Aunque el gobierno de las Grandes Ligas finalmente admitió que hay un problema, al menos públicamente no está tratando el tema con la premura que amerita: La asistencia proyectada para la temporada del 2018 será una de las más bajas de los últimos tiempos y la continuación de una tendencia peligrosa.
Al final de la reunión de dueños de equipos de la semana pasada, el comisionado Rob Manfred habló abiertamente de la situación, aunque enfocando el asunto desde el punto de vista optimista.
"Esperamos rebotar en la segunda mitad de la temporada. Estamos teniendo una gran temporada en términos de carreras y equipos competitivos, y esperamos que con la mejoría del clima, podamos mejorar", dijo Manfred.
Echarle la culpa de la asistencia al clima-- que ciertamente afectó en los primeros días de una temporada que arrancó el 29 de marzo-- era válido en abril, pero no en junio. Sorry Manfred, trate de nuevo.
Más que el clima, la política de reconstrucciones colectivas que adoptó un 40% de los equipos, la duración de los partidos y el asombroso dominio del pitcheo sobre el bateo, podría estar jugando un rol mayor en la gran cantidad de sillas vacías que hemos tenido este año.
Es más, la asistencia final de este año no será tan mala como el hecho de que el declive ha sido consistente en los últimos años.
Cuando estamos a una semana de que la mayoría de los equipos completen la mitad de sus respectivos calendarios de la serie regular, las ligas mayores (MLB) promedia 27,622 fanáticos por partido, la cifra más baja desde 1996, cuando las ligas mayores llevaron 26,509 personas por encuentro a los parques, de acuerdo a los registros de Baseballreference.com.
Solamente los Los Angeles Dodgers, New York Yankees y St Louis Cardinals promedian más de 40,000 fanáticos por juego y menos de la mitad de la liga (13) promedian sobre 30,00, mientras que 11 están por debajo de 22 mil. Los dos conjuntos del estado de Florida, Miami Marlins y Tampa Bay Rays, promedian 10,267 y 13,467, respectivamente.
De acuerdo a Stats LLC., el descenso de la asistencia de Grandes Ligas con relación al año pasado era de un 6.5% hasta los partidos del domingo. La MLB no ha registrado un descenso superior al 6.7% desde 1995, un año después que una huelga de jugadores canceló el final de la temporada y los playoffs, incluyendo la Serie Mundial.
Pero cuando se mira el cuadro amplio de cinco o seis años, entonces es que los números dan miedo.
La MLB tuvo su punto más alto en la temporada del 2007, cuando cerca de 80 millones (exactamente 79,484,718) pagaron boletas para ver los juegos de la serie regular y aunque la cifra bajó a 72 millones en el 2017, durante cada año de los últimos tres lustros, casi siempre superó la barrera de los 70 millones.
De mantenerse la proyección actual, Grandes Ligas podría llevar menos de 70 millones de parroquianos a los parques por primera vez desde 2003 (66,6) y 2002 (67,9) y apenas por tercera ocasión en 21 años.
Tomando en cuenta que la boleta promedio de Grandes Ligas en el 2018 ronda los $38 y $42 dólares, una merma de casi 10 millones de aficionados se traduce en alrededor de $400 millones de dólares dejados de recibir para la industria.
El asunto es más preocupante de lo que Manfred y MLB admiten públicamente. Los números hablan por ellos mismos.