Las autoridades futbolísticas en México han hecho poco o nada para prevenir la violencia en los estadios. Lo que ocurrió en San Luis el domingo es una clara evidencia del menosprecio que tanto la Liga MNX como la FMF han tenido hacia temas de seguridad. La mayor parte de los clubes siguen apoyando o viendo con indiferencia a pequeños grupos de “aficionados”, por no llamarles “bandoleros”, que van a los escenarios a cualquier cosa menos a ver el futbol o a impulsar pasionalmente a su equipo... El futbol mexicano se ha convertido en un futbol inseguro...
SAN DIEGO, California.- No entiendo cómo México pretende realizar el Mundial del 2026 si no puede controlar a un reducido grupo de bandoleros, ebrios y drogadictos en un pequeño estadio de futbol en San Luis Potosí. La realidad es esta: la violencia se ha recrudecido en el futbol mexicano al ritmo en que también se ha agudizado en las calles, pero las autoridades del futbol en México han hecho poco o nada para combatirla.
Los estadios del futbol mexicano, la mayor parte de ellos, se han transformado en escenarios pocos propicios para la convivencia familiar. Los clubes han permitido que las llamadas “barras bravas”, los mismos que cometieron los actos de fechoría el domingo en SLP, se adueñen de las tribunas, imponiendo su ley y su miedo.
Enrique Bonilla, presidente de la Liga MX, salió el lunes “apagar el fuego” en los medios de comunicación. La realidad es que el tema de “la violencia” se ha recrudecido en el futbol mexicano y las autoridades, incluyéndole a él, han hecho poco para combatirlo. La primera pregunta tendría que ser: ¿Por qué no se han erradicado de forma permanente a esos “grupos” de jóvenes que van a los estadios a cualquier cosa menos a ver un partido de futbol? ¿Quién los protege? ¿Para qué sirven? ¿Qué funciones tienen en los clubes?
Ha faltado, ciertamente, una estrategia completa de seguridad en los estadios. El futbol no puede ampararse en el crecimiento de violencia que ha ocurrido en la sociedad y en el país. El futbol es una industria rica y poderosa y no puede dejar toda la responsabilidad en el “papa gobierno”. No todos los estadios cuentan con el mismo nivel e inversión en temas prevención y de seguridad. Falta una organización que permita identificar a los verdaderos aficionados y no permitir que aquellos que van a buscar al futbol como un desfogue y una oportunidad para delinquir y agredir. Hay que hacerlo, hay que invertir en ello. El rubro de la seguridad es fundamental en un espectáculo deportivo profesional. La seguridad no puede ser menospreciada como lo ha hecho la Liga MX y la FMF. La seguridad debe estar al tope de las prioridades.
El señor Bonilla habla de una reingeniería absoluta en la forma de administrar el futbol, tanto en clubes como en Liga y supongo que también en la Federación. Y esta bien. Hace tiempo que requerimos de esa transformación, pero, señor Bonilla, el día en que se preocupen ustedes más por el futbol que por el negocio, comenzará la verdadera “reingeniería” del futbol mexicano.