Los Dallas Cowboys se autoproclamaron el “Equipo de América”, pero es mentira: no hay una institución que represente más el deporte estadounidense que los New York Yankees.
Si bien no existe un rincón del país donde no haya al menos un fanático de los Cowboys, usted puede ir al lugar más inimaginable o exótico y siempre encontrará a alguien que lleve una gorra con el famoso logo de NY.
Cuando el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez visitó en el 2007 por última vez su natal poblado de Aracataca, en la Colombia profunda, una multitud acudió a recibir el tren en que viajaba su célebre coterráneo.
Y entre la muchedumbre, en una imagen surrealista como el propio Macondo, sobresalía un hombre con una gorra de los Yankees, que desde el andén luchaba por estrechar la mano al laureado autor de Cien Años de Soledad.
En la lejana Libia, en el norte de África, donde quizás jamás se haya lanzado una pelota de béisbol, un acontecimiento histórico también está vinculado a la franquicia deportiva más famosa de los Estados Unidos.
Ahí están las imágenes para comprobarlo. Cuando una turba linchó al dictador Muammar Ghadaffi en octubre del 2011, el hombre que le dio el tiro de gracia con la pistola de oro que perteneció al propio gobernante lucía en su cabeza una gorra con la N y la Y entrelazadas, el emblemático logo creado por la casa Tiffany´s en 1877, diseñado originalmente para una medalla en honor de John McDowell, un policía herido en el cumplimiento de su deber y adoptado años después por la novena neoyorquina.
En el deporte de Estados Unidos están los Yankees y los demás, incluidos los propios Cowboys en la NFL o Los Angeles Lakers en la NBA.
Nadie puede permanecer impasible ante estos tres equipos, los más reconocibles en sus respectivas ligas.
O se les ama o se les odia. Y obviamente, están sus rivales por excelencia, que acaparan seguidores casi a la par de ellos.
Ahí están los Boston Red Sox, los Pittsburgh Steelers, los New England Patriots o los Boston Celtics para capitalizar los deseos de quienes quieren ver perder a sus enconados contrarios.
Interminable es la lista de héroes deportivos que han pasado por la historia americana, desde los pioneros del béisbol en el siglo XIX o James Connolly, primer campeón olímpico de la historia moderna en 1896, hasta las figuras actuales que ponen en lo más alto del firmamento atlético mundial la bandera de las barras y las estrellas.
Quizás no haya en la actualidad una figura deportiva estadounidense más reconocible en todo el planeta que LeBron James.
Tienen mucho que ver en ello el fenómeno de las redes sociales y el hecho de que el baloncesto es un deporte más universal que el béisbol o el football americano.
Mientras que la mayoría de peloteros o jugadores de la NFL pueden pasar inadvertidos en muchos países fuera de Estados Unidos, LeBron será reconocible donde quiera que vaya y le es prácticamente imposible caminar una cuadra sin que alguien lo identifique y se acerque a pedirle una foto o un autógrafo.
Ni qué decir de Serena Williams, por mérito propio la mejor tenista de la historia.
La menor de las hermanas Williams atesora 23 títulos de grand slam y a sus 37 años sigue siendo una fuerza inagotable en las pistas del mundo, lo mismo en arcilla o césped, que en cancha dura.
Y no puede faltar Tiger Woods, quien transformó el tan exclusivo golf en una disciplina seguida por millones de personas en todo el planeta.
El “Tigre”, no exento de polémicas extradeportivas, ha marcado un antes y un después en el golf, donde impuso un dominio pocas veces visto en cualquier deporte y hoy, a sus 43 años, sigue siendo la figura más seguida y mediática en cuanto torneo participa.
Pero estos son sólo unos pocos. Es demasiado extensa la relación de los hombres y mujeres que hacen cada día a Estados Unidos la mayor potencia deportiva en todo el mundo.
Levantemos pues, la copa, y brindemos por todos ellos en este Día de la Independencia.