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¡#FueraPiojo! ¿#FueraPiojo?

LOS ÁNGELES -- #FueraPiojo. Clamor del americanismo. Ocho boquetes recibidos en dos juegos. Dos humillaciones de quienes alguna vez tuvo de hijastros: Cruz Azul y Chivas. Cinco juegos de álgida rivalidad, y en ellos, cero victorias en 2020. #FueraPiojo.

Decía Platón: “Cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos”. Claro, aquí no hay poder de la muchedumbre. Acaso son voces castradas de votos. Pero, seamos claros: a Miguel Herrera no le preocupa su chamba, le flagela su ego.

“Tres años y no se juega a nada”. “Y faltan cuatro años más de no jugar a nada”. “Es la mentira más grande del futbol mexicano”. “Es el único técnico que ha perdido dos finales en nuestro Estadio Azteca”. “Está arrastrando el prestigio del más grande”. “Trabaja más y haz menos comerciales”. Y así. Durante la noche del jueves y la madrugada del viernes en Twitter.

El americanismo supura. Pero, ¿es más por las burlas de los cruzazulinos y los chivas? ¿O en verdad les horada tanto un doble tropezón en un torneo de bisutería? Cierto, la humillación existe: ocho goles en dos juegos, y con los corrosivos pitorreos correspondientes.

Aunque, entiéndase, es también el folklórico humor mexicano. La capacidad de inventarse su propia tragedia para carcajearse de ella, con ella, por ella. Y brindar por ella. El mexicano es así: se agazapa en el tumulto para el desahogo de su propio calvario.

Los ¿justicieros? desfilaron por miles, en ese balcón, demográfica y geográficamente infinito, que son las redes sociales. Twitter es un día el Olimpo y otro día un patíbulo, y ahí se aglomeraron para reclamarle a Emilio Azcárraga Jean la ejecución inmediata de Miguel Herrera.

Es cierto. Muchos de los marchistas cibernéticos, manifestantes tan activos, como lo puede ser el estar despatarrados en la cama o en un sillón, ellos mismos, alguna vez veneraron a Miguel Herrera. Hoy, lo denigran, lo sobajan y quieren ver la rubia melena como trofeo de su ira, en una picota a la entrada de El Nido. La volubilidad es un privilegio de la turba, hoy, más turbada que nunca.

Escribía Walt Whitman: “Sí, me contradigo ¿y qué? Yo soy inmenso y contengo multitudes”.

El populacho, la prole del #ÓdiameMás, tiene la posibilidad y la capacidad de pedir sin que le den, porque de esa manera se siente fortalecido para pedir aún más y que le den aún menos. Porque, además –y eso les duele--, a final de cuentas, el coliseo supremo de su desahogo, el Estadio Azteca, está cerrado. Su psiquiatra está en reparación.

En un escenario tan lúdico, tan poco serio en medio del dramático acto de supervivencia en el que está postrada la humanidad por el coronavirus, la afición americanista ejerce su derecho de que, en tiempos de poco pan, haya mucho circo, y de hecho, sea el mejor circo posible.

¿Juega tan mal el América? ¿Es tan malo Miguel Herrera? ¿En verdad no sabe parar un equipo ni improvisar sobre un partido? ¿Es tan soberbio que se niega a aprender y evolucionar?

Ante Cruz Azul, tuvo un primer tiempo bajo su control, pero, de nuevo, ciertamente a quienes advirtió del Cabecita Rodríguez, no hicieron su chamba en la cancha. El uruguayo zarandeó al Nido con las libertades que le dieron.

Y Chivas lo mató a puro vértigo, a pura dinámica y contundencia. El Guadalajara hizo mejor futbol y defensivamente, América jugó disminuido. Giovani y Roger Martínez hicieron tan poco colectivamente, que hicieron más por el rival a final de cuentas.

Ciertamente, cuando Miguel Herrera decide jugar al kamikaze, a todo o nada, a matar o morir, su equipo queda expuesto. No ha encontrado ni a un nuevo Guido Rodríguez y ni los pocos momentos de consistencia que le dio Mateus Uribe. Se salvan Viñas y Córdova, diría la obviedad. Otros más son obreros y otros más holgazanean. Un ejemplo: si Gio y Roger tuvieran esa rabia de Ibargüen en el tercer gol…

¿Sacudirá a Azcárraga Jean el estruendo de la horda en Twitter? Por supuesto que sí. Especialmente porque es su producto de mayor impacto. Ninguno de sus programas alborota el tianguis de las rabietas como el América. El #FueraPiojo lo solaza, lo llena de gozo.

En el diván desde donde despacha, cada tweet es un empalagoso halago para sus ratings. ¿Echará a Herrera? Le tiene tanta fe que le concesionó su juguete por cuatro años. Claro, ya arrancados los juegos en el palenque del Torneo Guard1anes, reclamará resultados.

De momento, sabe que Chivas y Cruz Azul se encargarán de que el torneo chatarra, Copa por México, le mantenga a tope los ratings. Todos están a su servicio.

Vaya, le aseguro a usted que sin duda, hoy debe inquietarle más a Emilio, el saber que el Guadalajara cedió a los coqueteos de Telemundo en Estados Unidos, antes que a los suyos. Le duele más perder la telenovela de Chivas que el bodrio de la Copa por México.

Sin embargo, la erosión del #FueraPiojo será determinante. Si Azcárraga Jean lo ningunea, hay alguien que debe haber derramado océanos de bilis: Miguel Herrera. Y eso es magnífico para el americanismo.

Las derrotas ante Cruz Azul y Chivas, son la mejor pretemporada posible para el América. Conociendo a Miguel Herrera, esta forma de ser electrocutado en cancha y en Twitter, implica convulsiones de todo tipo. Ese será el premio para la tumultuosa artillería americanista: la mejor versión de su equipo en el Guard1anes.

Y entonces, Miguel Herrera, deberá dar las gracias por el #FueraPiojo que lo sacó de su modorra para sacar a los jugadores de su respectiva modorra.