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Se terminó el maleficio

VIENA -- Finalmente, después de años y más años de frustración, España fue capaz de vencer al dragón italiano. Y lo mejor de todo, es que lo hizo en una fecha tan simbólica como un 22 de junio, un día en el que Italia los había vencido no una sino dos veces.

Pero esta vez, en el estadio Ernst Happel en Viena, a los italianos se les acabó la magia.

Sin su generador de juego Andrea Pirlo, los italianos no estuvieron ni remotamente cerca del equipo que pueden ser. Salvo por su victoria ante una Francia en declive y envejecida, la Azzurra simplemente no jugó ni un solo partido a gran nivel.

Y no es que ese déficit les haya impedido conseguir grandes cosas en otros tiempos. Quién no recuerda como en 1982, una selección italiana se consagró campeona en España, tras comenzar con tres pálidos empates. Eso, claro, antes de que su defensa masacrara a Diego Maradona y luego anulara al trío de Zico-Falcao-Sócrates que parecía encaminado a darle el título a Brasil.

O, sin ir tan lejos, como hace dos años la Squadra fue campeona del mundo otra vez con un solo partido brillante, aquel ante Alemania en Dortmund en semifinales.

Los equipos italianos nunca enamoran ni hacen soñar, pero su eficiencia siempre impresiona, al menos a un nivel intelectual, ya que no emocional. Pero este equipo ni eso tuvo, y así fue que España se metió en semifinales... ¡aunque con lo justo!

Ya que hablamos de España, digamos que tendrán que jugar mucho mejor el próximo jueves, para así prevalecer por sobre un equipo ruso que viene enrachado. Sí, el mismo equipo al que los españoles aplastaron 4-1 hace menos de dos semanas. Dos semanas que ahora parecen dos años luz y que hacen que el choque de semifinales sea un partido totalmente independiente del primero.

Los rusos están exultantes, confiados y creen que llegarán a la final y, quien dice, que en ella derrotarán a Alemania, el gran candidato por sobre Turquía en el duelo del miércoles.

En otro orden de cosas, debo confesarles que me sentí perdido el lunes y el martes: después de tener fútbol en continuado desde el 7 de junio, ¿qué más hay por hacer?

No queda otra opción que ir a la ópera o a la sinfónica en alguno de los muchos excelentes teatros que tiene Viena. Un gran cambio, como verán.