CIUDAD DE PANAMÁ - Puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que el improbable triunfo de Panamá en la Serie del Caribe 2019 es, junto a los títulos de los Medias Rojas de Boston en el 2004 y de los Cachorros de Chicago en el 2016, una de las historias beisboleras más extraordinarias del siglo XXI.
Quizás nunca más volvamos a ver algo así, dadas las circunstancias únicas en que se desarrollaron los acontecimientos.
Dos semanas antes de que los Toros de Herrera levantaran el trofeo de campeones en el Estadio Nacional Rod Carew, ninguno de los integrantes pensaba que jugaría la Serie del Caribe, originalmente para jugarse en Barquisimeto, Venezuela.prevista
De emergencia, tras intensas negociaciones, Panamá recibió la oportunidad de montar el evento con sólo una semana de antelación.
Se producía así, de manera excepcional, el regreso de los panameños al clásico caribeño después de 59 años de la última vez que participaron y lo organizaron.
Se le permitió a los Toros tomar algunos refuerzos de los equipos que participaron una semana antes en la Serie Latinoamericana y bajo la tutela de Manuel Rodríguez, saltaron al terreno con una irreverencia sin par ante los más renombrados República Dominicana y Puerto Rico.
Panamá supo jugar de acuerdo con las circunstancias. En su debut ante las Estrellas Orientales arrancaron delante 2-0 y cuando los quisqueyanos lograron igualar la pizarra, se recuperaron y terminaron llevándose la victoria 4-2.
Un día después llegaron a estar debajo en el marcador 6-1 ante los Cangrejeros de Santurce, pero le dieron vuelta al marcador con racimos de cuatro y tres carreras en el octavo y noveno episodios, respectivamente, para darle vuelta a la pizarra.
Incluso en su única derrota, ante República Dominicana en la segunda vuelta, los panameños no bajaron los brazos y buscaron remontar, a sabiendas de la importancia de cada hit o carrera en un posible desempate, como al final resultó.
Y en un partido de vida o muerte, blanquearon 1-0 a los boricuas para acceder al choque decisivo del domingo ante los más experimentados cubanos.
El pequeño e inexperto Panamá ya estaba demasiado agrandado y desde el primer pitcheo se veía que no había manera de vencerlo.
Los bateadores cubanos caían como moscas inning tras innings ante los envíos de Harold Arauz, mientras sus compañeros atacaban temprano a Freddy Asiel Álvarez con dos carreras en el inning de apertura y llevarse el triunfo con pizarra final de 3-1.
Para Panamá es su segunda corona en Series del Caribe y primera desde que los desaparecidos Yankees de Carta Vieja se titularan en la segunda edición del certamen, en San Juan, Puerto Rico en 1950.
Pero por mucho, este del 2019 es el triunfo más sobresaliente del béisbol panameño en toda su historia, que pondrá a pensar a la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe si sigue adelante con sus planes de sumar en el 2020 al campeón de la Serie Latinoamericana entre Panamá, Nicaragua y Colombia o si admite de una a los canaleros para que vayan a defender su título en San Juan.
El presidente de la CBPC, el licenciado Juan Francisco Puello Herrera, dijo que el tema se definirá en una reunión el mes próximo, pero a mi modo de ver, aquí no hay nada que decidir.
Panamá se lo ganó, sí o sí, con su extraordinaria historia salida de un libro de cuentos de hadas.