Se parecen también a los “caprichos” de la vida. Un equipo que por momentos parece frío y calculador, consciente y hasta soberbio de sus grandes condiciones y el otro lleno de adrenalina, con el corazón en los huesos, los dientes apretados. Francia y Croacia van a jugar un Mundial que hasta en su recta más delicada, ha encontrado espacio para las sorpresas. Parece complicado que Francia no termine levantando el trofeo de la FIFA el domingo en el Estadio Luzhniki, pero es igualmente difícil descartar a un equipo como el croata. Desde el destellante Kremlin, las apacibles aguas del Mosckva y la enigmática estatua de Lenin, el Mundial reclama gloria.
MOSCÚ -- El futbol y la vida se parecen demasiado. Y hay formas diferentes de verlas y sentirlas. En la cancha, se puede ser frío, calculador, soberbio y dominador de las grandes cualidades que posees. También, se puede ser algo “gitano”, combativo, correr y apretar los dientes por momentos y tener futbol y clase en otros. Así es el futbol, así es la vida y así ha resultado el verano ruso.
En un Mundial donde el balón se paseó caprichosamente de un lado hacia otro y la suerte fue tosca con algunos de los grandes favoritos, al final hay un desenlace inusitado: Croacia jugará el domingo con la posibilidad ser un Campeón del Mundo inédito.
Los croatas, que hace 20 años llegaron a una semifinal que terminaron perdiendo ante la Francia que resultó campeona del mundo, saldrá como “la víctima” en el Estadio Luzhniki, Es, sin embargo, el mismo papel que tenía la noche de este miércoles en Moscú y que gracias a lucha, entrega, corazón, determinación y futbol, pudo eliminar a los aparentemente favoritos ingleses.
Todo indica que será complicado evitar que Francia logre su segundo campeonato mundial, pero todo indica que también será complicado descartar de una vez a los croatas. La motivación suele jugar un papel fundamental incluso la propuesta más alta del deporte competitivo. La motivación jugará del lado croata.
Parece muy fácil decantarse por la solidez futbolística que ha presentado el equipo de Deschamps en todo el campeonato. Francia ha sido acusado de ser un equipo demasiado frio, a veces un tanto mezquino en su futbol, pero igualmente efectivo y controlador de las situaciones. Francia es un equipo que más allá de sus propias virtudes, “seca”, desespera y juega psicológicamente con un rival que muy pronto, en el desarrollo del juego, empieza a sentir y comprender su clara inferioridad física y técnica. Y cuando supone ser demasiado “puro” en su azul, aparecen Griezmann y Mbappe para darle un sentido distinto, espectacular y explosivo.
Croacia ha jugado con el corazón en la mano. Tres tiempos extras antes de llegar a la final. Un Modric que amenaza con enfilar para arrebatarle finalmente el “Balón de Oro” a Cristiano y a Messi y un Rakitic que parece tener una energía infinita. Y cuando el juego croata no le daba lucidez a otros de sus buenos personajes del campo, Perisic y Mandzukic aparecen justo en el momento preciso. Croacia sabe bien a lo que juega. Tiene entrega y tiene calidad futbolística, una combinación que, sin duda, los puede llevar al titulo en las próximas horas.
El Mundial ha encontrado un paraje final inesperado. Pero está bien, de eso se trata el futbol. De encontrar caminos ocultos, inspiraciones, momentos, corazones agitados y diferentes maneras de entender el futbol y la vida.