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El debut del nuevo líder

BRISTOL -- ¿Hay un ganador de los Juegos de Beijing? Una de las competencias más seguidas de cada Juego Olímpico es, curiosamente, una que no vale para nada: el medallero general. El Comité Olímpico Internacional no reconoce como competencia la suma general de medallas obtenidas por cada nación participante. Sin embargo, los registros oficiales del COI guardan las tablas de medallas por país incluso, desde los primeros Juegos modernos en Atenas 1896.

Pero, ¿qué país ganó los Juegos de Beijing? Eso depende desde el lugar donde se vea. Si la tabla se ordena tomando como referencia la cantidad de medallas doradas, como lo hace el COI y como ha sido la costumbre en el ordenamiento de tableros de medalla de cualquier competencia regional, el ganador es China. Si la tabla se ordena tomando en cuenta el total de todas las medallas de oro, plata y bronce, el ganador es Estados Unidos. Pero esta práctica es exclusiva de los medios estadounidenses. ¿Costumbre o una conveniente forma de huir a la realidad?

China consiguió más medallas del metal que más vale y no hay manera de superar esa realidad. China es la nueva potencia mundial del deporte y hay que aceptarlo y acostumbrarse a un nuevo orden aunque cueste. Estaba supuesto a suceder y se dio en los Juegos más excepcionales de todos los tiempos. El país más poblado del mundo ha dado un paso rumbo a convertirse en el más poderoso del planeta. En el deporte, ya llegaron y lo hicieron para quedarse por largo rato.

Es ineludible que los medalleros sirven como referencia, y sin mayor manipulación por tratarse de un registro estadístico, pueden ser interpretados de acuerdo a la conveniencia del cliente. Hay gobernantes que, desde su ignorancia en temas deportivos, justifican inversiones en deporte en función de las medallas, caso que se repite en demasía en nuestro continente. Ser el mejor país del mundo en términos deportivos es una variable que suma en la balanza de poder. Así, el cuadro de medallas tiene valor.

Cuando China regresó al movimiento olímpico desfilando en la ceremonia de apertura de los Juegos de 1984, el Coliseo de Los Angeles entero se puso de pie para ovacionar a los representantes chinos. Se les recibió como una delegación solidaria al mundo occidental, que se alejaba de cualquier apego al bloque soviético al ignorar el boicot impuesto desde el Kremlin de Moscú. En esos Juegos, China consiguió 32 medallas, 15 de oro.

24 años después, los chinos llegaron a 100 medallas, 51 de esas fueron doradas. Números que instalan temor en el establecimiento tradicional del olimpismo. Son el nuevo monstruo del deporte, el país más poderoso en los Juegos Olímpicos. En Beijing cambió la realidad del deporte mundial. En cuatro años, no habrá necesidad de discutir la forma correcta de ordenar un medallero, China solucionará el problema.