Es innegable que se avecina una crisis de dimensiones dantescas en la mayor parte de las industrias. El futbol empieza a mostrar los estragos que dejará este trance. Clubes como el Barcelona y el Atlético de Madrid se han apegado a una moción gubernamental en España para poder renegociar los contratos de sus futbolistas. Otros, como el Ajax holandés, ha visto cómo sus acciones se han desplomado. En México, la Liga BBVA Mx y la FMF se han, prácticamente, ‘lavado las manos’ en el tema y han dejado la responsabilidad en los clubes. Un futbolista, Antonio Briseño, dijo en la semana que él no estaba dispuesto a que le tocaran su salario. La realidad es innegable e impostergable. Se vienen tiempos complejos en materia económica. ¿Cómo los solventara la, aparentemente, poderosa industria del futbol mundial?
SAN DIEGO, California -- Estamos por entender que no se tratará de una opción y que, en cualquier momento, puede convertirse en una necesidad, en una imposición o en un esfuerzo común del futbolista y de todos aquellos que están involucrados en la industria para tratar de que el balón siga rodando por el rumbo correcto.
El mundo afronta una crisis y el futbol, como negocio, como industria, tendrá retos muy importantes para cuando llegue el hoy añorado momento del silbatazo que reinicie las actividades. Me quedo con la declaración del veterano portero y capitán del Bayern Munich y la selección alemana, Mauel Neuer: “Los futbolistas somos un grupo profesional especialmente privilegiado, por lo que es evidente que debemos aceptar un recorte salarial cuando es necesario”.
El Barcelona ha pedido lo que en España se denomina un ERTE, una autorización del gobierno para que la empresa --en este caso el club de futbol-- pueda negociar o suspender un contrato de trabajo con el empleado. Se espera que Messi y sus compañeros acepten reducciones en hasta un 70 por ciento en sus salarios. Lo mismo han anunciado el Atlético de Madrid y el Espanyol. Los equipos que cotizan en la bolsa, entre ellos el Ajax holandés, se han desvalorizado. Hay una inmensa preocupación en la FIFA sobre la forma en la cual será el impacto económico en las diversas ligas mientras se solventa esta crisis.
En México, Antonio Briseño, ‘El Pollo’, el impetuoso defensa de las Chivas, ha hecho lo que cualquier trabajador haría: defender su salario. Yo, esperaba un poco más…
Entiendo la reacción inmediata del jugador de las Chivas y reconozco en Briseño a uno de esos pocos jugadores pensantes que ha luchado para forjarse una carrera basado más en el ímpetu y en la personalidad, que en sus cualidades futbolísticas. Tiene todo el mérito de una gran trayectoria. Por un lado, él está haciendo lo que se espera de una persona, esposo, padre de familia responsable: defender su paga. Y por el otro, quizá, ya es tiempo de esperar una reacción más acorde a lo que significa la profesión de un futbolista.
En México, como en varios países de Latinoamérica, el remedio sugerido u ofertado por las autoridades contra el virus --el confinamiento, la cuarentena-- no resulta una elección saludable para la mayor parte de una población que vive al día y que si no sale a la calle, a la oficina, al trabajo diario no tendrá mañana el sustento para su familia. Esa es la parte de nuestra sociedad --la más grande-- que se verá notoriamente afectada por esta situación. Los futbolistas son seres privilegiados. Primero, porqué hacen lo que les gusta --jugar, divertirse-- y les pagan bien, muy bien en algunos casos, por hacerlo. Algunos de ellos, los más beneficiados económicamente, podrían ya haber levantado y ofrecer a su club, a su compañía, que aceptarían colaborar en esta crisis. Nadie lo ha hecho o yo no me he enterado de alguna situación como esa. ¿Por qué ocurre en Alemania, en Inglaterra o en Italia y no en México cuando los salarios del futbol mexicano están cotizados entre los mejores del mundo? En parte, el futbolista mexicano me ha vuelto a decepcionar. Sé muy bien que algunos de ustedes dirán: ¿Por qué no lo haces tú? Para empezar, nosotros no llegamos a las cifras que plantean los sueldos de un futbolista en México y para terminar, les diré de que en el momento en que la empresa para la que trabajo me plantee una situación extraordinaria, la escucharé y acataré con gusto entendiendo que, en los ‘tiempos malos’, hay que apretarse el cinturón.
El futbol está --lo advirtió temprano esta semana el presidente de FIFA, Gianni Infantino-- ante una crisis de dimensiones históricas, como lo estarán gran parte de las industrias el día en que salgamos de esta precaria situación. Habrá que estar listos y tendremos que estar listos todos aquellos que ‘comemos’ de la industria.
Briseño hace lo que cualquier trabajador haría: defender su salario. Yo esperaba, quizá, que hiciera un poco más. Que defendiera su identidad e integridad como un futbolista responsable y consciente del mundo en el que vivimos hoy. Tal y como lo hizo el capitán del Bayern Munich, Manuel Neuer.