rusia.
Imposible considerar algo mejor que el Messi del Barcelona y el Cristiano del Real Madrid. Esta versión difícilmente se acercará en junio, cuando el balón comience a rodar en las canchas rusas con las selecciones de Argentina y de Portugal.
Lo de Messi y lo de Cristiano, ya coincidieron Guardiola y Zidane -cada cual a su manera- es de otra “galaxia”.
No son sólo los números, que tal vez ayudan a avalar más el impresionante rendimiento de Cristiano Ronaldo, también es innegable lo que conciben juego a juego. El madridista tiene una cifra que “espanta” a cualquiera: 57 goles en 69 partidos de eliminación directa en fase de Champions y ambos sobrepasan los 100 goles en la competición (Cr7 tiene 118 y Messi 100). Hay más, por supuesto, que lo establecen como futbolistas especiales en una época en la que ellos han colaborado profundamente para hacer todavía más espectacular y trascedente en el juego.
Messi se reinventa juego a juego. Cuando suponemos que ya lo hemos visto todo, el argentino enseña otra virtud, sigue pensando más rápido que sus rivales y lo que le hace aún más diferente: sigue actuando a la misma velocidad de sus pensamientos. No hay antídoto para frenarlo. Lo han intentado casi todos los defensas del mundo, con argumentos físicos, mentales, con marca estrecha, con concentración absoluta, con golpes, rasguños y jalones. Estudiando videos. Detener a Messi es imposible, porque es el futbolista que más piensa en la cancha y que desarrolla su pensamiento a una velocidad a la que nadie puede emparejarse. Lo único que queda hacer con él, si eres su rival, esperar a que tenga una mala tarde y si eres su compañero, aplaudirle, abrazarlo y cuidarlo.
Lo de cristiano es distinto, pero es igualmente “bestial”. Él sabe cuándo tiene que aparecer, cuando es el momento exacto y justo y lo hace enviándoles un cálido mensaje a sus muchos detractores que hace tiempo esperan ansiosamente sus días de declive.
El portugués está en el momento exacto a la hora exacta. Y como a veces juega su propio partido, a veces parece extraviado en un mundo muy particular -sepultado en su narcicismo- los equipos contrarios tienen una doble función: primero, vencer al Real Madrid, que de por sí es una labor titánica y luego, vencer a Cr7, que juega otro partido, en una escala donde física y temperamentalmente está lejos de sus contrincantes y muchas veces de sus camaradas de camiseta. Cristiano es el típico jugador que no es buen compañero, pero que usted quiere siempre a su lado y no como contrincante. Él marca la diferencia.
En esos dos “mundos” estamos inmersos cada fin de semana. En la Liga española donde ambos muestran números y actuaciones espectaculares y en la Champions, donde su valor y su entrega de cada partido adquiere otra dimensión. Aquellos que sueñen con el Mundial y con disfrutar a Messi y a Cristiano en el mismo papel, podrían llevarse una decepción. El futbol de hoy se mide a nivel de clubes, no de selecciones. El futbol de hoy vale más en la Champions que en el Mundial. El futbol de hoy es propiedad del Messi vestido de azulgrana y del Cristiano ataviado con la camiseta blanca.