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Tuvimos la culpa de la derrota

Hola:

La verdad es que el pasado fin de semana no nos fue nada bien; fuimos a Cusco a jugar contra Cienciano y sinceramente, otra vez perdimos por tontos.

Juan (Reynoso) recalcó que el tema de la altura ya es algo más mental que otra cosa, pero a
mi juicio, creo que sí afecta, porque duele la cabeza cuando estás por aterrizar, y cuando ya
estás instalado en el hotel, te duele aún más, aunque ya calentando se te quita.

La verdad es que la ciudad del Cusco es como un mito acá. Yo otra vez entré de cambio,
faltando unos 23 minutos para terminar el juego y claro que yo no voy a decirle a Juan
cuándo voy a empezar a iniciar los partidos, pero la verdad es que futbolísticamente me
siento muy bien.

Ando bien con la pelota, retengo, aguanto patadas y trato de darle salida al equipo, aunque
lo que no tengo son balones a modo.

Juan, la semana pasada nos dijo que había que tener más malicia; el equipo es joven, pero
hay que ser exigentes con nosotros mismos. Yo de pronto me desespero un poco y quisiera
estar adentro.

Cienciano nos ganó porque a veces somos muy fríos y cuando me tocó entrar, intenté
contagiar a mis compañeros con el esfuerzo; "metí" y corrí mucho.

El domingo nos ganó el tema de la altura y aunque yo jugué sólo 23 minutos, corrí, apreté, pero no fue suficiente.

A los pocos segundos que entré al partido, un central del Cienciano me soltó un "patadón" que si me agarra bien
plantado, me rompe la pierna, pero afortunadamente no pasó a mayores.

Ojalá esta semana Juan me ponga, pero si no es así, no haré "bronca", porque a Juan le
tengo mucho cariño, ya que él me defendió y ayudó muchas veces estando en Cruz Azul, y
si de compañero nunca le falté al respeto, menos voy a hacerlo ahora.

Entonces, mejor sigo trabajando y esperando paciente; no quiero ponerme como Jaime
Duende.

La mañana del lunes, Juan nos dejó salir y me fui a unas fortalezas incas muy bonitas, también conocí el Templo del Amor del Sol y la Luna. Lo mejor es que me fui a caballo y no saben cuán adolorido estoy, pero valió la pena.

No pude ir a Machu Picchu, porque esa era la idea, pero como jugamos el partido de la
fecha tres que está pendiente, nos tuvimos que regresar. Está muy bonito, pero allá arriba
no hay taxis, así que quedé con el que me llevó que me recogiera a una hora determinada,
pero tuve que correr como un kilómetro para llegar a una zona que se llama el Cristo
Blanco.

Les digo que quiero seguir luchando, no me voy a rendir y voy a esperar a que Dios me dé
mi tiempo para que me revalide. Para eso debo tener paciencia, para no equivocarme con la
gente que aprecio y que me aprecia.

Les mando un saludo y un beso grande.
Hasta pronto.