Si los Yankees de Nueva York quieren llegar lejos con este equipo plagado de juventud y talento, tendrán que resolver tarde o temprano el problema que representa tener al dominicano Gary Sánchez detrás del plato.
La receptoría es la posición más difícil y fundamental en la defensa de un equipo y Sánchez, en quien los Yankees pusieron todas sus esperanzas desde que lo firmaron en el 2009, con 16 años, es posiblemente el peor enmascarado de todas las Grandes Ligas.
Vamos a los números: en 42 partidos en esa posición, el dominicano ha cometido tres errores y nueve passed balls, líder de todo el béisbol en este departamento negativo.
Además, de 21 corredores que le han salido al robo, 17 han llegado con vida, para un mediocrísimo promedio de 19 por ciento de capturados.
A eso súmenle los 31 wild pitches que han lanzado los serpentineros de los Yankees cuando él está a la defensa, muchos de los cuales habrían sido perfectamente evitables por un cátcher promedio.
Ya el año pasado fue el receptor con más errores (13) y passed balls (16) en todo el béisbol.
Pero más allá de los números, a Sánchez se le ve inepto con los arreos, con severas dificultades para recibir los envíos, sobre todo los supersónicos del cerrador cubano Aroldis Chapman, que ponen a temblar a los fanáticos por el nerviosismo.
El quisqueyano es, sobre todo, un tremendo bateador, aun cuando en el 2018 sus números con el madero hayan sido bastante pobres en comparación con sus años anteriores.
Con sólo 25 años de edad, luce destinado a ser un buen bateador designado, aunque al parecer no será detrás del plato donde hará larga su carrera.
Toca al manager Aaron Boone tomar la decisión, al menos, de sustituirlo en los episodios finales, si no quiere poner en riesgo potenciales triunfos.
Austin Romine podría convertirse oficialmente en cátcher cerrador, para garantizar la defensa en el noveno capítulo.
Romine, un receptor eminentemente defensivo, además ha sido sumamente efectivo con el madero en esta campaña, con números muy por encima de los promedios de sus seis años anteriores en las Mayores, todos con los Yankees.
El segundo enmascarado está bateando para average de .344 en 22 partidos, con cuatro jonrones que igualan ya la cifra máxima que consiguió en 62 juegos en el 2016.
Además, ya suma 19 carreras impulsadas, siete menos que las 26 de hace dos años, su tope de carrera.
Está por verse si es capaz de mantener el ritmo actual si juega a tiempo completo, pero ante las deficiencias de Sánchez para atrapar pitcheos, sería conveniente combinar al máximo las habilidades defensivas de Romine con su buen momento ofensivo.
Seamos honestos. Tampoco es que la decisión sea muy difícil de tomar, aun cuando el quisqueyano es una de las caras más visibles del proceso de reconstrucción al que fue sometida la franquicia en años recientes.
Con un sueldo de poco más de 620 mil dólares en el 2018, no es muy complicado enviarlo a refrescar a la banca.
No es el mismo caso de Giancarlo Stanton, cuyos números distan mucho de aquel Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en el 2017, pero con 25 millones de salario.
Nadie le paga tanto dinero a alguien para que caliente los clavos de la banca y menos en estos tiempos, cuando la capacidad de maniobra de los managers es limitada por las órdenes que vienen de la oficina.