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A Orlegi y Pachuca los viste el mismo sastre

LOS ÁNGELES -- Ambos se acusan entre sí de reptar con fines abyectos en la oscuridad. Grupo Orlegi a Grupo Pachuca y Grupo Pachuca a Grupo Orlegi.

Uno (Orlegi) actúa, supuestamente, en las penumbras de los poderosos. El otro, (Pachuca), actúa supuestamente, en las penumbras de la subversión.

Parafraseando a Juan Gabriel: “se parecen tanto entre sí, que no pueden engañarnos”. Siameses con el cordón umbilical de la ambición.

Porque detrás de cada grupo hay un santo patrono, un patriarca: Jesús Martínez en el Grupo Pachuca, y Alejandro Irarragorri en el Grupo Orlegi.

Martínez alimenta a la artillería de su ejército guiñol en algunos medios de comunicación, con información privilegiada. Rompe, según su antagonista, un pacto de honor.

Irarragorri, desde el atrio del Castillo de la Pureza (FMF, por si le quedan dudas), con la unción del señor feudal (Azcárraga Jean, por si sigue con dudas) arremete con un comunicado que su grupo de especialistas urdió para purificar el asesinato, casi como eutanasia, de la Liga de Ascenso.

Jesús Martínez lamenta --u ostenta, como acaudalado afligido--, que ha perdido 300 millones de pesos con Mineros de Zacatecas, e invoca al Chapulín Colorado con pucheros de Doña Florinda: “¡Oh! ¿Y ahora quién podrá defenderme?”.

Irarragorri, en un pulcro comunicado de cuatro páginas, casi tontea a su émulo por no prever la desgracia que se venía encima, pero enseguida se burla de él, porque “no contaba con su astucia” y llega para salvarlo con su vacuna contra el virus que aniquila al Ascenso.

Martínez, titiritero maestro, cuchichea a su clan guiñol mediático los acuerdos, secretos, decisiones, y exclamaciones no públicas, de la Yunta de Dueños (dixit Sven-Goran Eriksson), y enreda el apelativo de su contrincante.

Orlegi acusa públicamente de sedición y traición a Jesús Martínez. Además, lo desafía a un duelo de retóricas. Un debate de egos, pues. Un duelo sin más armas ponzoñosas que la agilidad reptiliana de sus lenguas. ¿Y la más viperina gana?

Ojo, Usted, lector, no se engañe. Esto no es culpa del futbol. Actos, así, son engendros de esa lucha por el poder. La desestabilización ajena es la estabilidad propia.

Insisto: no es culpa del futbol. Ambos personajes viven apasionados por el futbol, y claro por el negocio que hay dentro y fuera del futbol. Ellos lo saben: el poder compra hasta lo que el dinero no puede comprar.

Quienes los conocen íntimamente, aseguran que ninguno de ellos es mala persona, excepto cuando se sienten dueños del futbol.

Sobre ambos destacan actos altruistas, gestos filantrópicos, y hasta algunos de sus subordinados se sienten cómodos, aunque ellos callan cuando se les pregunta sobre los esqueletos que presuntamente tienen amontonados en el armario.

Pero, subrayo: no es el futbol el que los lleva a envilecer su entorno, sino la desesperación por el poder. Por si lo Usted lo olvidó: el poder garantiza dinero, el dinero no garantiza poder.

Y se han ganado enemigos. Cada uno desde su trinchera. Y hasta entre ellos mismos se declararon tácitamente la guerra. Si acaso se saludan de mano, seguro se cuentan los dedos, para saber si están completos.

A Jesús Martínez, le televisaron el #TuzoGate y le advirtieron que ya está en el archivo, actualizado, día con día, el #PanzaVerdeGate sobre el León en el que tiene como testaferro a su hijo.

A Alejandro Irarragorri, el infausto y aciago Fidel Kuri, lo acusó de ser un tipo malandro y capaz de cualquier subterfugio, lo culpó de la desaparición de Veracruz y hasta aceptó haberlo amenazado. “Y tengo pruebas”, alardeó Kuri, que nunca presentó.

A estas alturas, seguramente Usted, perspicaz lector, debe preguntarse muy puntual, --e inocentemente--, “¿cómo si son tan hábiles e inteligentes ambos, no se unen por el bien del futbol mexicano?”. Decía Honorato de Balzac: “Todo poder es una conspiración permanente”.

Habida cuenta que la avidez de poder de ambos rebasa el objetivo mismo, terminan viviendo --lógico--, en las antípodas en este conflicto.

¿Y por qué no surge una autoridad capaz de someterlos a ambos? Porque mientras se despedacen, en lugar de unirse, el verdadero personaje en el poder disfruta de su inmunidad mientras otros se revuelcan en la inmundicia.

Por eso, Usted, lector, no culpe al futbol.

Las manzanas pueden alojar gusanos; los gusanos nunca alojarán manzanas.

P.D: ¿Se llevará a cabo el debate Orlegi- Pachuca? Ojalá. Propongo a Kuri como moderador y que enciendan el ventilador…