BOSTON -- Diez meses después de llenar de orgullo a la gran comunidad deportiva de Nueva Inglaterra, Dave Dombrowski fue despedido, quizás extemporáneamente, como el jefe de operaciones de béisbol de los Boston Red Sox.
Dombrowski, un ejecutivo de cuatro décadas en las Grandes Ligas y uno de los pocos que ha ganado anillos con clubes tanto de la Liga Americana como de la Liga Nacional, fue separado de los patirrojos minutos después de la derrota del domingo en la noche contra los New York Yankees, y anunciado oficialmente, el lunes, en un escueto mensaje, cuyo primer párrafo resumió el proceso de divorcio:
"Los Medias Rojas de Boston anunciaron hoy que se separaron del presidente de operaciones de béisbol Dave Dombrowski", dijo el club.
No hubo fanfarria ni ceremonia. Ni aún una sencilla conferencia de prensa donde el respetado ejecutivo tuviera la oportunidad de expresar sus sentimientos o sus jefes de esbozar en detalles, las razones que impulsaron la toma de decisión ahora y no después que terminara la temporada.
Boston comienza la semana con marca de 76-67, a una derrota de ser eliminado oficialmente de la carrera por la División Este de la Liga Americana y a ocho partidos de la segunda plaza comodín. En ruta al noveno cetro de su historia, la tropa que dirige el puertorriqueño Alex Cora ganó 108 encuentros de serie regular y luego tuvo 11-3 en la postemporada el año pasado.
Pero no hay agradecimiento en el deporte profesional. Justifica el salario o eres hombre muerto.
Boston le pagó a Dombrowski por hacer un trabajo cada año desde el 2015-- y le seguirá pagando en el 2020, cuando terminará su contrato vigente, pero tres títulos divisionales consecutivos y el trofeo del comisionado no fueron suficientes para evitar la salida, que mejor manejada, pudo ser más honrosa.
"Hace cuatro años, nos enfrentamos con una decisión crítica sobre la dirección de la franquicia", dijo John Henry, el propietario mayoritario de la franquicia.
"Fuimos extraordinariamente afortunados de poder traer a Dave para dirigir las operaciones de béisbol. Con un Campeonato de la Serie Mundial y tres títulos consecutivos de la Liga Americana Este, ha consolidado lo que ya era una carrera en el Salón de la Fama", agregó Henry.
Vamos a estar claros. Dombrowski no es exactamente una víctima en esta historia.
El veterano ejecutivo comenzó a cavar su propia tumba con sus declaraciones que intentaron explicar por qué no fue más agresivo en la fecha límite de cambios para tratar de reforzar el maltrecho cuerpo de lanzadores de los Medias Rojas, que en ese momento aún tenían grandes esperanzas de alcanzar los playoffs para tratar de defender su cetro.
El cuerpo de relevistas, que tenía efectividad de 4.53 en la temporada y 5.18 en julio, era en ese momento la mayor preocupación, aunque siendo justos, los abridores no lo han hecho mucho mejor después de más de cinco meses de temporada.
"Creo que si estuviéramos más cerca del primer lugar, habría sido más abierto a otras cosas", dijo Dombrowski acerca de la exasperante tranquilidad que mostraron los Medias Rojas en el mercado del 31 de julio, cuando era evidente que necesitaban mucho más que el derecho Andrew Cashner, adquirido desde los Baltimore Orioles, para mejorar sus pretensiones de postemporada.
"Estamos luchando por un lugar. Esperemos ganar la división. Pero, de manera realista, estamos jugando para un puesto comodín. Así que estás jugando para un comodín de un juego. Y lo veo un poco diferente en cuanto a lo que estás dispuesto a hacer y el riesgo que está dispuesto a asumir", agregó.
Básicamente, Dombrowski le informó a la ardiente fanaticada de una de las franquicias deportivas más importantes del mundo y, no menos importante, el actual campeón de su liga, que apostar caro por refuerzos sería lógico si estuvieran tratando de la ganar la división, pero que no valía la pena por un puesto como 'wild card'.
Completamente inaceptable.
Dombrowski dijo eso cuando Boston estaba a nueve juegos del primer lugar, pero a menos de dos encuentros de los dos puestos comodines. Desde que el puesto comodín fue creado en 1995, seis equipos han clasificado por esa vía para eventualmente ganar la Serie Mundial, incluyendo a los Medias Rojas del 2004, que terminaron una sequía de 86 años de espera por un título.
Pero incluso alguien que había sentenciado su futuro cercano merecía una salida más digna, quizás un divorcio amistoso después del último encuentro de la serie regular, abierto al público y la prensa.