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El regreso del Rey David

BUENOS AIRES -- Se habló y se hablará mucho de lo que hizo David Nalbandian en las últimas tres semanas. Aunque es difícil establecer paralelos con deportes colectivos por estructuras de calendario y competencias, lo suyo fue como haber ganado dos Mundiales de fútbol repitiendo claras victorias sobre Brasil (Federer) e Italia (Nadal, aunque no tenga que ver con su lugar de nacimiento), y superando en el trayecto a España, Francia y Alemania. ¿Se imaginan la repercusión si el equipo de Basile consiguiera algo parecido...?

Pero abandonemos la fantasía y volvamos a las conquistas del cordobés. No hace falta consultar a un especialista, alcanza con ser un mediano observador, para darse cuenta de la mejoría física, resumida en una figura más afinada. Una prueba contundente la dio en el tercer set contra el gladiador Ferrer, en el undécimo partido de altísima exigencia en 19 días.

Por supuesto que al sostén atlético, vital en la elite para expresarse a pleno técnica y mentalmente, corresponderá adosarle la confianza que fue ganando desde la segunda rueda de Madrid. Es imposible obviar lo que significó una plataforma de despegue, al sobrevivir, frente al temible Berdych, a un tanteador adverso de 6-4 4-0.

En el click que se produjo en su juego influyó su conocida capacidad para leer cada nota del pentagrama como casi ningun colega puede hacerlo, y, también, un renovado espíritu de grupo, con buena química con el cuerpo técnico encabezado por Martín Jaite. Al menos eso fue lo que reflejó cada festejo apuntando a su box y la imagen final de un jugador ansioso por escalar a los palcos y abrazarse con aquellos que colaboraron en este camino que empezó a unir enorme jerarquía con alzamiento de trofeos.

Esta vez, seguramente, no se escucharán reproches respecto de los ratos de dispersión de David. Antes de esta gira estuvo cerca del Rally (tanto que debutó como piloto en una carrera oficial) y habrá jugado golf. Y habrá cumplido con lo que le gusta hacer habitualmente. Por eso vincular la ocasional falta de resultados con actividades ociosas es practicar reduccionismo.

Y este pensamiento no surje a partir del aire triunfalista por un par de torneos magistrales. ¿Cuantas personas viven 100% pendientes de su profesión? No resultaría sano ni productivo. Saber desenchufarse es tan importante como saber conectarse. En todo caso, cuando no se dan las cosas, no tiene exclusiva relación con los hobbies, sino con no potenciar los momentos dedicados al trabajo.

Si bien intentamos una analogía futbolera en el comienzo, sobran estadísticas para dimensionar lo hecho por Nalbandián. Hasta este cierre de temporada, solo existían tres ganadores de Grand Slams y Masters Series, dentro de un circuito revitalizado por Djokovic, con injerencia de Nadal y bajo sometimiento de Federer.

Si marginamos al español de la comparación, el suizo ganó 58 de los últimos 59 partidos contra los integrantes del anterior listado de top ten (en el actual aparecieron Gasquet y el argentino). Y si sacábamos al serbio y agregábamos al undécimo de dicho ranking, sin contar Copa Davis o Juegos Olímpicos, desde Canadá 2003, el número 1 estaba... ¡¡¡59 a 0!!!

La ATP deberá agradecer, en beneficio de aumentar la incertidumbre y generar expectativas, el regreso del jugador de Unquillo a este primerísimo plano. Por calidad y estilo era necesario para un deporte que corría peligro de ser monopólico con un par de invitados.