Derek Jeter encabeza el grupo que en el 2020 aparecerá por primera vez en la boleta de las votaciones de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA) para el Salón de la Fama de Cooperstown.
En el caso de Jeter, la pregunta no es si va a entrar o no en su primer año de elegibilidad, sino si lo hará de manera unánime, como lo consiguió el año anterior el panameño Mariano Rivera, su compañero de dos décadas en los New York Yankees.
Ya Mariano rompió el hielo en lo que a unanimidad se refiere y nadie en su sano juicio dejaría de marcar el nombre del legendario número 2 de los Yankees.
Pero así mismo pensábamos, por ejemplo, de Ken Griffey Jr. Sin embargo, hubo quien no votó por él. O Babe Ruth, la encarnación suprema del béisbol. O Ted Williams, “el bateador más grande que jamás existió”.
Entonces, el Capitán intentará ser el segundo unánime y posiblemente el único que entre en el grupo de debutantes del 2020.
El venezolano Bobby Abreu, el dominicano Alfonso Soriano, Josh Beckett, Paul Konerko, Jason Giambi y Cliff Lee son los más renombrados que acompañan a Jeter en el primer año, pero ninguno de ellos parece reunir los argumentos suficientes para la inmortalidad.
Entonces, en mi boleta virtual, en lo que espero cumplir los diez años de membresía en la BBWAA para poder votar oficialmente, incluiría, además de Derek Jeter, a Barry Bonds, Roger Clemens, Sammy Sosa y Curt Schilling, los cuatro en su octavo año, así como al venezolano Omar Vizquel, en su tercero, a Gary Sheffield, en el sexto.
Completaría mis diez selecciones con el canadiense Larry Walker, quien tiene ahora su última oportunidad, además de Andy Pettitte y Todd Helton.
Me inclino a votar por casi todos aquellos sobre los cuales pesa una sombra de sospecha de haber usado esteroides para mejorar su rendimiento.
No fueron los únicos que apelaron a esas sustancias, en una época en que las cosas estaban sin control, pero no todos fueron capaces de poner esos números extraordinarios.
El talento estuvo ahí y si no hay coordinación ojos-brazos, que no la da ninguna medicina, no habrá resultados.
Y siempre que sale el tema pongo el mismo ejemplo sobre cuánto puede o no influir el consumo de esteroides en alguien con o sin la capacidad natural de jugar béisbol: los hermanos Canseco.
José y Ozzie son gemelos idénticos, dos gotas de agua, que usaron los mismos fármacos y métodos similares de entrenamiento.
José Canseco fue en su momento la estrella más rutilante del firmamento de las Grandes Ligas, mientras que Ozzie fue más que mediocre, que de no ser hermano de quien fue, nadie se acordara de su paso fugaz por el béisbol.
Por el único que jamás votaría sería por Manny Ramírez, un reincidente en el consumo de sustancias cuando ya estaban prohibidas por las Grandes Ligas. Incurrir en una falta una vez es humano, pero dos es llevar la estupidez o el descaro al extremo.