LOS ÁNGELES -- Es el único ser humano que se embalsama antes de muerto. Y debe hacerlo cada siete días. El reciclaje de la inmolación como modelo de Vuittón. Los zopilotes deben estar hartos de tantas visitaciones.
Es su propio taxidermista y su propio asesor de imagen. El cuervo es un autodidacta de la supervivencia lustrosa. El árbitro de futbol, también.
De hecho, acude a una cita a ciegas. Se corta el pelo, se acicala, se lava los dientes, se corta las uñas. Se contempla en el espejo. Se aprueba.
Se viste de gala para que lo despedacen las fieras. De etiqueta al paredón. Catrín de su audición fúnebre. Un dandi de pantalones cortos y camisola fluorescente, como de mariposilla en celo.
Nadie se esmera tanto para su propio exterminio. Porque allá en la tribuna, el árbitro –este rumiante de ajusticiamiento semanal--, le esperan miles que lo han sentenciado antes del primer silbatazo.
Apertura 2019 y los patrones no cambian. Errores arbitrales. Como un mono, con un doble espresso y una ametralladora en un elevador.
Y el VAR, que debía ser aliado de los silbantes, termina, a veces siendo el Brutus que los acuchilla. Juez y parte de sus propios crímenes.
Es irrefutable: desde la llegada del VAR, los arbitrajes son más malos y las decisiones del VAR los hacen aún peores. Pretende vivir juntos, pero los dos cavan hacia abajo, buscando el fondo. Suicidio colectivo.
Ciertamente son bien pagados para no equivocarse. De hecho, los árbitros mexicanos son los mejor pagados de América (ojo: de América, no por el América).
Por ejemplo, quienes tienen Gafete de FIFA reciben dos mil dólares semanales, libres de impuestos, más viáticos.
Los asistentes del VAR no la pasan mal. Cobran 800 dólares por partido más allá de si, como asevera Miguel Herrera, técnico del América, “sólo se la pasa tragando tortas”.
Antonio R. Márquez, antes de su participación en el Mundial México 1986, decía a este reportero: “Grábeselo: se necesitan más güevos para ser árbitro que para ser jugador o entrenador”.
Y Márquez puede tener razón en algunos casos, no en todos. Está claro que cuando se generaliza, se yerra.
Ciertamente el trabajo arbitral es complicado. Es una audición para el fracaso, se haga bien o no. El Síndrome del Cohetero: si los fuegos artificiales salen mal, le chiflan; si salen bien, igual le chiflan.
En México no, pero en otros países, sí se realizan estudios y valoraciones del trabajo arbitral, que tampoco sirven necesariamente de referencia para destazar o condecorar (Síndrome del Cohetero) al juez del futbol mexicano.
1.- La Universidad de Durham, Inglaterra, llevó a cabo un estudio y los especialistas Russell Hill y Robert Barton descubrieron que contendientes con el color rojo recibía más fallos favorables que el adversario, según la revista Psychological Science.
Por ejemplo, en Tae Kwon Do, 42 oficiales favorecieron con el 13 por ciento a los que usaban distintivo rojo. Incluso, el video se trucó: a los mismos combates, se cambió el color de la cinta de los competidores, y cambiaron su fallo final, en beneficio del nuevo portador del rojo.
2.- El Journal of Sports, Science and Medicine de Bursa, Turquía, desarrolló entrevistas con cinco árbitros profesionales, con un promedio de experiencia profesional de 21.6 años, con charlas de entre 30 y 40 minutos, y alrededor de 13 temas interrelacionados.
Las confesiones fueron concluyentes. Cada árbitro responde el día del partido, desde aspectos familiares, incidencias del viaje, la personalidad de los jugadores, la tribuna, los detalles públicos previos al juego, su lugar de origen, su propia personalidad, y hasta la relación con sus jueces de línea.
Como detalle especial, el estudio señala que bastaba que los silbantes mostraran mayor personalidad e ímpetu, en las decisiones que tomaban, para de esa manera someter y casi convencer al futbolista.
3.- En un estudio de las doctoras Melissa Anderson y Sandy Wolfson para School nos Sport. Performing Arts and Leisure, ratificaron el impacto del ruido en los estadios en las decisiones arbitrales, aunque algunos aseguraron tener “estrategias para contrarrestarlo”.
El estudio se realizó con 11 árbitros de la Primer League de Inglaterra para al institución ubicada en Wolverhampton.
4.- Coincidiendo con el anterior estudio, en la Liga Premier, para el Journal of Sports and Science, se realizó una investigación a través de 857 juegos de futbol a lo largo de seis temporadas, desde el año 1996 a 2002.
Después de charlas, sondeos y referencias, hubo una conclusión similar: el árbitro aceptaba determinar sus decisiones ante una multitud en la tribuna, ya fuera para apaciguar los ánimos o simplemente por el deseo de complacer a una mayoría.
Con estas referencias, puede imaginarse Usted el entorno de su árbitro menos favorito cuando comparece ante su equipo favorito en la desfavorecida Liga MX. No hay manera de salvarlo. Está propenso al error.
Arturo Brizio Carter, jefe de los árbitros, ha asegurado que a los silbantes mexicanos se les apoya psicológicamente para enfrentar los escenarios. Parece insuficiente y sin duda ayudaría un estudio similar o más profundo a los trabajos que hemos reseñado.
Se calcula que hay más de dos mil estudios sobre el arbitraje a nivel mundial, y seguramente México es uno de los países sin este tipo de investigaciones.
Cerremos con una frase de Eduardo Galeano en “El futbol a sol y sombra”: “Durante más de un siglo, el árbitro vistió de luto. ¿Por quién? Por él mismo”.
Y el VAR, también…