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No sueñen con que le quiten a Houston su corona

Cada vez son más las voces que se alzan para pedirle al comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, que le retire a los Houston Astros el título de la Serie Mundial del 2017.

Eso no va a pasar. Olvídense. Quizás en un futuro, la corona de los Astros podría ser acompañada de un asterisco en los libros de récords, como recordatorio de la trampa en que incurrieron a lo largo de esa postemporada, en la que usaron una cámara para robarle las señas a los rivales.

Pero hasta ahí irán las cosas. Ya MLB anunció la suspensión por un año para el gerente general Jeff Luhnow y el manager A.J. Hinch, quienes acto seguido fueron despedidos por el dueño del equipo, Jim Crane.

Adicionalmente, se les impuso una multa de cinco millones de dólares y la franquicia perdió sus selecciones de primera y segunda ronda en los reclutamientos del 2020 y 2021.

El fenómeno tuvo cola y llegó hasta los Boston Red Sox, que un día después anunciaron el fin de la relación laboral (por mutuo acuerdo) con el manager puertorriqueño Alex Cora, quien era coach de banca de Hinch en el controvertido 2017.

Fue una manera delicada de llamar a un despido, con el que Boston se anticipó a las sanciones que le venían encima a Cora y que prometían ser más duras que las recibidas por el manager y el gerente general de Houston.

Pero despojar a los Astros de su título es algo que no tiene precedentes en el deporte profesional de Estados Unidos.

Aunque sí ha ocurrido diez veces en diferentes deportes a nivel colegial, tampoco haría justicia en el sentido más estricto de la palabra.

Sí, hicieron trampa, pero más allá de ello, nadie puede asegurar que Los Angeles Dodgers hubieran ganado el Clásico de Octubre.

No con Dave Roberts al timón. La Serie no sólo la ganó Houston, sino que la perdió Roberts con la cadena de decisiones disparatadas que cometió.

La mejor prueba de ello es que los Astros lograron sólo dos de sus cuatro victorias en su casa del Minute Maid Park, donde tenían instalado todo el entramado tecnológico para sus trampas, pero las otras dos fueron en Dodger Stadium, donde Roberts les entregó el título en bandeja de plata.

Las Grandes Ligas castigan, pero no cambian hechos. Lo que pasó, pasó.

Ryan Braun fue el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en el 2011 con los Milwaukee Brewers y dos semanas después de anunciarse el premio, se supo que había dado positivo en un control antidopaje.

Muchos pidieron que le quitaran el MVP y se lo dieran a Matt Kemp, de los Dodgers, pero las cosas se quedaron tal cual.

Nadie duda de que Barry Bonds haya usado sustancias para mejorar su rendimiento, pero sus 73 jonrones en el 2001 y 762 a lo largo de su carrera están ahí y a nadie se le ha ocurrido borrar sus récords.

Peor aún, Alex Rodríguez se comportó de la manera más baja y deleznable posible -- por llevarlo suave -- a lo largo del escándalo de la clínica Biogénesis de Coral Gables y fue suspendido por una temporada completa, la mayor sanción recibida por un pelotero jamás, pero sus estadísticas siguen en pie.

En el caso de los Astros, aparte de las sanciones y castigos que ya se impusieron, con un asterisco basta.