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Realeza futbolística

Los cuatro semifinalistas del Mundial ruso tiene algo en común: Calidad futbolística. No hay que ver hacia atrás. Brasil, Alemania y España no llegaron porque no estuvieron en este nivel. El futbol de Francia, de Bélgica, de Inglaterra y de Croacia no deja duda alguna de que tendremos el domingo, aquí en Moscú, a un legitimo campeón mundial, una selección de sangre azul, que será parte certificada de la nobleza misma del juego…

MOSCÚ, Rusia.- El futbol no se mide en los tamaños de los países, tampoco en la marcha de su economía o en el índice de su corrupción. El futbol se mide en calidad. Quien la tiene, puede, como lo han hecho Francia, Bélgica, Inglaterra y Croacia al meterse en las semifinales de una Copa del Mundo.

El futbol, pocas veces, admite “plebeyos” en su corte. Su “realeza” la integran selecciones de “sangre azul”, ligados a la “nobleza” misma del juego. Los distingue algo esencial: la calidad…

Francia tiene una de las mejores generaciones en la historia del juego -Griezmann, Mbappé, Pogba, Kanté y Dembélé- y habrá que tener mucho cuidado cuando nos refiramos a los futbolistas de origen africano que son parte de su selección. Todos ellos son franceses, bajo la ley, bajo la sombra y también bajo la luz de una nación abierta y consciente de los tiempos de la diversidad que vive y exige la humanidad. Puede que no todos canten “La Marsellesa”, pero a todos los unifica el pensamiento Robespierre, Voltaire y Descartes.

Bélgica es un pequeño país justo en el cetro de Europa, también caracterizado por su pluralidad. Un país de tres lenguas diferentes -inglés, francés y flamenco- que desde hace ya algunas décadas reclama un mayor protagonismo en la cancha de juego. Hoy, también ha sido bendecido por una generación maravillosa, todos ellos futbolistas inmersos en los mejores clubes de las mejores ligas del mundo. La clase de Hazard (Chelsea) y de De Bruyne (Manchester City). La fortaleza física de Lukaku (Manchester United). Bélgica ha encontrado la forma de competir en el máximo nivel con un entrenador español -Roberto Martínez- que ha aglutinado el todo el talento al servicio de un verdadero equipo de futbol.

Enseguida aparece Inglaterra, por primera vez en una semifinal desde 1990. Los Campeones del Mundo del lejano 1966. Una Inglaterra que ha sido capaz de revolucionar su futbol. Aunque siguen siendo efectivos en el juego aéreo -hoy rubricaron su pase venciendo a Suecia con dos sendos cabezazos- han dejado de jugar en el pragmatismo del balonazo y han extendido su pensamiento futbolístico más allá de la isla. Dirigidos por un joven llamado Gareth Southgate y con un equipo bien armado desde atrás hacia adelante -Maguire, Stones, Walker, Henderson- y con un futbolista diferente frente a la portería contraria que rebasa la incertidumbre que generaban los días de Wayne Rooney. La Inglaterra que se desprendió de los aromas de Steven Gerrard y Frank Lampard. que ha fortalecido a Sterling y a Rashford y que encontró un magnífico portero en Jordan Pickford.

Y finalmente, aunque de forma dramática, Croacia terminó merecidamente con un boleto para la semana final de Rusia 2018 y lo hizo amparado en dos futbolistas que juegan en un nivel diferente en el campo: Luka Modric (Real Madrid) que podría ser un aspirante al Balón de Oro del 2018 y el otro Iván Rakitic (Barcelona). Alrededor de ellos, un equipo ligero, que corre, que pasa la pelota, que trabaja los partidos y que cuando el rival cree que lo tiene dominado, estalla con la misma fortaleza que lo hacia aquel equipo de 1998 encabezado por Davor Suker. Croacia esta de regreso en las semifinales porque tiene futbolistas y un futbol que es capaz de hacerle daño a cualquiera.

No hay que buscarle demasiado. En las semifinales no están Brasil, Alemania y España, pero tenemos cuatro equipos que han ganado su boleto por un simple motivo: calidad futbolística. La tienen de sobra, cualquiera sería un legitimo campeón del Mundial ruso. Ellos son parte de la “realeza futbolística” que propone el torneo…

@Faitelson_ESPN