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Cruz Azul y la maldita maldición de los malditos

LOS ÁNGELES -- Veintidós años, 16 cambios de entrenadores y ningún título de Liga.

Cruz Azul y sus cruces rojas en sus saldos deportivos busca hoy un nuevo hacedor de milagros. Además, arrastra la maldita maldición de los malditos: ninguno de los técnicos que lo ha dirigido en esta doble oncena trágica ha sido campeón de liga en México.

Luis Fernando Tena, quien le dio el (¿)último(?) título, fue campeón olímpico en Londres 2012. Otros han ganado títulos de Copa, de Concachampions, pero no de la Liga MX y en estos 22 años, muchos de ellos llegaron a La Noria precisamente porque habían ofrendado trofeo liguero en otros clubes, pero fracasaron.

La maldita maldición de los malditos. Su afición leal, abnegada, fiel, estoica, masoquista, alarga ese intangible músculo hecho de fibras de paciencia y esperanza. La fe tiene una capilla celeste de 22 altares y en espera en la antesala del escepticismo.

Por primera vez, el director deportivo toma las decisiones deportivas de La Máquina. No los promotores, no la familia ni el nepotismo de los Álvarez Cuevas. No. Esta vez, el báculo está en manos de Ricardo Peláez para bien y para mal. Para su bien y para su mal.

La lista de opciones ha sido manejada con esa ociosidad frenética de los medios por plantarle el pastelazo de la fortuna pedante a alguno de los “candidotes” candidatos.

Peláez elegirá cuidadosamente. Él armó un plantel competitivo a Pedro Caixinha y el portugués no pudo darle armonía de equipo a un séquito de buenos futbolistas.

1.- ANTONIO MOHAMED
Encabeza la lista de apuestas. Peláez lo tuvo en América. En plena Liguilla, en ruta de ser campeón, Mohamed ya sabía que Gustavo Matosas tomaría su puesto, quedara campeón, como ocurrió, o no.

Peláez lo crucificó en público y en los pasadizos del chismorreo. Nada nuevo. Mohamed dejaba tirado el trabajo en Coapa por irse a Argentina o seguir a su selección albiceleste. No le avisaba a nadie, menos a Peláez, claro. Eso y otros detalles con jugadores le habían ornamentado el patíbulo al Turco.

Mohamed ha sido exitoso en México. Xolos y América le agradecen trofeos, aunque Monterrey, con un plantel poderoso, se quedó con la nariz pegada a la ventana de la pastelería.

De cerrarse esta operación, Peláez deberá pedirle el pasaporte al Turco para evitar esas fugas impertinentes, sólo porque su corazoncito albiceleste se alborota por ese sueño de dirigir a Argentina, donde nadie lo toma en cuenta.

2.- RUBÉN OMAR ROMANO
El técnico argentino despierta nostalgias. En La Noria logró armar un equipo de muy grato nivel. Tenía esa aureola del que podía ser campeón. Surgió el lamentable secuestro. En su regreso, Romano no volvió a ser el mismo.

Sigue en alta estima de Billy Álvarez Cuevas y Romano lo ha dicho, busca desesperadamente cerrar una carrera de altibajos con su primer campeonato, pero desear no basta, especialmente en un escenario estrujantemente dramático como la inopia celeste.

3.- ROBERT DANTE SIBOLDI
Alguna vez dirigió a La Máquina. Campeón con Santos, chivo expiatorio en Veracruz, salió mal recomendado por el entorno jarocho y le ayudan menos las versiones cruzadas entre lo que provocó su salida de Santos. Peláez parece creer en las palabras de Alejandro Irarragorri.

Aunque los bonos de Siboldi han bajado, Peláez parece que nunca lo tuvo en esta lista que, insisto, ha sido cocinada al fuego lento de los rumores y hasta las sugerencias de promotores amigados con medios.

4.- CHEPO DE LA TORRE
Al entrenador tapatío le seduce más Toluca. No descarta Cruz Azul, pero después de conseguir títulos con los Diablos Rojos manteniendo buena química con los propietarios, sólo espera que ese bastón de buena suerte que aún sostiene a Ricardo LaVolpe caiga para así llegar al Nemesio Díez.

En todos estos casos, como otros nombres con los que se hacen malabarismos mediáticos, Peláez deberá ser cauteloso.

No sólo deberá saber mediar y medir al técnico y sus promesas sino lidiar con el riesgo de los promotores allegados a sus candidatos. Por ejemplo, detrás de Mohamed está Christian Bragarnik, quien tiene una cartera de más de un centenar de futbolistas y técnicos para arrimar a los clubes que le conviene. Su cacicazgo lo ha comprobado él mismo. Se identifica públicamente como empleado de Xolos y presume ser el zar de las agencias de colocaciones más poderosas en México, Colombia y, por supuesto, Argentina, donde su nombre ha aparecido más en páginas de nota roja que de información deportiva.

Por eso debe ser prudente Peláez, para que no termine como tantos otros entrenadores y directores deportivos: cargando la maldita maldición de los malditos.