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El grito temido no evitó noche de alaridos: Morelia 3-3 León

LOS ÁNGELES -- León y Morelia quisieron vestir de fiesta la cancha y la Liguilla. La estulticia de la muchedumbre en la tribuna michoacana y de la incapacidad del árbitro José Alfredo Peñaloza casi terminan arruinándola.

Morelia 3-3 León, en el Juego de Ida. Partido interrumpido. El grito prohibido nació, creció y se reprodujo en el graderío cuando Monarcas perdía 2-3. El protocolo establecido se siguió hasta el límite, con una prórroga de 12 minutos.

Afortunadamente, comprometidos, Esmeraldas y Monarcas mantuvieron, antes y después, la algidez de la disputa, ofrendando un partido que no magullaron las expulsiones ni los errores de criterio arbitral, perdonando una roja más y un penalti a cada equipo.

El 3-3 es apenas fiel a lo que ocurrió en la cancha. El marcador merecía, debía, incluso, hincharse aún más ante la generosidad de futbol de ambos equipos.

León pagó elevada la factura por la ausencia de Andrés Mosquera. El zaguero colombiano, pieza clave en defensa y ataque, provocando confusión en la marca y los relevos, obligando a desarticular la marca en el fondo.

Con el 3-3, el veredicto sigue abierto. León deberá hacer valer su condición de local ante un Morelia que ratificó su resurrección tras la llegada de Pablo Guede al mando, especialmente recuperando el compromiso individual.

El encuentro se trastocó rápidamente. Tras marcar desde el manchón con una sobriedad absoluta, J. J. Macías debió abandonar la cancha acribillado por faltas, pero el 1-1, surge de un balazo majestuoso de Edison Flores.

Curiosamente, cuando Morelia perdía a Gabriel Achilier por una roja rebuscada, el León se mostró tolerante, compasivo, conformista porque a pesar de la ventaja numérica se relajó, especialmente cuando al minuto 18, había conseguido el 1-2 con disparo de Ángel Mena.

Entendiendo que un marcador adverso era ir a León con un balazo en un pie, Monarcas se decidió al todo o nada, y con el mismo Edison Flores, en un boquete de marca entre zagueros y contenciones, apareció de nuevo Flores para marcar el 2-2.

Para entonces, a pesar de esa parsimonia del León ante la ventaja numérica, el encuentro mantenía vívida la intensidad y el buen manejo del balón, porque en la reacción del visitante, empujó a Monarcas a su trinchera, y Navarrito, a pase de Ramos, hace el 2-3.

Pero, entre la comodidad del León de especular con el resultado y la expulsión de Yairo Moreno, Morelia aún resollaba mientras su rival no lo desollaba.

Vino después el grito que espanta a FIFA y a la FMF. La reincidencia convocó al protocolo de advertencia y llevó al parón del juego. El regreso se dio con una indemnización de 12 minutos.

Ahí apareció a firmar el empate el más voluntarioso del Morelia. El Quick Mendoza remata un servicio de Efraín Velarde al minuto 103, y con el 3-3, Monarcas respira y suspira.

No hay sentencia en esta llave. El 3-3 tolera todas las combinaciones posibles, especialmente bajo la mecánica drástica de los métodos de definición, pasando de los goles de visitante a la posición en la tabla, aunque un gol de diferencia, sería el veredicto directo sin la burocracia del reglamento.