HOUSTON, Texas. - Cinco años después de haber conseguido su más reciente campeonato, los Medias Rojas de Boston estan de regreso en una Serie Mundial, y lo hicieron derrotando ni más ni menos que al ganador del Clásico de Otoño del 2017.
La batalla ante Houston se ganó en todas las trincheras, pero no cabe duda que las claves fueron el haber ganado el cuarto juego, el bateo más que oportuno de Jackie Bradley Jr. y la soberbia actuación de David Price en el tercer juego en Houston, que a la postre les dio la serie a los patirrojos.
Los Astros de Houston , que perdieron un solo juego como locales en toda la postemporada anterior, cayeron en tres duelos seguidos en casa, y eso difícilmente se puede perdonar en una serie de postemporada.
Tras caer en el primero, el manager A. J. Hinch decidió colocar a su jugador más encendido a la ofensiva, Alex Bregman, como primero en la alineación, y en ese momento se apagó por completo, yéndose de 9-0 en los dos últimos juegos de la serie.
El pitcheo abridor de los Astros en los tres juegos en casa, con Dallas Keuchel, Charlie Morton y Justin Verlander, permitió 9 carreras limpias en 13.1 entradas de trabajo (6.08 ERA) y asi difícilmente llegarían los triunfos, sobre todo porque Keuchel y Morton permitieron par de carreras en la misma primera entrada de sus respectivas aperturas.
Para David Price, por fin tras 12 juegos iniciados en postemporada, llegó su primera victoria como abridor. Al comienzo de la serie, Alex Cora mencionó que querían al zurdo lanzando en casa porque habían detectado sus problemas y eso sería mucho mejor para él, pero la situación de la enfermedad de Chris Sale obligó a modificar todos los planes, y al dirigente no le quedó de otra que darle la pelota a Price en Houston, respondiendo este con una joya de pitcheo que incluyó 9 ponches y sólamente 3 imparables en 6 entradas de labor.
Jackie Bradley Jr. impulsó a la hora buena y por eso, merecidamente se llevó la nominación como Jugador Más Valioso. J.D. Martínez fue el primero en hacerle daño a Verlander en el juego decisivo y Rafael Devers fue el encargado de darle la puntilla, por lo que más que nunca el trabajo en equipo sacó a flote a los Medias Rojas.
El bullpen, la gran incógnita de Boston al principio de la serie, se comportó a la altura. Casi todos pasaron sus problemas, siendo el cerrador, Craig Kimbrel, quien más sufrió. Pero al final hicieron el trabajo y le dieron a su manager un extraordinario regalo de cumpleaños, al llevarlo a la Serie Mundial en su primer año al frente del equipo.
El Clásico de Otoño arrancará en Fenway Park el próximo martes y si no pasa nada con su salud, los Medias Rojas tendrán en la loma a Chris Sale, su carta más importante en el pitcheo abridor.
En Boston, la Red Sox Nation está más que lista para una cita que han esperado por cinco años, y aunque la temperatura bajará considerablemente en las próximas horas, el Fenway Park estará que arde para recibir otro Clásico de Otoño en su historia......
¡No hay nada mejor!